Resignación en el PSOE de Andalucía: «No hay ninguna alternativa a Juan Espadas»
Sanchistas y susanistas reconocen que hace falta una renovación, aunque los resultados del 23-J han dado un respiro
¿Qué pasa en el PSOE de Andalucía? Es la pregunta del millón. Después de cuatro décadas festejando, los socialistas andaluces han perdido tres elecciones en apenas 13 meses. La última vez, el pasado 23-J, incluso celebraron la derrota. Pensaban que la caída sería mayor y esos resultados les daban un respiro. Especialmente, a su secretario general, Juan Espadas, diana de las críticas. Le acusan de no tener proyecto ni carisma. Ha conseguido poner de acuerdo a la militancia, dividida desde hace años en sanchistas y susanistas: debe haber una renovación. El problema, reconocen, es que «no hay ninguna alternativa».
«No se trata de valía personal, sino de dar la sensación de que el PSOE se ha renovado. Espadas se identifica con la época de (Manuel) Chaves y (José Antonio) Griñán (expresidentes de la Junta de Andalucía)», admite un importante dirigente socialista. En su opinión, los ciudadanos están esperando a un partido que «ofrezca frescura».
Para eso el secretario general debería dar un paso atrás, cosa que considera poco probable, y confiar el partido a una persona «sin mochilas, con más futuro que pasado». Otro dirigente coincide en el análisis: «Hace falta trasladar a la gente una renovación. El PSOE de Andalucía necesita nuevos liderazgos. Es necesario abrir un ciclo diferente, no de los últimos años, sino de toda una época».
Cambios en el PSOE
«Parece difícil vislumbrar que con Espadas pueda irnos bien. El principal valor del PSOE-A es Pedro Sánchez», afirma un sanchista de los de primera generación. Las urnas avalan su tesis: el 23-J, Sánchez consiguió en Andalucía 575.000 votos más que su lugarteniente en las autonómicas del año pasado. En las generales de hace cuatro años, los socialistas superaron al PP en 10 escaños y esta vez se han quedado cuatro por debajo de su rival.
Mucho peor es la situación en el Parlamento regional, donde tienen 28 escaños menos que los populares. Esos resultados sentenciaron a Espadas. Lo socialistas perdieron 150.000 votos respecto a las regionales anteriores, aún con Susana Díaz como candidata. Fue el peor resultado del PSOE-A en toda su historia. El actual secretario general se excusó en que apenas había tenido tiempo de preparar los comicios. Sus detractores sostienen que comenzó la carrera un año antes, tras ganar las primarias.
El proceso interno fragmentó a la formación. Sánchez, otrora rival de Díaz por liderar el partido, apostó por Espadas, que ganó las primarias con el 55% de los votos. «Nunca se integró a las distintas sensibilidades del partido», indica un socialista histórico de Andalucía. Y de aquellos polvos, estos lodos. El distanciamiento se visualizó en el Comité Director del 14 de julio del año pasado. La mayoría de intervenciones resultaron un auténtico dolor de muelas para Espadas.
«La división no tiene vuelta atrás», sostiene una antigua diputada regional. En su opinión, Espadas es de las figuras que restan votos a Sánchez, por eso en la pasada campaña electoral no se hizo ninguna fotografía con el secretario general del PSOE-A. «Hacérsela es como retratarse con los Kennedy; anticipa alguna desgracia», insiste con sorna. Asegura que en el último proceso electoral ni siquiera se ha repartido el material de campaña y que el buzoneo que se ha hecho ha sido «para aparentar».
Sin autocrítica
Su sensación es que la inactividad se ha instalado en el PSOE andaluz y que hacen falta nuevas personas para remover el partido. «La Ejecutiva regional, de 60 personas, es inoperante y está missing total». Otro socialista con muchas décadas de militancia afirma que nunca había visto tanta parsimonia: «Las casas del pueblo están cerradas, no tenemos presencia en la calle y mucho menos en las organizaciones civiles».
«En Andalucía se han perdido cuatro diputados y 12 senadores respecto a hace cuatro años. Se están maquillando unos resultados que no se pueden maquillar», afirma una dirigente muy cercana a Díaz, la expresidenta regional. A pesar de las derrotas electorales que han encadenado, asegura que no se ha hecho autocrítica. Más bien lo contrario: «La noche del 23-J tuvieron que afear a Gaspar Llanes e Irene García (parlamentarios andaluces) su entusiasmo».
Hasta el núcleo más cercano a Espadas reconoce que se necesitan cambios. «El resultado electoral ha tranquilizado la cosa. Le ha dado un respiro a la dirección regional. Sánchez está tratando de formar gobierno y no es el momento de hacer ruido interno, pero luego, se verá», indica un importante dirigente andaluz. En su opinión, el problema es que no se vislumbra una alternativa: «Se habla mucho del desembarco de (María Jesús) Montero, pero nunca sucede».
«Montero fue consejera de Chaves. Lo que necesitamos trasladar a los ciudadanos es algo nuevo», admite otro dirigente regional. Eso sí, apuesta a que «en el PSOE de Andalucía no se va a mover nada sin que lo sepa Sánchez». Un importante cargo provincial que apoyó a Espadas en las primarias reconoce que «estamos en una época rara», pero le exime de cualquier responsabilidad en las municipales: «Se hizo una campaña nacional y el electorado castigó la gestión del Gobierno».
Admite que el PSOE-A pasa por «una travesía de desierto» y que él mismo está atravesando «una crisis de fe». Una sensación generalizada en el partido, sostiene otro militante que ha ejercido importantes responsabilidades en el pasado. «Dejamos el poder en Andalucía casi por hastío. Hay que rearmarse. Hacen falta personas, proyectos y discurso». Pero no todos son críticas a Espadas. Un alto cargo sostiene que está consolidando su liderazgo y que necesita más tiempo.