Felipe VI advierte a Sánchez: hay que respetar a todos los poderes del Estado
El Rey hace una encendida defensa de la Constitución y exige preservar la integridad territorial «con determinación»
Felipe VI ha hecho este domingo, en su tradicional discurso de Navidad, una encendida defensa de la Constitución para que España siga viviendo «en paz y libertad» ya que fuera de la Carta Magna «no hay democracia ni convivencia posibles», al tiempo que ha recordado a todas las instituciones del Estado el deber de conducirse «con la mayor responsabilidad» en este inicio de la legislatura. «Debemos respetar también a las demás instituciones en el ejercicio de sus propias competencias y contribuir mutuamente a su fortalecimiento y a su prestigio», ha dicho en una clara advertencia al Gobierno de Pedro Sánchez y sus socios parlamentarios que cuestionan la Justicia con sus últimas apelaciones al ‘lawfare’.
El Rey ha iniciado su discurso, de 1.467 palabras y una duración de 11 minutos y 48 segundos, con un recuerdo «a las dificultades económicas y sociales» que afectan a la vida diaria de muchos españoles. «Una preocupación que se manifiesta, especialmente, en relación con el empleo, la sanidad, la calidad de la educación, el precio de los servicios básicos. Desde luego también con la inaceptable violencia contra la mujer o, en el caso de los jóvenes, con el acceso a la vivienda», ha señalado el monarca, si bien ha querido centrarse en otras cuestiones que tienen que ver «con el desarrollo de nuestra vida colectiva». En concreto, la Constitución y España.
«Este año, nuestra Constitución ha cumplido 45 años. Durante estos años de vida democrática, la Constitución, que la Princesa de Asturias juró el pasado 31 de octubre, ha estado presente ininterrumpidamente en nuestras vidas. Y es, sin duda, el mejor ejemplo de la unión y convivencia entre españoles», ha resaltado con una fotografía a sus espaldas del acto de Leonor en el Congreso el día de su mayoría de edad.
Felipe VI ha insistido en que uno de los «grandes activos» en democracia es, precisamente, esa convivencia «basada en sentimientos compartidos y en la búsqueda común del bienestar y la prosperidad de todos». Al hilo de ello, ha recordado que en su discurso de octubre en los Premios Princesa de Asturias ya recordó que «con la unión, con el esfuerzo colectivo y con las actitudes solidarias» son como se construyen «las grandes obras, las que trascienden a las personas, las que duran y permanecen en el tiempo. Es así como un país progresa», ha remachado desde el salón de audiencias del Palacio de La Zarzuela.
El monarca ha reconocido que en España «todo ciudadano tiene derecho a pensar, a expresarse y defender sus ideas con libertad y respeto a los demás», pero ha añadido que la democracia española «también requiere unos consensos básicos y amplios sobre los principios que hemos compartido y que nos unen» desde hace varias generaciones. «Y esa unión, que tiene profundas raíces históricas y culturales, debe descansar sobre todo en los valores que rigen toda convivencia democrática: la libertad, la justicia, la igualdad, el pluralismo político. Esos son los valores que nos cohesionan, que le dan fortaleza y permanencia a un sistema democrático como el nuestro», ha subrayado.
El Rey se ha centrado a renglón seguido en la Carta Magna, «el mayor éxito político de nuestra reciente historia, y que supuso la culminación de un proceso que mereció una admiración y un reconocimiento internacional extraordinarios». Gracias a ella, España «consiguió construir y consolidar una democracia plena, abierta e integradora, un Estado Social y Democrático de Derecho» que, en su opinión, ha asegurado la convivencia entre españoles y ha permitido «superar diversas y graves crisis en los últimos años». Para los que dudan de la vigencia del texto constitucional, Felipe VI ha hecho hincapié en que todos estos logros son «la evidente realidad» de nuestra historia reciente.
«Gracias a la Constitución conseguimos superar la división, que ha sido la causa de muchos errores en nuestra historia; que abrió heridas, fracturó afectos y distanció a las personas», ha recordado sobre el período de la Guerra Civil y la posterior dictadura franquista. «Superar esa división, por tanto, fue nuestro principal acierto hace ya casi cinco décadas. Por eso, evitar que nunca el germen de la discordia se instale entre nosotros es un deber moral que tenemos todos. Porque no nos lo podemos permitir», ha advertido con vehemencia.
