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Yolanda Díaz, de delfín de Iglesias a tándem de Sánchez en el Gobierno

La líder de Sumar inició su trayectoria política en 2003 como concejala de IU en Ferrol, donde se mantuvo hasta 2011

Yolanda Díaz, de delfín de Iglesias a tándem de Sánchez en el Gobierno

Yolanda Díaz y Pedro Sánchez. | Eduardo Parra (Europa Press)

Yolanda Díaz llegó al primer gobierno de coalición de Pedro Sánchez empujada por Pablo Iglesias, pero se ha hecho su hueco propio, al frente de Sumar y tras desactivar a Podemos, y con el aval de las medidas que ha desarrollado al frente del Ministerio de Trabajo.

Se ha ganado con ello mantener una Vicepresidencia en el nuevo Ejecutivo de Sánchez, en el que pretende diseñar su relación con el PSOE desde la cooperación, lejos de la línea de confrontación de los anteriores ministros de Podemos, que temen que con ello se vaya a convertir en una muleta de los socialistas.

Al frente del Ministerio, Díaz cree haber cumplido prácticamente con sus deberes una vez que sacó adelante la reforma laboral, a la que atribuye el buen comportamiento de los datos de empleo y la reducción de la temporalidad por debajo del 20 %. Su cuenta de resultados incluye tres subidas del Salario Mínimo Interprofesional, haber puesto en marcha los ERTE durante la pandemia, la ley ‘rider’, la ley del teletrabajo y haber pactado 17 acuerdos con los agentes sociales.

Los acuerdos con patronal y sindicatos, primero para hacer frente a la pandemia y luego para actualizar el Estatuto de los Trabajadores, que ha supuesto una transformación del mercado laboral con más empleo estable, han sido los logros que le han granjeado más peso dentro y fuera del Gobierno.

Subir el SMI a 1.500 euros

Y ahora, con bastante afinidad con los sindicatos, pretende apuntarse otro tanto y subir el SMI a 1.500 euros desde los 1.080 en los que se sitúo con el último aumento la pasada legislatura y reducir la jornada laboral a 37,5 horas, además de mantener los impuestos extraordinarios a la banca y las energéticas, ampliar el parque público de viviendas o abordar un nuevo Estatuto de los Trabajadores.

Como líder de Sumar ha aglutinado en una coalición de lo más diversa a múltiples organizaciones de izquierdas que aún tienen que aprender a conciliar intereses, y aunque la suma no cumplió con sus expectativas electorales el 23J -pasó de 38 diputados de Unidas Podemos y Mas País a 31 en esta legislatura, ya con Sumar-, sí logró el apoyo suficiente para poder formar gobierno con Sánchez con el que desde el primer momento mostró sintonía.

Y los dos han llegado a este segundo ejecutivo de coalición tras una complicadísima negociación con los independentistas que Díaz trató de capitalizar siendo la primera ministra del Gobierno en reunirse con Carles Puigdemont para despejar la investidura de Sánchez a través de una ley de amnistía, que no ha tenido ningún reparo en defender como representante de la izquierda.

Yolanda díaz inició su trayectoria en 2003

Coruñesa de Fene, donde nació el 6 de mayo de 1971, Díaz no dudó en dar la vuelta al proyecto que lideraban entonces los morados ante el declive inexorable que consumía a Podemos, que en ese camino le ha reprochado ponerse de perfil en momentos clave, como el cuestionamiento de la ley del solo sí es sí y de la ya exministra Irene Montero, a quién no incluyó en sus listas electorales.

La armonía que mantenía con Pablo Iglesias, que la nombró su sucesora en el anterior gobierno sin su permiso, se perdió en algún momento de ese camino y como vicepresidenta ha demostrado que no se deja tutelar, como alguno pretendía.

Licenciada en Derecho y con tres másteres (en Recursos Humanos, Relaciones Laborales y Urbanismo), Yolanda Díaz inició su trayectoria política en 2003 como concejala de IU en Ferrol, donde se mantuvo hasta 2011 para dar luego el salto a la política autonómica y resultar elegida diputada en el Parlamento gallego en 2012 dentro de la coalición Alternativa Galega de Esquerdas, que lideró el histórico nacionalista Xosé Manuel Beiras.

Casualidades del destino, Iglesias trabajó como asesor de aquella campaña en la que la líder de Sumar empezó a despuntar y allí forjaron una amistad después dañada por los avatares políticos y la determinación de «la fashionaria» (como se autodenomió ella misma en la campaña electoral) de neutralizar a los morados.

Su proyecto personal, Sumar, se interpuso definitivamente entre ambos y tampoco ha ido a mejor con el Podemos de Ione Belarra, cuyos diputados han acabado arrinconados en el grupo parlamentario y vetados para repetir en este segundo gobierno de coalición.

El talante de la ministra de Trabajo, que se proclama defensora del acuerdo y el diálogo con discreción y reacia al ruido, no ha encajado nada con Podemos, pero parece ajustarse bien con el de Pedro Sánchez, lo que la coloca como una de las piezas fuertes en su nuevo Ejecutivo.

Mantiene la militancia en el Partido Comunista

Diputada en el Congreso desde las elecciones de diciembre de 2015, Díaz mantiene la militancia en el Partido Comunista de España tras descolgarse de Izquierda Unida por discrepancias con Alberto Garzón en 2019, aunque sostiene que sus políticas son socialdemócratas.

De sus momentos más personales, la vicepresidenta guarda «con mucho cariño» el recuerdo del día en que Santiago Carrillo le besó la mano cuando apenas tenía cuatro años ya que, como hija del veterano sindicalista de CCOO Suso Díaz, por su casa acostumbraban «a desfilar camaradas comunistas» del mundo de la política y la cultura que militaban en la clandestinidad.

Casada con Juan Andrés Meizoso, dibujante técnico de profesión, tienen una hija, Carmela, muy presente en las redes sociales de la ministra, quien nos contó en campaña que planchar es una de las actividades que más le relaja y le ayuda a concentrarse y despejar la mente.

Desde luego, en su nuevo puesto tiene ‘mucha plancha’.

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