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Política

El PSOE estudia presentar la ley de amnistía sin la firma del partido de Puigdemont

Los socios del Gobierno supeditan su apoyo a la firma «de todos» y creen que Junts necesita «tiempo»

El PSOE estudia presentar la ley de amnistía sin la firma del partido de Puigdemont

PSOE y BNG firman en el Congreso el acuerdo para la investidura de Sánchez. | Europa Press

La clave son los plazos. Si el PSOE no consigue convencer a Junts de que firme la ley de amnistía en 24 horas, la posibilidad de celebrar la investidura de Pedro Sánchez esta semana se antoja «difícil», según las fuentes socialistas consultadas por THE OBJECTIVE. Apurando mucho los plazos, el calendario previsto por el Gobierno era ir a la investidura a finales de esta semana. Primero fijaron el 6-7, después el 7-8, el 8-9, y ahora posponen su estimación al jueves 9 y viernes 10 de noviembre. Un escenario «complicado» porque la primera votación eclipsaría la primera jornada del PSOE europeo en Málaga -al que Pedro Sánchez quería acudir ya investido-, y porque, en caso de una repetición de la votación, se haría el domingo 12 de noviembre, motivo por el cual la presidenta del Congreso, Francina Armengol, ha habilitado los fines de semana para posibles plenos este mes

Como viene ocurriendo semana tras semana, un nuevo baño de realidad ha invadido al PSOE que, desde el viernes, viene proclamando un pacto «inminente» que no acaba de llegar. «Lo previsto era anunciar hoy el acuerdo y firmarlo el martes, pero eso ya no va a ser», explican fuentes socialistas ante la imputación de Carles Puigdemont y Marta Rovira, que «lo complica más de lo que ya estaba». Sin embargo, la previsión de un anuncio el lunes y firma el martes no sólo se frustra por la decisión del juez de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón. 

Según explican fuentes socialistas, las negociaciones entre PSOE y Junts ya estaban «atascadas» por sí solas. Y la negativa de Puigdemont a firmar la ley de amnistía no es la causa sino la consecuencia. El motivo de sus discrepancias radica en la propia ley que «no está cerrada aún» por el forcejeo del expresidente para que beneficie a su núcleo duro. Lo que hace una semana eran «flecos» y «detalles menores» ahora son «cuestiones técnicas» que han hecho enmudecer al Gobierno y al PSOE y blindarse más que nunca ante los medios de comunicación. 

Junts se niega a firmar

El cerrojazo informativo va en aumento. Al vacío en Ferraz -donde no hay ruedas de prensa los lunes con la portavoz Pilar Alegría desde hace más de un mes- se le une la ausencia de los negociadores gubernamentales ante la prensa en la firma del acuerdo con el BNG. Frente a las declaraciones convocadas por los nacionalistas gallegos tras anunciar el acuerdo, la firmante por el PSOE, María Jesús Montero, ni compareció ni se dejó ver ante los medios, más allá del posado inicial para los fotógrafos. Un mutismo total que denota el nerviosismo del momento ante el temor a que se frustren las negociaciones, y que no se compadece con el supuesto «optimismo» de un acuerdo «cerrado» y a la espera de firma.

Las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE entre las formaciones del Gobierno de coalición, PSOE y Sumar, empiezan a contemplar un dato significativo que no lleva precisamente al optimismo: que Junts no estampe su firma y que tengan que hacerlo con el resto de sus socios, como ocurrió con la reforma del reglamento para el uso de las lenguas, que se pactó a cambio de la elección de la presidencia del Congreso a mediados de agosto. Entonces, «el PSOE no presionó excesivamente para Junts firmara porque lo importante era su apoyo. Y tampoco lo está haciendo ahora».

El problema, en esta ocasión, es que el texto que se registre depende de la negociación con Puigdemont. «No es determinante que la firme sino que la apoye y, de momento, no ha dado el plácet». Una gran paradoja que quien dicta el texto podría no firmarlo, condicionando a su vez la rúbrica de otros grupos parlamentarios. 

«Esta semana es muy precipitado»

Fuentes parlamentarias consultadas por THE OBJECTIVE explican que algunos de los socios del Gobierno como PNV, Bildu y BNG han trasladado ya al Ejecutivo que «si apoyan todos, nos sumaremos, aunque lo razonable es que la firmen los afectados y quienes están negociando la ley». Según ha podido saber este diario, hace una semana el Gobierno comunicó a sus socios: «’Os vamos a pasar la ley’. Pero ha pasado una semana y todavía estamos esperando. Ninguno la hemos visto y no nos han vuelto a decir nada». 

Un silencio que atribuyen a que «es evidente que Puigdemont necesita su tiempo para la transición, para bajar del monte». Motivo por el cual ven «muy precipitado» convocar la investidura esta semana y sospechan que tendrán que posponerla a la segunda semana del mes, el martes 14 y miércoles 15. Un escenario que atemoriza al PSOE: «Tiene mala pinta. Nos quedamos sin tiempo», explican en referencia a la zona de riesgo de los últimos quince días antes de la disolución de las Cortes. 

La dirección socialista desplazada a Bruselas intentó tranquilizar a la prensa ante un nuevo día en blanco que retrasa la comunicación del acuerdo. «Seguimos intercambiando papeles, en una negociación muy técnica en la que los asesores jurídicos de ambas partes revisan todo y eso lo hace mas largo en el tiempo. No se puede hacer un cálculo de previsión de cierre cuando se está cerca».

«Parece que se está complicando todo»

Fue el único acuerdo de una nueva jornada infructuosa. A primera hora de la tarde, Junts y el PSOE coincidieron en aventurar que este lunes no habría «res de res» y que habría que esperar al martes para retomar los contactos. Con el secretario de Organización, Santos Cerdán, afincado en la capital comunitaria a disposición de Puigdemont para avanzar en las discrepancias, fuentes de Junts restaban autoridad a su interlocutor, negando que nuevos contactos entre quienes sellaron su preacuerdo hace una semana: «No ha habido reunión presencial con el PSOE. Se han intercambiado documentos sobre la ley pata afirmar y que no quede nada suelto». 

El PSOE había reservado la sala del hotel en que se aloja el número tres del partido para comparecer antes de las 17.30. Pero ante las malas perspectivas, y como ocurrió hace una semana, el atril se quedó huérfano y sin pacto. «Parece que hoy ya nada», señalaron fuentes presenciales desde Bruselas mientras en Madrid, concretamente en la sitiada calle Ferraz, algunos miembros de la Ejecutiva se atrevieron a contradecir el discurso dominante de que «el pacto está hecho» con un «parece que se está complicando todo».

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