¿Costa? ¿Sánchez? La abrupta renuncia del jefe del Consejo Europeo dispara las quinielas
El portugués António Costa es el favorito para ocupar el puesto, pero Pedro Sánchez también cuenta con alguna opción
La renuncia anticipada, y en diferido, del presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, abre de nuevo las opciones para que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, opte a este cargo europeo de campanillas a partir de julio a pesar de que a finales de diciembre el líder socialista descartó en su rueda de prensa de balance de año desde la Moncloa que entre sus planes esté asumir un puesto de relevancia internacional en los próximos años.
Sánchez garantizó el 27 de diciembre que estará al frente del Ejecutivo «toda la legislatura», pero su pasado como político está lleno de sorpresas. Desde la inesperada moción de censura de 2018 que le aupó al poder a la convocatoria de elecciones generales para el 23-J, justo un día después del batacazo electoral en las autonómicas y municipales del 28-M y tras haber negado durante meses que fuese a adelantar los comicios. Una jugada política de ajedrez que pilló al resto de partidos con el pie cambiado y que al PSOE le salió bien pues ha podido seguir gobernando con los socios que tuvo en la pasada legislatura, en una especie de segunda versión del Gobierno Frankestein al que se refirió en su día Alfredo Pérez Rubalcaba.
Michel ha dado ahora un golpe en el tablero de la geopolítica europea con su anuncio de que se presentará como candidato por su partido, los liberales belgas del MR, a las elecciones europeas del 9 de junio. En los círculos comunitarios no se esperaba este paso y obliga a los líderes de los Veintisiete a decidir su sucesor antes de mediados de julio, que es cuando se abrirá la primera sesión del Parlamento Europeo. ¿Por qué?
El dirigente belga no puede ser eurodiputado y presidente del Consejo Europeo al mismo tiempo. Ya ha dicho que se mantendrá en su puesto durante la campaña y hasta que pasen los comicios del 9-J, donde con toda seguridad ganará un escaño. Por lo tanto, apurará al máximo su presencia al frente de esta institución europea.
El problema es que si Sánchez y el resto de los mandatarios europeos no se ponen de acuerdo sobre su sucesor antes de mediados de julio, entonces el primer ministro húngaro, Viktor Orban, asumirá el cargo de Michel de forma temporal en su condición de presidente del Consejo de la UE durante el segundo semestre de este 2024. Un escenario que nadie desea… más allá del ruso Vladimir Putin.
En 2019, los Veintisiete se fueron a noviembre de ese año para consensuar los principales puestos de la UE: el liberal belga Charles Michel para el Consejo Europeo, la popular alemana Ursula von der Leyen para la Comisión Europeo; el socialista italiano David Sassoli para la primera parte de los cinco años del Parlamento Europeo -luego le sucedería la popular maltesa Roberta Metsola-; la francesa Christine Lagarde para el Banco Central Europeo (BCE) y el socialista español Josep Borrell para el puesto de alto representante para la Política Exterior. Además, dentro del alambicado acuerdo estuvo el noruego Jens Stoltenberg, a quien se le renovó para un segundo mandato al frente de la OTAN.
Sin embargo, el movimiento de Michel hará que, con toda probabilidad, los líderes europeos se afanen en julio por cerrar un acuerdo a múltiples bandas. La presidencia del Consejo Europeo debería recaer, en principio, en un socialista del sur de Europa durante la próxima legislatura europea, de 2024 a 2029, dentro de los equilibrios geográficos y de poder dentro de los Veintisiete.
Este cargo, creado en 2009 y al que solo optan presidentes o primeros ministros en ejercicio o recién sustituidos, ha estado hasta ahora en manos de dos miembros del Partido Popular Europeo (PPE) -el belga Herman van Rompuy y el polaco Donald Tusk– y un liberal -el mencionado Charles Michel-, por lo que los socialistas tienen muchas opciones de quedarse ahora con el puesto. Además, todos ellos eran primeros ministros en ejercicio, lo que fortalece las opciones de Sánchez.
El todavía primer ministro portugués, António Costa, es el principal favorito para suceder al belga Michel. En unas semanas dejará el puesto -los comicios lusos caen el 10 de marzo- y no parece que el caso de corrupción que provocó su caída en desgracia a principios de noviembre le vaya a afectar a su candidatura europea.
Costa cuenta con su larga experiencia como primer ministro luso -ha estado ocho años en el poder- y su dominio de lenguas extranjeras -habla con fluidez inglés, francés y español-, así que encabeza las quinielas para ser el próximo presidente del Consejo Europeo. Ahora bien, si el caso de que la investigación judicial sobre un mal uso de fondos europeos en proyectos eólicos toma un giro inesperado, entonces se complicarían sus opciones y a Sánchez se le pondría en bandeja el cargo, cuyo mandato es de cinco años.
Sánchez niega tener ambiciones europeas
El presidente del Gobierno siempre ha negado que tenga ambiciones europeas. Antes de verano rechazó con vehemencia que aspirase a dirigir la OTAN en sustitución de Stoltenberg, un puesto al que ahora aspira con fuerza el primer ministro saliente de Países Bajos, Mark Rutte.
Sin embargo, en el entorno del líder del PSOE se admitió en noviembre que Sánchez vería con buenos ojos una salida a Bruselas a finales de 2024 si la gobernabilidad española se complica. Y que puestos a elegir, preferiría el papel de presidente del Consejo Europeo antes que dirigir la Comisión Europea, donde Von der Leyen es seria candidata a optar a un segundo mandato. Pero el presidente del Gobierno ha negado por activa y por pasiva que entre sus planes esté el irse a la capital comunitaria.
Todo dependerá del arranque legislativo en estos primeros meses de legislatura. Si Junts empieza a tumbar decretos y leyes, Sánchez podría tener la tentación de dimitir y dejar el resto de la legislatura en manos de una persona de su máxima confianza: la vicepresidenta primera del Ejecutivo y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero.
Los socialistas no dirigen el Ejecutivo comunitario desde que el italiano Romano Prodi cedió el testigo al portugués José Manuel Durao Barroso en noviembre de 2004. Borrell estuvo cerca de serlo en 2019 -finalmente se quedó con la cartera de la diplomacia europea- y es muy probable que los populares saquen más escaños que los socialistas el 9-J, así que lo lógico es que el canciller alemán, Olaf Scholz, haga campaña para mantener a Von der Leyen en la Comisión pese a no ser de su familia política. Esa ecuación reforzaría, aún más, que el puesto de presidente del Consejo Europeo caiga en manos socialistas. ¿Costa o Sánchez?