48 horas de «caos» en Vox: dimisiones, cambios en la cúpula y «mala comunicación»
Un error comunicativo del partido deriva en informaciones sobre el «cese» de Marta Castro, que no se habría producido
Las últimas 48 horas, las correspondientes al jueves y viernes, han sido un «caos» en Vox. Las noticias comprometidas con el partido que preside Santiago Abascal no dejaban de sucederse, y la capacidad de reacción de su equipo de prensa se mostró deficiente. Primero, su única concejal en Extremadura dimitía por desavenencias con la dirección. Y segundo, y más importante, varios titulares hablaban de «dimisiones» y «ceses» en la cúpula que, sin embargo, no se habían producido. Todo por una cuestión de «mala comunicación».
¿Cuál habría sido el error comunicativo? Que Vox había publicado en su página web el nuevo organigrama del partido, en el cual ya no figuraba Marta Castro como vicesecretaria jurídica. En su lugar, aparecía Jorge Buxadé como coordinador de esta área. Los medios de comunicación lo interpretaron como el «cese» de una mujer que había sido mano derecha de Javier Ortega Smith, apartado de la nueva dirección nacional y ahora crítico con la «agencia de colocación» en la que, a su juicio, se ha convertido la formación de la que un día fue secretario general.
Horas más tarde, el revuelo se azuzaba. Trascendía que Juan José Aizcorbe habría dejado la gerencia del partido en un momento en el que el Tribunal de Cuentas lo investiga por unos ingresos de más de 330.000 euros que recibió de ciudadanos no identificados en 2018 y 2019 y que computó como «actividades promocionales», sin que se pueda dilucidar si realmente responden a la compra de productos de merchandising o si suponen donaciones anónimas ilegales.
La realidad, según ha podido saber THE OBJECTIVE, es que Aizcorbe «estaba desbordado» y que la persona que le suple «lleva ya meses» trabajando mano a mano con él. Además, Buxadé lleva meses ayudando a Castro «porque tampoco le da para todo lo que hace». Se trataba de una «reestructuración» para «intentar reducir algún gasto», pasando de doce a seis vicesecretarías. La decisión se había tomado hace meses, pero no fue debidamente presentada ante la opinión pública.
«Lo que se podía haber vendido desde un principio como una reestructuración positiva, en la que realmente a nadie se le quita ningún cargo ni responsabilidad, ha provocado un terremoto», admite una fuente conocedora de lo que se cuece en Bambú 12, que critica que en Vox «desconocen por completo la comunicación política elemental». En una semana convulsa, acuciados por la decisión del Tribunal de Cuentas, así como por la informaciones sobre la Fundación Disenso, se ha dado alas a las especulaciones por «falta de previsión y olfato».
«El daño está hecho»
A media mañana, ante la polémica suscitada, el equipo de prensa se puso a redactar un comunicado. En este, los de Abascal cargan contra los medios de comunicación, en especial de El País: «Denunciamos la falta de rigor y profesionalidad del diario de PRISA, que una vez más miente sobre Vox y lamentamos la misma falta de rigor de los medios que, sin contrastar la noticia, se han hecho eco con gravísimas insinuaciones que afectan al buen nombre de dos magníficos profesionales».
«Desmentimos de forma tajante las informaciones aparecidas este viernes, reiteramos la confianza y el agradecimiento del partido en las personas anteriormente citadas y, para disgusto de muchos, seguimos trabajando en la alternativa social y patriótica que es Vox. Mientras tanto, los medios de comunicación seguirán manipulando, preocupados por mantener el patrocinio de sus amos políticos y empresariales», zanjaba el texto.
A posteriori, Vox utilizaba su cuenta oficial de X -antes Twitter- para cargar contra todos los medios de comunicación que se habían hecho eco del nuevo organigrama del partido. Manuel Mariscal, quien gestiona estas redes, fue más allá y cargó contra los «sicarios del bipartidismo», que «son mentirosos compulsivos, son embusteros a sueldo, son corruptos, son terroristas de la desinformación».
Pero la realidad es que la confusión nació de un error interno, y el enfado entre algunos -entre ellos Arturo García Díaz, jefe de comunicación de la Fundación Disenso- era notorio. «Comunicativamente cada vez nos parecemos más al PP (…), el daño ya está hecho», confesaba una fuente cercana a la cúpula ante la mala gestión comunicativa de Vox en 48 horas especialmente convulsas para el partido.
Y es que tanto Macarena Olona como otros exmiembros rebotados han utilizado la confusión para volver a azuzar el fantasma de la financiación irregular y de la «agencia de colocación» en la que se habría convertido, en su opinión, el partido. Esta vez, por un error de comunicación en el momento más inoportuno.