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Puigdemont advierte al PSOE: la investidura pasará por Waterloo y Junts acatará su decisión

El partido se abona a la «coherencia» mostrada en campaña contra Sánchez para capitalizar el voto ‘indepe’

Puigdemont advierte al PSOE: la investidura pasará por Waterloo y Junts acatará su decisión

Carles Puigdemont junto a Míriam Nogueras en Bélgica. | Twitter

«Que se olvide Sánchez de poder arrinconar a Puigdemont». Así se expresan dirigentes de Junts per Catalunya ante las informaciones que buscan abrir una grieta en el partido para que, en las negociaciones para formar gobierno, se imponga el llamado sector pragmático. Esta opción, añaden, es más un deseo del PSOE que una realidad inminente. La dirección del partido cierra filas con el líder de Waterloo y aseguran que todas las decisiones que tome la ejecutiva nacional se comunicarán al «presidente legítimo» de Cataluña.

Puigdemont se mantiene como principal activo en este espacio, con un liderazgo y simpatía intacto entre sus fieles que no tiene parangón entre otros liderazgos independentistas. Incluso aquellos dirigentes neoconvergentes más refractarios a la línea de Waterloo, como es el caso de Jaume Giró, saben que todavía no pueden hacerle frente. El exconsejero de Economía retiró su candidatura para el 23-J después de un tuit de Puigdemont dando su apoyo a Míriam Nogueras.

Además, Puigdemont ha sabido combinar su maximalismo («sus principios», dice) con el posibilismo de la política del día a día: en el Ayuntamiento de Barcelona no se opuso a una candidatura de Xavier Trias -que enmendaba su línea- porque era la única vía para que Junts tuviera opciones de ganar en la capital catalana. Una de las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE lo resume así: «Puigdemont también está dispuesto a negociar con el PSOE. Nadie en Junts le hará la cama».

La vehemencia de Puigdemont en campaña

La campaña que ha hecho el ahora eurodiputado de Junts para los comicios del 23 de julio ha sido muy dura contra Pedro Sánchez. El exmandatario catalán aseguró, en una entrevista en el diario Ara que el líder socialista «miente e incumple» y que «no será presidente con los votos de Junts». En la misma línea, en una entrevista en Rac1 del 6 de julio, se desmarcaba de la estrategia de ERC de pactar con PSOE y Sumar para «frenar a la ultraderecha».

Puigdemont ponía a PP y PSOE en el mismo saco en un discurso que, visto con la perspectiva actual, aboca a España a una repetición electoral: «No es un problema de PP, Vox y PSOE, es un problema de España. Yo no quiero negociar con un gobierno español, yo quiero negociar con el Estado. Porque el gobierno, sobre todo si es de izquierdas, no manda. Es el masovero de una finca que tiene un propietario».

Después de esta vehemencia de Puigdemont contra Sánchez en el partido ven poco probable que Junts pueda unir sus votos al resto de fuerzas «progresistas» si no hay una solución para «el conflicto político». Es decir, si no se negocia la situación procesal del grueso del movimiento independentistas («los 4.000 represaliados») y se avanza en el reconocimiento de Cataluña como sujeto político.

Esta situación procesal no puede pasar por indulto -ya que para ellos esta opción es admitir que cometieron un delito- y debe ser el PSOE quien proponga una amnistía o que explore vías para evitar las consecuencias judiciales. A este respecto, Junts también se distancia de ERC porque la línea roja pasa por que Sánchez esté dispuesto a ofrecer algo que sea determinante para resolver el «conflicto político» más allá de «soluciones personales» o de una mesa de diálogo que no ha tenido resultados.

Centrarse en las elecciones catalanas

Las fuentes consultadas tampoco ven que estalle una guerra fratricida en Junts si no hay investidura. Recuerdan que el partido abandonó el gobierno de la Generalitat, que compartían con ERC, pese a las voces internas que presionaban en sentido contrario. Se mantuvo la unidad. La cúpula de Junts ve de vital importancia mantener la «coherencia» frente a ERC para recuperar el voto que este 23-J se ha ido a la abstención. Aunque sea a costa de una repetición electoral.

Todo dependerá de lo que ocurra en las próximas elecciones al Parlamento catalán, previstas para 2025. Si el partido no es capaz de capitalizar su posición maximalista en las urnas, habrá fractura interna y los sectores pragmáticos pedirán volver a la gestión en detrimento del pulso independentista. Pero si logran arrebatarle a ERC la hegemonía en el espacio nacionalista, mantendrán la hoja de ruta actual.

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