Además, el jefe del Estado ha incidido en que hay otra dimensión de la Constitución en la que, a menudo, no se repara y que «sin duda» también es importante, a su juicio. «La que nos permite asegurar nuestro modelo de vida, nuestra forma de vivir y de entender la vida. Expresarse libremente, recibir una educación, tener un empleo, o protegerse de la enfermedad, es sin duda clave en nuestro día a día. También lo es, acceder a una vivienda, formar una familia, contar con ayuda social o disponer de un retiro digno… Todos esos hechos diarios -y muchos más- son los que la Constitución ampara, garantiza у protege», ha enumerado.
Por ello, ha querido reivindicar la Carta Magna «no solo como valor democrático de presente y de futuro», sino también como «instrumento y garantía imprescindible» para que la vida de los españoles pueda seguir discurriendo «con confianza, estabilidad y certidumbre», y en la que cada uno, «con sus circunstancias», pueda ver «razonablemente satisfechas» sus legítimas expectativas, así como sus ambiciones, proyectos y necesidades.
«Es evidente que para que la Constitución desarrolle plenamente su cometido, no solo se requiere que la respetemos, sino también que conservemos su identidad, lo que la define, lo que significa; su razón de ser como pacto colectivo de todos y entre todos para un propósito compartido», ha indicado antes de resaltar la necesidad de preservar «su integridad» como lugar de
reconocimiento mutuo, aceptación y encuentro entre los españoles. «Por tanto, fuera del respeto a la Constitución no hay democracia ni convivencia posibles; no hay libertades sino imposición; no hay ley, sino arbitrariedad. Fuera de la Constitución no hay una España en paz y libertad», ha hecho hincapié.
La segunda parte del discurso ha estado centrada en el futuro de España como sociedad. «Hemos sido solidarios con quienes han sufrido la adversidad; hemos tenido un comportamiento cívico ejemplar en la superación de la covid; hemos demostrado coraje, dignidad y principios frente al terrorismo; y hemos expresado y -sobre todo- defendido nuestros valores constitucionales cuando estos han estado en cuestión o se han puesto en riesgo», ha incidido.
«La razón última de nuestros éxitos y progresos en la historia reciente ha sido precisamente la unidad de nuestro país», ha proseguido Felipe VI, tras recordar que España ha presidido el Consejo de la UE en este último semestre de 2023, un período en el que se han logrado avances europeos que han reforzado la unidad de los Veintisiete.
El aviso a Sánchez y sus socios
«No tengo duda de que la unidad, será también la clave para que podamos afrontar con éxito los serios y complejos retos de futuro a los que España se enfrenta hoy. Para abordar ese futuro, todas las instituciones del Estado tenemos el deber de conducirnos con la mayor responsabilidad y procurar siempre los intereses generales de todos los españoles con lealtad a la Constitución. Cada institución, comenzando por el Rey, debe situarse en el lugar que constitucionalmente le corresponde, ejercer las funciones que le estén atribuidas y cumplir con las obligaciones y deberes que la Constitución le señala», ha dejado claro.
En una clara advertencia al Ejecutivo de Sánchez y formaciones políticas como Junts o ERC, Felipe VI ha subrayado que hay que respetar a todos los poderes del Estado «en el ejercicio de sus propias competencias y contribuir mutuamente a su fortalecimiento y a su prestigio».
El monarca ha insistido, tras ello, en que España ha atravesado a lo largo de sus siglos «períodos de tragedia, silencio, aislamiento y dolor» que, sin embargo, logró superar y sobreponerse. «Deberíamos tomar mayor conciencia del gran país que tenemos, para así sentirlo más y cuidarlo entre todos».
«Así podremos cumplir mejor con la obligación de la que hablé hace unas semanas en las Cortes: la de garantizar a las jóvenes generaciones el legado de una España unida, cohesionada, con voluntad de entendimiento, y sólida en sus convicciones democráticas, cívicas y morales; el legado de una España respetada, de una Nación querida, en la que puedan continuar desarrollando sus vidas de manera libre, de manera segura en un entorno de estabilidad y confianza», ha resaltado en la parte final de su discurso.
«España seguirá adelante. Con determinación, con esperanza, lo haremos juntos; conscientes de nuestra realidad histórica y actual, de nuestra verdad como Nación. En ese camino estará siempre la Corona; no solo porque es mi deber como Rey, sino también porque es mi convicción», ha dejado claro a modo de conclusión.