El tándem Arenas-Pons maneja en la sombra los hilos del renovado PP de Núñez Feijóo
Existe malestar por el poder emergente del político andaluz y su incorporación al Comité de Dirección
El Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo ha iniciado una nueva andadura con un equipo renovado, en lo que se refiere a cambios en las áreas de responsabilidades entre varios de los mismos dirigentes, y con nuevas caras, sobre todo mujeres y jóvenes. Pero, a tenor de las fuentes populares consultadas por THE OBJECTIVE, los verdaderos muñidores en la sombra, los que manejan los hilos de esta puesta en escena son dos viejos conocidos de la política española, de la misma generación que Feijóo, y que son sus principales apoyos, contando por supuesto con el clan gallego: el andaluz Javier Arenas y el valenciano Esteban González Pons.
Las nuevas incorporaciones son consideradas dirigentes de «escaso peso político», sin experiencia, que poco o nada van a tener que ver en la verdadera toma de decisiones. La resurrección de Arenas ha provocado asombro e incluso preocupación, por sus vínculos con el extesorero Luis Bárcenas, y la baza gratuita que le da al PSOE y a Pedro Sánchez para criticar a Feijóo con uno de los temas que más daño han hecho al partido, como es la corrupción: «¿Qué deudas tiene Feijóo con Javier Arenas? ¿No tiene a otra persona a la que poner?», se preguntan desde diferentes organizaciones regionales.
Cuando en la tarde de este jueves, al finalizar la reunión de Feijóo con los grupos parlamentarios del Congreso y el Senado, el presidente nacional comunicó su deseo de que Javier Arenas ocupara un lugar en el Comité de Dirección del PP, como desveló THE OBJECTIVE -todo ello sin ser portavoz ni ocupar una Vicesecretaría, un caso inédito de la reciente historia de esta formación política-, un escalofrío recorrió la espina dorsal del Partido Popular. Especialmente desde algunos lugares de España, sobre todo de Andalucía y, concretamente, Sevilla, donde se forjó la carrera política del incombustible Arenas, «el Niño», el «campeón». Arenas ya solo ocupa el cargo de secretario general del Grupo Parlamentario Popular.
La primera idea que se le vino a la mente de algunos fue que «Arenas, al final, siempre gana». ¿Cómo era posible que resucitara después de una larga travesía en el desierto político, con un duelo personal y cruel con María Dolores de Cospedal, el destierro al que le condenó Pablo Casado, el enfrentamiento con los suyos en Sevilla (sobre todo con Juan Ignacio Zoido, exalcalde de la capital hispalense; con el hoy regidor, José Luis Sanz; además de otros dirigentes que se sintieron traicionados) y la cordial relación, pero sin ir más allá, con Juanma Moreno, que prefiere mantener la distancia amable antes que tenerlo enfrente?
«Le debe todo»
Arenas empezó a exhibir de nuevo su poder cuando Carmen Fúnez, hoy elevada a la poderosa Vicesecretaría de Organización del PP, fue nombrada por Feijóo vicesecretaria de Política Social. Todas las miradas se dirigieron «al Niño» porque Fúnez siempre ha sido «una persona de Arenas, de su máxima confianza». Tanto fue así que cuando Cospedal la apartó, y después Pablo Casado, Arenas utilizó su amistad con Patricia del Pozo, entonces consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, hoy de Educación, para que la contratara de asesora en su departamento. «Ella le debe todo, es la persona que tiene Javier en Génova», subrayan las fuentes consultadas.
El ascenso de Arenas en la cúpula del PP ha coincidido en el tiempo con un cierto declive de Elías Bendodo, que de coordinador general ha pasado a ocupar la Vicesecretaría de Política Autonómica y Local. Curiosamente, unos días antes de hacerse público el nuevo organigrama, El País publicó una durísima información contra Bendodo en la que afirmaba, aunque después fue desmentido por el afectado, que pidió a Juanma Moreno regresar a Andalucía ante su incomodidad en Madrid. En el PP se preguntan: «¿Quién filtró esa información?, ¿qué interés había en degradar a Bendodo y, en consecuencia, a Juanma? ¿Por qué se publicaba en el medio que más atacó a Cospedal cuándo era secretaria general?». En este sentido, recuerdan que «Bendodo no es un hombre de Javier, ni muchísimo menos, y sigue teniendo mucho poder orgánico».
Algunos interpretan que Arenas ha utilizado «el favor que le ha hecho a Feijóo ocupando provisionalmente la portavocía en el Senado para pedirle que se lo pague incluyéndolo en el Comité de Dirección, que no lo deje mal ante la opinión pública. Esa foto es brutal porque es la escenificación de su poder. Ha sentado muy mal«. Un poder que se extiende a la portavocía del Senado, que ocupará Alicia García, a la que dirigentes del PP señalan que ha puesto Arenas. García, siempre según las fuentes consultadas, la han elegido «contra el criterio de Mañueco, que estuvo en contra de que Pablo Casado la nombrara diputada».
Precisamente estas fuentes apuntan que han nombrado a Ester Muñoz, vicesecretaria de Sanidad y Educación, afín a Mañueco, para «compensar» el nombramiento de Alicia García. Una designación que ha provocado inquietud por su escaso conocimiento de un área tan sensible como la Sanidad y Educación y con postulados más avanzados frente al ala conservadora.
Estos nombramientos junto con los de Ana Alós, Noelia Núñez y Paloma Martín responden, según las fuentes populares a un intento de Feijóo de reducir la distancia de seis puntos que le separa del PSOE en el voto entre las mujeres: «Nombrar a cuatro mujeres vicesecretarias por el hecho de ser mujeres no tiene sentido, parece que da igual que hayan hecho algo en política, o no«.
En este equilibrio de poder entre los barones territoriales -Mazón sitúa a Macarena Montesinos como secretaria general del PP, Mañueco a Ester Muñoz como vicesecretaria, Azcón a Ana Alós en otra vicesecretaría y Juanma Moreno mantiene a Bendodo-, ha sorprendido la defenestración de Carlos Rojas, hasta ahora secretario general del grupo parlamentario, un hombre de Juanma Moreno, fue portavoz en el Parlamento andaluz, al que, hasta ahora, no se le ha compensado con ningún puesto en la dirección parlamentaria.
El otro puntal de Feijóo en el partido es Esteban González Pons, con el peso de las áreas más importantes: Justicia, Política Exterior y todo lo relacionado con las relaciones con el Gobierno. La amistad viene de lejos y la confianza, también. En él se apoya en los grandes temas, pero su futuro es incierto. En el PP tienen claro que vino a Madrid para ser ministro, pero que al no conseguir llegar a la Moncloa su mirada puede estar puesta en Europa, y algunos incluso no descartan que ocupe una lugar en la lista al Parlamento Europeo de 2024, si no la encabeza. En ese caso, la incógnita es Dolors Montserrat, que está liderando la ofensiva contra la ley de amnistía, y que algunas fuentes la señalan de regreso a Cataluña.