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El Valle de Arán pide más autonomía a Cataluña tras las cesiones de Sánchez a Puigdemont

La síndica, Maria Vergés, acudirá el miércoles al Parlament para solicitar que se cumpla la ley de régimen especial

El Valle de Arán pide más autonomía a Cataluña tras las cesiones de Sánchez a Puigdemont

Arties, un pequeño pueblo del Valle de Arán, en la provincia de Lérida. | Sergi Reboredo (Zuma Press)

El Valle de Arán no celebra la Diada. La fiesta nacional se conmemora el 17 de junio, fecha en la que tuvieron lugar las primeras elecciones al Consejo General en 1991. Esta comarca montañosa de apenas 10.000 habitantes que limita con Francia constituye una realidad política diferenciada de Cataluña, con una lengua y una cultura propia. Desde 2015 cuenta con un régimen especial de autogobierno que le garantiza gestionar una amplía cartera de competencias, aunque las autoridades locales se quejan de que la Generalitat incumple la ley, por lo que piden más autonomía.

La síndica de Arán, Maria Vergés, acudirá el próximo miércoles a la comisión de Asuntos Institucionales del Parlament para solicitar que se cumpla la ley. El artículo 80 establece una comparecencia anual para explicar la situación del Valle y el desarrollo de su autogobierno en una comisión parlamentaria, aunque la presidenta comarcal espera que a partir del próximo curso las sesiones puedan celebrarse en el Pleno, para lo que es necesario modificar el reglamento de la Cámara.

Vergés acudirá al Parlament con un mensaje claro: más autonomía para el Valle de Arán, cuyo Consejo General preside desde mayo, ya que sus elecciones coinciden con los comicios municipales. El órgano de gobierno de la comarca está compuesto por 13 miembros elegidos por los habitantes de las seis circunscripciones que la componen. Entre sus privilegios destaca la posibilidad de presentar iniciativas legislativas a la Cámara regional, que se tramitan como si viniesen de cualquier grupo parlamentario.

Las contradicciones de Cataluña

El artículo 48 de la ley de régimen especial establece que las competencias de Arán, en la provincia de Lérida, se desarrollan en el capítulo II. Estas son extensas y diversas: la lengua y la cultura, la ordenación del territorio, la enseñanza, la sanidad, los servicios sociales, el turismo, el medio ambiente o los deportes. Sin embargo, las autoridades locales lamentan que Cataluña no cumpla el acuerdo. Ponen el énfasis en sus contradicciones, ya que solicitan de España unas relaciones que ellos no cumplen.

En esta comarca situada en los Pirineos, que vive fundamentalmente del turismo, no entienden las paradojas de Cataluña, que lleva años reclamando a España más competencias y un nuevo régimen de financiación que a ellos les niegan. Carles Puigdemont exhibe como un trofeo las concesiones de Pedro Sánchez, al que arrancó la amnistía para el procés. Hace solo unas semanas, el president Pere Aragonès reclamaba al Gobierno reactivar la mesa de diálogo, el traspaso de Cercanías y una financiación singular para Cataluña.

Vista aérea de Mont, un pequeño pueblo del Vallé de Arán, al norte de Cataluña. | Foto: Sergi Reboredo (Zuma Press)

El Valle de Arán, con un presupuesto anual que supera los 44 millones de euros (el 80% a través de la Generalitat de Cataluña), sigue sin un sistema de financiación propio. Es una de las demandas que realizará Vergés el próximo miércoles en el Parlament para garantizar «la estabilidad» de la comarca. Desde el pasado 1 de enero, gestiona emergencias y protección civil, pero quiere más.

La comparecencia de la síndica en el Parlament de Cataluña servirá como «un verdadero debate» en el que los grupos podrán presentar resoluciones «dando un paso más al reconocimiento y desarrollo institucional» de la comarca, revelan desde el Consejo General. Mientras las fuerzas independentistas catalanas exigen al Gobierno pactar las condiciones para un referéndum de autodeterminación, en Arán están satisfechos con su identidad, de orígenes ancestrales.

Derecho a decidir

El Valle de Arán es el único territorio español que tiene reconocido el derecho a decidir su futuro. Así lo establece la ley de régimen especial, a la que ni la Generalitat ni el Gobierno pusieron pegas. La disposición adicional primera sostiene que «el Parlament reconoce el derecho del pueblo aranés a decidir su futuro», aunque todos convergen en que no será necesario. No obstante, esta comarca formada por nueve municipios amenazó con independizarse de Cataluña si esta lo hacía de España.

Aquí se registró la menor participación en el referéndum independentista de 1-O. Mientras en Cataluña alcanzó el 43% y el respaldo a la secesión superó el 90%, en Arán solo votaron dos de cada 10 ciudadanos. El apoyo a la independencia cayó al 84%. La mayoría, que aboga por continuar en España, se quedó en casa. La comarca apenas tiene paro, cuenta una renta per cápita ligeramente superior a la de la región y un sistema educativo plurilingüe cuya piedra angular es el aranés, una lengua occitana a la que se da preponderancia en los primeros cursos.

La vinculación de Arán con Cataluña se remontan a tiempos inmemoriales. Tiene sus precedentes en los tratados de protección real acordados entre los representantes de esta comarca montañosa y los primeros monarcas de la Corona de Aragón, especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XII. Los lazos se estrecharon bajo el reinado de Jaime I, que no incluyó al Valle entre los territorios occitanos, a cuya soberanía renunció en 1259 en favor de Francia.

El antiguo pacto entre la Corona de Aragón y los araneses se renovó en 1313, después de tres décadas de ocupación francesa. Jaime II otorgó a sus habitantes el llamado privilègi d´Era Querimònia, una verdadera carta magna que sirvió como base legal durante más de 500 años. Felipe III modificó el sistema del Consejo General, que desde entonces quedó integrada exclusivamente por 13 miembros.

Los decretos de Nueva Planta apenas afectaron a Arán, que mantuvo su sistema administrativo hasta 1834, cuando quedó incorporado a la provincia de Lérida. El profundo sentimiento de la comunidad aranesa perduró en la conciencia de sus habitantes. Con motivo de la aprobación del Estatuto de Cataluña en 1932, algunos intelectuales solicitaron sin éxito a la Generalitat que reconociera sus derechos históricos. Tras un largo silencio durante el franquismo, la comarca recuperó sus reivindicaciones con la llegada de la democracia.

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