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Los nacionalistas católicos ya no se sienten representados por ningún partido catalán

La ausencia de opciones democristianas por la deriva izquierdista de Junts enciende la alarma entre colectivos cristianos

Los nacionalistas católicos ya no se sienten representados por ningún partido catalán

Josep Miró Ardèvol, presidente de e-Cristians. | Facebook

El procés independentista modificó de forma radical el tablero político catalán. Y las formaciones que tradicionalmente se ubicaban en el espacio que en el resto de Europa se califica de democristiano derivaron -al menos en el plano discursivo- hacia posiciones izquierdistas dejando huérfanos a aquellos cristianos con sentimiento nacionalista que abogan por defender «la vida» y otros valores cristianos que no ven que figuren en los programas electorales de ERC, Junts, PDeCAT o incluso del PSC.

La asociación católica e-Cristians, presidida por el exconsejero de Agricultura de la extinta CiU Josep Miró i Ardèvol, ha lanzado un duro comunicado en el que lamenta «esta desdichada ecuación» de las elecciones del 23-J que «hace que los católicos no tengamos a quién votar » pese a representar «la mayoría de la población y que además entre el 15 y 20% frecuenta la iglesia con gran regularidad (más de una vez a la semana, cada semana, una o más ocasiones al mes)».

No encuentran entre los partidos de obediencia catalana los valores cristianos que pregonan. El propio Ardèvol arremetía en redes sociales contra su expartido por no saber transmitir los «valores» en sus juventudes con respecto al aborto. Un hecho que desde estos colectivos consideran que no sucedía cuando Jordi Pujol tenía el timón de la formación. Al mismo tiempo, tampoco se sienten atraídos por el discurso de Vox o PP, pese a que en sus respectivos programas electorales exhiben mayor sensibilidad hacia este colectivo de votantes.

Vox se aleja de la «doctrina social cristiana»

En el caso de la formación de Santiago Abascal, en su comunicado, titulado ‘Tras las elecciones del 23J. ¿Qué nos dicen sus resultados electorales como cristianos?’, critican de forma velada su alejamiento de la «doctrina social cristiana»: «Mientras, quienes defienden algunas cuestiones decisivas relacionadas con la vida y la familia, actúan y defienden otras cuestiones muy diferentes y alejadas del marco de referencia de la doctrina social cristiana, si no opuesta a ella, consiguiendo configurar un complejo político que sirve a una ideología, pero no en la alternativa cristiana. Denuncian unos problemas, pero no son una alternativa a ellos».

En los años álgidos del plan independentista promovido por los sucesivos gobiernos de la Generalitat, e-Cristians también se desmarcó de Trece TV, la cadena de la Conferencia Episcopal Española, al considerar que exhibían un «odio» a todo lo referente al procés. En otro comunicado, avisaban de que «las soluciones que se den en la organización interna de España y la vía que busque Cataluña no puede ser motivo de división y enfrentamiento entre católicos, ni que, amparados en una televisión que se quiere católica, fomenten la crispación y el conflicto».

Si bien es cierto que la llegada del cardenal Juan José Omella al frente de la Conferencia Episcopal ha calmado las aguas. Las relaciones con este colectivo conservador han mejorado junto a la ‘despolitización’ que la cadena ha experimentado en los últimos tiempos. Por esta razón, desde e-Cristians centran ahora sus críticas en los partidos políticos.

«Leyes maléficas» del PSOE y Podemos

Si no comparten los postulados del PP, califican de «leyes maléficas» las aprobadas por el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos -junto al apoyo de los independentistas- en la última legislatura. Y lamentan la poca oposición en el debate público y civil a ellas: «El resultado está a la vista: leyes maléficas no son castigadas por la mayor parte de la opinión; incluso son asumidas como positivas por mucha gente. Algunas de estas leyes que fueron criticadas por la Iglesia y asociaciones afines son la ley de eutanasia, la ley trans o la ley de libertad sexual, conocida como ley del sí es sí.

A su juicio, «la madre de todos los problemas» es «la ausencia de la presencia cristiana organizada en torno a su doctrina social en la vida público-política. En esta línea, interpretan el resultado electoral como una consecuencia de «lo que sucede cuando los cristianos, a pesar de ser una parte muy grande de esta sociedad, están ausentes de la vida pública política».

Con todo, y debido a la «polarización y canisimo» que ven en la vida política española se muestran tan pesimistas en este escenario postelectoral. No se sienten representados por ningún partido y no vislumbran que haya «alternativas» en el corto plazo.

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