El PSOE teme que la amnistía no sea suficiente para investir a Sánchez: «Es complicado»
Moncloa ve a Aragonés «comedido» en el Senado y mantiene que habrá acuerdo pero que aún «va para largo»
La incertidumbre es total. «Lo llevan entre tres o cuatro y nadie se atreve a preguntar», explican a THE OBJECTIVE fuentes socialistas. La ley del silencio impuesta desde la dirección se acata con disciplina militar y lo único que tranquiliza es que «no hay caras de preocupación, parece que lo tienen asumido», aunque el objeto de dicha resignación sea un autentico misterio. En Moncloa mantienen que habrá acuerdo aunque «va para largo» y, quizás, sobrepasando incluso el ecuador del mes de noviembre, calificado como ‘zona de riesgo’ y cuenta atrás hasta la disolución de las Cortes el 27 de noviembre.
Pero las dudas y, aún más, los temores se extienden en el PSOE a lo largo y ancho del mapa nacional. «No hemos llegado hasta aquí para que no salga», explica un barón territorial, confiando en que la tensión fructifique en un pacto tardío. «Junts tiene dos almas», explica otro secretario autonómico, «es complicado». Se ha extendido la teoría de un fracaso de último minuto, la inquietud a que Carles Puigdemont se guarde un as bajo la manga y «nos deje tirados» en la recta final y sin margen de maniobra.
Por ello, en Moncloa y Ferraz ya han preparado el plan B, consistente en defender que el acuerdo «será impecable» y no pasará «un milímetro de la constitución», en palabras del ministro de Presidencia, Félix Bolaños. Según desvelan fuentes socialistas a este periódico, el PSOE ya ha trasladado su propuesta al entorno de Puigdemont y están a al espera de que la acepte. La suerte está echada y la amnistía asumida. Pero quizás no sea suficiente. Los de Junts siguen presionando para lograr un relato condenatorio del papel del Estado el 1-O en la exposición de motivos de una futura ley de amnistía pero ésa es una línea roja para Moncloa que ha transmitido que «hasta aquí podemos llegar».
«Cataluña no quiere elecciones»
Llegados a este punto, depende de Puigdemont y a él se dirigen las apelaciones internas: «Él tendrá que asumir la responsabilidad porque la mayoría social en Cataluña no quiere elecciones». Y la realidad es que la repetición electoral es a lo que más tiempo dedican los socialistas, aunque sea para descartarla… o no. Algo que no se atreven a hacer la mayoría de los veteranos: «No, yo no las descarto. No se pueden descartar», aunque sea el elefante en la habitación que todos quieren ignorar.
No obstante, el debate sobre la amnistía en la Comisión General de las Conunidades Autónomas no salió mal para los intereses del Ejecutivo. Según las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE, Aragonés «ha estado comedido y enérgico contra el PP». Es decir, no hubo recado contra el Gobierno sino la búsqueda de protagonismo esperada y comprensible, para Moncloa, aprovechando la representación institucional que ostenta y que le diferencia de Carlos Puigdemont. Moncloa ignora las apelaciones de Aragonés a la «independencia» y al referéndum como «punto de partida para que Cataluña vote» porque «es el discurso de siempre pero no complica en nada la negociación».
Más bien al contrario, algunos dirigentes territoriales del PSOE creen incluso que el debate de la cámara alta ha podido servir de pegamento para la coalición de gobierno porque «han convertido al Senado en Génova». Un debate «muy incómodo» que «puede ayudar al acuerdo por el miedo a las derechas juntas y porque son una fábrica de hacer independentismo». La sesión puso en evidencia el escapismo del Gobierno, la ausencia de representación gubernamental y las evasivas del orador del PSOE, Juan Espadas, quien evitó en todo momento mencionar la amnistía.
Espadas y el elefante de la amnistía
Se limitó a responder a las «presuntas cesiones intolerables» denunciadas por el PP diciendo que «ustedes no aceptan o llevan muy mal el resultado de las elecciones. La mayoría de los españoles les dijo que no a un Gobierno de retroceso y sí a un gobierno de progreso. No es tiempo de cavar trincheras sino de tender puentes y de convivencia. En vez de respetar la Constitución, piden nuevas elecciones». El argumentario del portavoz socialista se centró en la defensa de la «igualdad real». «Dicen que les preocupa la igualdad pero votan en contra de la reforma laboral. Dicen que les preocupa la igualdad pero bajan los impuestos y votan en contra de la revalorización de las pensiones, de las ayudas a la banca, de la partidas de becas, la reforma laboral. La cuestión no es la igualdad sino parar a un gobierno progresista. Se preguntan qué vamos a hacer. Se lo voy a decir muy claro: gobernar».
Ni una palabra de la amnistía en público pero sí en privado. Los senadores socialistas más oficialistas deslizan en sus conversaciones con la prensa su posición a favor de las nuevas medidas de gracia. «Yo soy favorable a la amnistía y, tras ver a éstos, más favorable», señalan en referencia a las intervenciones de PP y Vox en la cámara alta que resumen como «un mitin de la derecha». La convicción de los defensores de Pedro Sánchez es que «cada vez la gente esta más a favor de la amnistía porque quieren evitar un gobierno de derechas», pero, ante todo, «lo que quiere la gente del PSOE es que gobierne Pedro Sánchez. Así de claro».