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Malestar en Moncloa con Díaz por haberle reventado la apertura del curso a Sánchez

El entorno más cercano al presidente se encargó de aclarar que este viaje es una acción «unilateral» de la líder de Sumar

Malestar en Moncloa con Díaz por haberle reventado la apertura del curso a Sánchez

El presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y la líder de Sumar, Yolanda Díaz, durante la Sesión Constitutiva de la XV Legislatura en el Congreso de los Diputados. | Eduardo Parra (Europa Press)

El Gobierno transmitió este lunes su malestar por los pasos de la vicepresidenta segunda en funciones, Yolanda Díaz. Su visita a Waterloo para entrevistarse con el líder de Junts, Carles Puigdemont, fue encajada con desasosiego en el Palacio de La Moncloa. Según ha podido saber THE OBJECTIVE, el entorno más cercano al presidente, Pedro Sánchez, mostró incluso su enfado y se encargó de dejar claro que este viaje es una acción «unilateral» de la líder de Sumar que «no está coordinado con el PSOE» ni con el Gobierno, a quien incluso se avisó a última hora de la noche del domingo. 

El desasosiego radica en una doble dirección. Por una parte, porque la vicepresidenta sólo persigue hacerse con los focos y «buscar su espacio político», como hizo la semana pasada con el escándalo de Luis Rubiales, que motivó un enfrentamiento con el ministro de Deportes, Miquel Iceta. Y lo hace a costa incluso de perjudicar al Gobierno, según entiende el ala socialista. La semana pasada forzó su posición sobre la «lentitud del Ejecutivo» en relación con la suspensión de Rubiales, a sabiendas de que el Gobierno no podía actuar hasta que el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) incoara su expediente, como le transmitió en una llamada telefónica el propio Iceta

En esta ocasión, la presidenta avisó anoche a Moncloa de su viaje a Waterloo, a sabiendas de que ‘el foco’ del Gobierno estaría en el propio presidente, Pedro Sánchez, quien abría el curso político con la inauguración de los Desayunos del Ateneo de Madrid, prevista desde hace semanas. Se trata de un eclipse al jefe del Ejecutivo que ha levantado ampollas en el gabinete del presidente y de la secretaria de Estado de Comunicación, donde planifican con celo este tipo de convocatorias, hasta el punto de que no habla ningún ministro cuando lo hace el presidente ni comparece siquiera la portavoz de Ferraz, Pilar Alegría, quien este lunes no ofreció la tradicional rueda de prensa. 

«Distorsión» en la negociación

Por otro lado, el malestar que acusa el Ejecutivo también radica en la posible «distorsión» que pueda provocar esta visita de la número tres del Gobierno en la negociación de la investidura que mantienen PSOE y Junts. De hecho, los negociadores oficiales están señalados: los ministros María Jesús Montero y Félix Bolaños y el secretario de Organización, Santos Cerdán. La preocupación del Gobierno es que si bien PSOE y Sumar suelen jugar a un reparto de papeles, en esta ocasión mantienen posiciones divergentes en torno a la amnistía. Para Yolanda Díaz «es plenamente constitucional» esta iniciativa que exigen los de Puigdemont como condición sine qua non para la investidura de Sánchez. Pero en el PSOE sostienen que «habrá que ver qué tipo de amnistía, porque los indultos generales están prohibidos por la constitución, no así algún tipo de alivio penal»

En Moncloa minimizan la visita a Bruselas: «Todos los actores tienen claro el valor de cada actor político». Dicho de otra forma: Puigdemont sabe que «la voz cantante de la negociación la lleva el PSOE» y que ni Sumar será clave ni Yolanda Díaz será quien alumbre ni anuncie un acuerdo político de esta envergadura. 

Pero tampoco obvian en el núcleo duro de Sánchez que el intento de Díaz por hacerse un hueco en las portadas informativas se produce en la víspera de que Puigdemont fije este martes en Bruselas sus condiciones para dar su apoyo a Pedro Sánchez. Y esto dista mucho de la prudencia obligada en relación a unas exigencias entre las que se encuentran la amnistía y el referéndum, que rechaza por ahora el PSOE y que se circunscriben al contexto previo a la Diada del 11 de septiembre y a la conmemoración del aniversario del 1-O de 2017. 

Expectativa por Puigdemont en Bruselas

Como adelantó THE OBJECTIVE, el Ejecutivo está convencido de que ambas fechas van a marcar un antes y un después, y que todo lo que se diga y exija antes de esos dos círculos rojos en el calendario puede ser papel mojado. Así, esperan la comparecencia de Puigdemont como un «teatro» de cara a la galería en Cataluña, donde ambas fuerzas independentistas pugnan por el hegemonía del liderazgo en el bloque nacionalista. Explican que, contra las previsiones de Moncloa, el presidente catalán, Pere Aragonés, haya confirmado que acudirá a la celebración de la Diada el próximo lunes, al igual que los representantes de Junts per Cataluña. 

Este lunes, el propio Sánchez ha ido calentando motores en su apertura del curso político al pedir «pasar página de la fractura que vivimos en 2017». En la inauguración de los Desayunos del Ateneo de Madrid, el presidente en funciones solemnizó su apuesta por el diálogo y la convivencia en Cataluña, y por «una España plural que deje atrás las trincheras». «Es la hora de la política y de pasar página de lo vivido en 2017», pidió en una medida comparecencia sin preguntas en la que no se refirió expresamente a las peticiones de amnistía. En su lugar, deslizó que su proyecto «respaldará la Constitución democrática y la igualdad de todos los ciudadanos», aunque también prometió que actuará «sin temor pero con audacia».

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