El Valle de Arán denuncia el trato de Cataluña: «Queremos decidir sobre lo que nos afecta»
Maria Vergés lamenta en THE OBJECTIVE que solo se hayan traspasado un tercio de las competencias que recoge la ley
El Valle de Arán es el único territorio español que tiene reconocido el derecho a decidir su futuro. Así lo establece la ley de régimen especial. Maria Vergés, síndica del Consejo General desde mayo, considera que no será necesario hacer uso de la disposición adicional primera: «Queremos más autonomía, no la independencia». La dirigente solicita a Cataluña que cumpla la norma y permita a esta comarca montañosa de apenas 10.000 habitantes con una lengua y una identidad propia desarrollar el autogobierno que establece el texto aprobado en 2015.
«Queremos decidir sobre lo que nos afecta», afirma Vergés a THE OBJECTIVE días antes de acudir al Parlament para demandar más autonomía. La síndica de Arán, un cargo equivalente a presidenta comarcal, denunciará este miércoles en la comisión de Asuntos Institucionales que Cataluña solo cumple con un tercio de las competencias que les traspasa la ley de régimen especial, a la que ni la Generalitat ni el Estado pusieron pegas.
El artículo 48 de la norma establece que las competencias de Arán, en la provincia de Lérida, se desarrollan en el capítulo II. Son extensas y diversas: la lengua y la cultura, la ordenación del territorio, la enseñanza, la sanidad, los servicios sociales, el turismo, el medio ambiente o los deportes. Vergés reconoce que «una cosa es lo que dice la ley y otra lo que tenemos». Desde el pasado 1 de enero, el Consejo General también gestiona emergencias y protección civil, pero quiere más.
Las incoherencias de Cataluña
«Pedimos que se termine de desplegar la ley de régimen especial y contar con un régimen de financiación propio, porque los acuerdos no nos dan estabilidad», explica por teléfono Vergés. El Consejo General dispone de un presupuesto anual de 44 millones de euros, de los que la mitad se dedican a Sanidad. La Generalitat de Cataluña aporta unos 36 millones, mientras que España no otorga una dotación fija. «El resto son ayudas y subvenciones. Nos buscamos la vida como podemos».
La síndica reconoce que las relaciones institucionales con el Govern de Cataluña son complejas, aunque no malas. «Han existido épocas más complicadas. Cuesta hacerles comprender que Arán tenga una institución propia y autogobierno, con un modelo con capacidad para decidir. Son cosas que no parecen aceptarse». En su opinión, se trata de incoherencias, ya que las fuerzas independentistas siguen reclamando más autonomía a España. La misma que les niega a ellos la Generalitat.
«No queremos irnos a ningún lado, pero queremos tener la capacidad de decidir sobre las cuestiones que nos afectan», sostiene Vergés. En su opinión, el debate de la independencia está superado en Arán, donde apenas tuvo impacto. Solo dos de cada 1o ciudadanos de la comarca participó en la consulta del 1-O. El 84% apoyó la secesión, casi 10 puntos menos que en el resto de la región. Cuando Cataluña amenazó con marcharse de España, los araneses hicieron lo propio con quedarse.
Vergés afirma que el procés se vivió en Arán con mucha preocupación, pero que «ahora mismo la calle no está en eso». El debate ha desaparecido de la esfera pública, «solo hay ruido mediático». La síndica prefiere guardarse su opinión sobre la ley de amnistía porque «no repercute» a su comarca. Eso sí, afirma que «es momento de hablar de concordia y hacer de este país un lugar donde todos vivan lo más cómodo posible». Ese es su interés al pedir más autonomía a Cataluña.
Retener el talento joven
La comarca, insiste, necesita más fondos para garantizar que sus habitantes tengan mejores oportunidades. La mayoría vive del turismo y la renta per cápita es ligeramente superior al resto de la región. Pero no siempre fue así. El Valle de Arán, enclavado en los Pirineos y limítrofe con Francia, permaneció encerrado en sí mismo durante siglos. La nieve en invierno hacía de él un lugar inaccesible. Su economía entonces era de subsistencia, hasta que en 1948 abrió el túnel de Viella, su capital, y todo cambió.
La hostelería ocupa un papel central en su economía, pero eso está comenzando a cambiar. El Consejo General ha cerrado convenios con el Gobierno con la intención de retener el talento joven. Ha creado un hub de innovación y poco a poco implementa nuevas medidas para que Arán siga siendo un lugar dinámico. Vergés estima que para que eso ocurra es necesario que se traspasen todas las competencias y, sobre todo, que tengan una financiación correcta.
«El Valle de Arán tiene una identidad propia muy potente por lengua y cultura», sostiene la síndica. En octubre envió una carta a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, para pedirle que el aranés, lengua oficial en Cataluña, se pudiera utilizar en el hemiciclo como el resto de idiomas cooficiales. Todavía nadie la ha utilizado, pero confía en que en las próximas semanas lo haga el diputado Amador Marqués, del PSC.
Marqués, como Vergés, pertenece a Unitat d’Aran. Este partido local cerró una acuerdo con los socialistas en los años noventa. Desde entonces, el PSC no se presenta en la comarca y su formación desiste de concurrir a los comicios autonómicos y generales para integrarse en sus listas.
La vinculación con Cataluña se remonta mucho más atrás, al siglo XII, cuando se firmó un tratado de protección real con la Corona de Aragón. Ese pacto fue renovado en 1313, tras décadas de ocupación francesa. Los decretos de Nueva Planta apenas afectaron a la comarca, que en 1834 quedó incorporada a la provincia de Lérida y dejó sin efecto su histórico Consejo General. No lo recuperó hasta 1991. Ahora busca dar un paso más. La primera parada, la de Vergés este miércoles en el Parlament.