El PSOE critica el «pavoneo de Yolanda Díaz» y Sumar se queja por «hacer el trabajo sucio»
Los últimos movimientos de la vicepresidenta segunda causaron estragos en el Palacio de la Moncloa
La relación entre los socios de la coalición se resiente a cuenta de la negociación. Los últimos movimientos de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y su reunión con Carles Puigdemont en Bruselas, causaron estragos en el Palacio de la Moncloa, donde acusaron a la líder de Sumar de «buscar protagonismo» a costa de airear la negociación y reventar la estrategia del mutismo del Gobierno. Según las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE, fue Díaz quien llamó personalmente a Pedro Sánchez la noche del domingo para informarle de que se encontraba en Bruselas para reunirse el lunes con Carles Puigdemont en un encuentro con foto.
Le quitaba así el foco mediático al presidente, para enfado de los estrategas gubernamentales que habían reservado toda la atención mediática para las palabras del presidente en el Ateneo, solemnizando «pasar página» del 1-O. Desde entonces, las quejas del ala socialista contra Díaz se han disparado porque entienden que la líder de Sumar «se está pavoneando» de cara a la galería asumiendo unas funciones negociadoras inexistentes. Porque los socialistas llevan semanas insistiendo en que «Puigdemont sabe bien que es el PSOE quien negocia con él» y «cuál es el valor de cada actor político en la negociación».
Pero más allá del malestar, los socialistas se muestran sorprendidos del hambre mediática de su socio minoritario convocando ruedas de prensa donde ellos las desconvocan y aireando su posición sobre la amnistía donde ellos evitar verbalizarla, entre otras cosas, porque en el «forcejeo» actual «no está cerrada la fórmula» y «habrá que definir su alcance».
Podemos se queja de «hacer el trabajo sucio»
Según fuentes gubernamentales, Yolanda Díaz no informó a Sánchez del contenido de su encuentro con Puigdemont porque «el presidente no ha querido verla» para hacerle llegar su malestar y porque «no iba con su encargo». Pudieron haberse reunido el martes en Moncloa tras el Consejo de Ministros pero las citas fuentes de este periódico sostienen que «el presidente la evitó».
Una versión que discrepa de la que ofrece el entorno de la vicepresidenta segunda para quien «por supuesto que había un encargo» y un reparto de papeles. «Yolanda se hace la foto que Pedro no se puede hacer. Les estamos haciendo el trabajo sucio», se quejan desde Sumar. Porque los morados empiezan a acusar malestar al respecto de su papel en los contactos para la investidura. Una contribución «con riesgos» porque trabajan en la sombra por la investidura pero sin recibir el mérito de su aportación, motivo por el cual han empezado a colgarse medallas ante las cámaras y verbalizar detalles de la negociación que mantienen en privado con los socialistas para la redacción de un proyecto de ley de amnistía, que quiere aprobarse tras la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo.
Pese a ello, los morados presumen de «lealtad» y refutan el supuesto malestar de Moncloa con la visita de Díaz a Puigdemont, quien avisó a Sánchez a mediados de agosto de que lo haría, como adelantó THE OBJECTIVE. Las fuentes gubernamentales consultadas sostienen que «no le avisó de cuándo iría» hasta que le llamó el pasado domingo por la noche, pero «en ningún caso se produjo malestar» del presidente en funciones, quien sabe que su número tres en el Consejo de Ministros trabaja por la investidura de Pedro Sánchez.
No habrá acuerdo hasta el 1-O
La tensión entre los socios por la paternidad/maternidad de la negociación y el éxito resultante rezuma mientras se produce una segunda negociación simultánea entre ambos para redactar la proposición de ley de amnistía, que tendrán que registrar en el Congreso. Como adelantó THE OBJECTIVE, la intención es presentar el texto por la iniciativa de los grupos parlamentarios y sortear los informes preceptivos de los órganos consultivos (Consejo de Estado, Consejo Fiscal y CGPJ), que se requieren en las leyes a iniciativa del Gobierno.
Cumpliendo con las exigencias de Carles Puigdemont, el fin último es que la iniciativa se admita a trámite antes de la investidura de Pedro Sánchez. Se trataría de superar el primer paso de su tramitación parlamentaria, la toma en consideración por el pleno del Congreso, pero quedaría un largo camino hasta su aprobación definitiva. Sin embargo, fuentes de Moncloa prevén que esto no ocurra hasta pasado el aniversario del 1-O, previa celebración de la Diada, que tensiona a las dos fuerzas rivales, ERC y Junts, que pugnan por la hegemonía en Cataluña. Las previsiones del Ejecutivo es que, pasado el 1-O, se precipiten los acontecimientos y «todo vaya rápido».