Podemos acelera su ruptura con Sumar para blindar su grupo parlamentario
Los morados quieren ganar visibilidad de cara a las europeas y obligan a sus cinco diputados a «mojarse»
Podemos intenta frenar la fuga de sus cuadros al partido de Yolanda Díaz, y sobre todo, blindar su grupo parlamentario, con una ruptura del grupo parlamentario de Sumar. Con la entrada en el Gobierno, la opa hostil que Díaz lanzó hace meses se ha intensificado. Algunos nombres han soliviantado a la dirección estatal de Podemos. Más allá de dirigentes como el exerrejonista Pablo Bistunduy, que ha heredado la cartera ministerial directamente de las manos de Ione Belarra, el fichaje de Noelia Vera ha sido un golpe muy duro. Sobre todo para Irene Montero, quien contó con Vera como secretaria de Estado en la primera parte de su mandato ministerial. Ahora Podemos quiere frenar cualquier movimiento interno en las más altas esferas del partido. Por eso sus líderes ordenaron el pasado martes, sin convocar antes ninguna votación interna y en secreto, romper con Díaz y pasarse al grupo mixto.
Vera, Bustiduny, Nacho Álvarez, pero no solo ellos. Otros exdirigentes del partido morado se están sumando en estos días a los equipos ministeriales de Sumar. Circulan nombres de todo tipo, desde exerrejonista hasta expablistas que sufrieron las últimas purgas a partir de 2019 y más adelante en 2021. En muchos casos, se trata de cargos con experiencia de gestión, de comunicación y de gobierno. Personas a veces muy cercanas tanto a Iglesias como a Montero, que manejan una información privilegiada de los principales dirigentes de Podemos, y que «saben cómo piensan», según comentan internamente fuentes de Podemos.
Este último punto es tal vez el más importante, al menos desde el punto de vista de la guerra con Sumar, de cara a la campaña electoral de las europeas, donde Podemos concurrirá en solitario, tal y como adelantó en sendas exclusivas este diario. De ahí que el martes los morados decidieran romper la baraja. La decisión se esperaba desde hace tiempo, tal es así que como desveló THE OBJECTIVE en Sumar empezaron a debatir sobre la posibilidad de fichar o seducir a hasta dos diputados de Podemos. Más allá de Lilith Verstrynge y Ione Belarra, los de Díaz pusieron en su diana a dos de los tres restantes: Javier Sánchez Serna, Noemí Santana y Martina Velarde.
Cerrar filas en el Congreso
El movimiento de Podemos del pasado martes tiene exactamente el objetivo de blindar el grupo parlamentario. A partir de ahora, todos los diputados de Podemos deberán «mojarse» por el partido, según comentan las fuentes consultadas. La formación morada quiere evitar otros «casos Nacho Álvarez», es decir, el miedo a que algunos de sus principales dirigentes aprovechen la debilidad del partido para actuar en dos tableros políticos a la vez. Ahora Podemos vuelve a las trincheras, y todos los que bajen a ellas deberán respaldar sin fisuras al partido de Iglesias y Montero.
El exlíder madrileño de Podemos Ramón Espinar esgrimió el pasado martes una lectura análoga: «La clave no es la autonomía política: la clave es que, una vez den ese paso, los cinco diputados ya no podrán mandarles al carajo y trabajar en Sumar. Es un viaje sin billete de vuelta para atarlos corto». Otros cargos y ex altos cargos del partido morado coinciden con esta reflexión en conversación con este diario. Todos dan por descontado que el golpe de Podemos tiene tanto que ver con la necesidad de ganar visibilidad de cara a las europeas como de blindar la formación y evitar una diáspora interna, incluso en el Congreso.
Los morados se sienten acorralados. Pero confían en la proyección mediática de su todavía líder máximo, Pablo Iglesias. Aunque el ex secretario general insiste en no volver a la primera línea política, lo cierto es que en Podemos algunos amagan con su regreso. «Pablo hará lo que tenga que hacer», es el refrán que sugieren varios miembros del partido. Lo único que se da casi por seguro es que Podemos tendrá una lista propia para las europeas. Puede que sea en solitario o con una alianza instrumental con ERC y Bildu. Nadie excluye ninguna hipótesis. Mientras que Sumar avanza en la construcción de un nuevo partido y de una nueva confluencia que ya no cuenta con el partido morado.
Vuelta a las «trincheras»
Aun así, Podemos observa con cierta sorpresa la ferocidad de la opa de Díaz. Y reacciona con una ruptura en el Congreso que derivará en otra en las próximas elecciones europeas y autonómicas, vascas y gallegas, como también adelantó THE OBJECTIVE.
Podemos, en definitiva, entiende que corre serio peligro de disolverse. Es decir, de morir políticamente. El artefacto electoral que nació en 2014 al albur de la crisis económica cumplirá el próximo mes de enero diez años. Y la formación no goza objetivamente de mucha salud. Pero ahora la dirección estatal quiere relanzar una ofensiva, «volver a las calles» dicen algunos, otros hablan directamente de «trinchera». Y para ello están intentando convencer a todos sus cuadros para que se queden en la formación, recordando las muchas traiciones y «deslealtades» de Díaz, desde Pablo Iglesias hasta Alberto Rodríguez, el dirigente canario que fue uno de los primeros en pasarse al bando de Díaz renegando de su expartido, para después quedar en el olvido.
El caso de Alberto Rodríguez es paradigmático para Podemos. Rodríguez rompió con la formación morada después de quedar excluido del hemiciclo por una sentencia judiciaria. Hasta aquel momento había llegado a ser el número tres del partido, pero salió del mismo muy enfadado con la cúpula. Se acercó a Díaz, o ella se acercó a él. Fundó un partido instrumental en las elecciones canarias. Se quedó fuera del Congreso y de momento Díaz no cuenta con él.
En la formación quedan tres tableros políticos que resolver. El europeo, ya mencionado, verá a un Podemos de nuevo libre y sin ataduras de Sumar. Será el verdadero banco de prueba de la resistencia de la formación morada. Su ahora o nunca; vivir o morir. Pero también hay que preparar las elecciones autonómicas gallegas y vascas. En el País Vasco los dirigentes de Podemos quieren enfrentarse abiertamente a los de Díaz. Pero en Galicia la dirección regional duda, y con ella también la estatal. El movimiento en el Congreso del martes debería cerrar cualquier debate sobre una posible confluencia con Sumar.
Iglesias triunfó en sus años como enfant terrible de la política española exactamente por mezclar atrevimiento y valentía. En el décimo aniversario del partido morado todo apunta a que Podemos desempolva algo de esa antigua receta, y en todos los tableros políticos: europeo, autonómico y nacional.