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Vox da por finalizada la etapa de entendimiento con el PP tras tres meses de «desprecios»

Los de Santiago Abascal, «muy enfadados» con Alberto Núñez Feijóo, exigen una mesa de trabajo conjunta para la paz

Vox da por finalizada la etapa de entendimiento con el PP tras tres meses de «desprecios»

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo; y el de Vox, Santiago Abascal. | Europa Press

Tres meses ha durado la «nueva etapa de entendimiento» entre Partido Popular y Vox. Esta comenzó con el reconocimiento de Alberto Núñez Feijóo al partido que preside Santiago Abascal como uno con el que tiene «el objetivo compartido de defender la nación y la Constitución», pero se ha ido degradando desde la fallida sesión de investidura del dirigente gallego, hasta que este lunes desde Bambú 12, sede nacional de Vox, han roto definitivamente con Génova 13 ante la negativa de la dirección popular de coordinar una estrategia conjunta «para frenar el golpe de Estado» de Pedro Sánchez y sus socios.

«Hemos aguantado desprecio tras desprecio», confiesan fuentes de la dirección nacional de Vox, desde donde aseguran estar «muy enfadados» con los populares por su actitud ante la tramitación de la ley de amnistía en el Congreso de los Diputados. La gota que ha colmado el vaso ha llegado con el pacto del PP con el PSOE y Sumar para el reparto de las comisiones del Congreso de los Diputados.

Desde Bambú dicen no mantener interlocución con Génova «desde hace tiempo», pero también enfatizan que ya «no hay nada de lo que hablar». Si acaso fían la reconciliación a «visualizar una mesa de trabajo» pública entre Abascal y Feijóo para que ambos líderes de la oposición trabajen conjuntamente contra la amnistía.

Los dirigentes de Vox no pierden la «esperanza» en que esta pueda confeccionarse, pero ven más factible la colaboración a nivel regional con los distintos gobiernos que mantienen en coalición con el PP. «Ahí sí hay voluntad» de realizar acciones coordinadas contra el golpe, admiten en referencia a Castilla y León, Extremadura, Aragón y Comunidad Valenciana, hasta el punto que desde Bambú dan por hecho que «van a salir adelante». Aseguran también que los barones populares son los primeros que «no entienden» la actitud de su dirigente nacional, que «está más obsesionado en distanciarse con Vox que en distanciarse del PSOE».

Esta distancia, o esta ruptura, se evidenciará el próximo miércoles con motivo del Día de la Constitución. Los de Abascal no estarán en el acto en la Cámara Baja para «no participar en teatrillos» con quienes «han pisoteado la Carta Magna». Ante la presencia del PP, Ignacio Garriga, secretario general de Vox, ha zanjado este lunes: «Los españoles podrán comprobar dónde estuvimos en el momento más grave [de la democracia]. La pregunta es cómo quiere ser recordado el señor Feijóo».

Desde Génova, por boca de su portavoz, Borja Sémper, han declarado que «las condiciones internas del partido de Abascal no van a condicionar la postura del PP». Todos dan así por finalizada la breve «etapa de entendimiento» en la derecha.

Tres meses de tregua

Poco más de tres meses ha durado la tregua entre PP y Vox, enfrentados durante la campaña a las elecciones generales y después de estas, cuando ambos se culparon mutuamente de no sumar ante el bloque de la izquierda junto a los separatistas. Esta tregua comenzó con motivo de la fallida sesión de investidura de Alberto Núñez Feijóo. Entonces, Santiago Abascal condicionó sus 33 votos afirmativos a que el líder gallego dejase de participar, «por acción u omisión», en el «cordón sanitario» que se trata de imponer a su formación en la Cámara baja.

Feijóo y Abascal se reúnen en el Congreso. | Zipi Aragón (Efe)

Así fue. Feijóo, a finales del pasado mes de agosto, manifestó por primera vez su «reconocimiento» a la formación que preside Abascal, con la que tiene «el objetivo compartido de defender la nación y la Constitución». «Así lo hacemos en las comunidades autónomas y en los ayuntamientos», abundó en cumplimiento de la segunda exigencia de Vox: poner en valor los acuerdos autonómicos y municipales entre ambas formaciones de la derecha, «desautorizando a quienes los atacan».

Fue entonces, en el mes de septiembre, cuando PP y Vox consolidaron una nueva «etapa de entendimiento» ante la «amenaza» de Pedro Sánchez, pero esta se ha ido deteriorando a marchas aceleradas desde que Pedro Sánchez cerró los apoyos de los separatistas de Junts y ERC impulsando una ley de amnistía diseñada ex profeso para los dirigentes condenados por el procés. Desde entonces, los de Santiago Abascal no han dejado de expresar su descontento con la actitud de sus socios.

Los populares no contaron con Vox para un frente común contra la amnistía, e iniciaron su propia ofensiva a finales de septiembre en un acto en la Plaza de Felipe II de Madrid, al que no invitaron a Vox. Allí Feijóo se reivindicó como jefe de la oposición, papel que también se otorga Abascal ante los «titubeos» e «incoherencias» que ve en su rival frente a Sánchez y sus socios. 

Vox, por otro lado, optó por secundar concentraciones convocadas por Denaes, fundación afín, y por la sociedad civil, así como por alentar las protestas ante la madrileña calle de Ferraz, donde se encuentra la sede nacional del PSOE. También apretó al PP para que frenen la tramitación de la ley de gracia en el Senado, donde tienen mayoría absoluta. En este sentido, Vox advirtió al PP de que «se atenga a las consecuencias» si no lo hace, amagando con romper los acuerdos en aquellas regiones donde gobiernan juntos. «Nos pondrían muy difícil mantener esos pactos», amenazó Abascal durante su discurso en el debate de investidura de Sánchez, que tuvo lugar durante los pasados días 15 y 16 de noviembre.

Estas amenazas han caído en saco roto ante la constatación en Vox de que los barones populares han mostrado su predisposición a organizar actos institucionales conjuntos contra la ley de amnistía. La ruptura, finalmente, ha llegado a nivel nacional. Esta nueva legislatura, en este sentido, volverá a ser muy parecida a las anteriores, donde PP y Vox rara vez han actuado de manera conjunta. La «nueva etapa de entendimiento» ha durado tres meses. Un hito.

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