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Un sector de Sumar admite los «recortes» y ve en los Presupuestos otra crisis para el Gobierno

Yolanda Díaz reconoce dificultades para la gobernabilidad tras el lío de los decretos: «No se puede gobernar así»

Un sector de Sumar admite los «recortes» y ve en los Presupuestos otra crisis para el Gobierno

Yolanda Díaz en el Senado. | Europa Press

Un sector de la coalición de Sumar, concretamente fuentes de Izquierda Unida y también del segmento sindical, admitían el pasado miércoles en conversaciones privadas que el decreto que la vicepresidenta Yolanda Díaz quería convalidar en el Parlamento sí contenía «recortes», tal y como denunció Podemos. El partido morado se negó el miércoles a convalidar el decreto sobre el subsidio al desempleo al denunciar una reducción de las ayudas públicas de aquí a los próximos años. Exigió una modificación, pero ante la negativa de la vicepresidenta, se decantó por tumbar la medida. Según las fuentes consultadas, Díaz tuvo que asumir el «recorte», aun sin admitirlo públicamente, por el encaje presupuestario exigido por Hacienda. En juego ahora están el decreto sobre el aumento del salario mínimo, que se prevé para el viernes, y sobre todo los Presupuestos del Estado.

«Es verdad que Yolanda planteaba un recorte en los subsidios de mayores de 52 años». Así de claro se pronuncian algunas fuentes del sector de Sumar, partidarios de la ministra de Trabajo pero comprensivos con las exigencias de Podemos. Tanto en IU como en los sindicatos que hasta ahora han respaldado a la ministra, sobre todo en Comisiones Obreras, las fuentes consultadas sostenían que «sí sabían» que el decreto que llegó el miércoles al Senado contemplaba lo que se puede entender como recortes.

Esta medida se imponía, sostienen, por «ajuste presupuestario». Y los morados lo han aprovechado para desmarcarse de Sumar y activar una estrategia de desgaste alrededor del concepto de «recorte», que tenían pensada desde hace un mes, tal y como desveló en exclusiva THE OBJECTIVE.

Podemos había avisado en los días previos a la presentación del decreto que su posición era de rechazo. Según los morados, el decreto de Díaz incluía una reducción de las ayudas públicas. Díaz y sus portavoces en el Congreso habían negado la mayor, alegando que con el aumento del SMI los subsidios aumentarían en función de ese crecimiento. Acusó a Podemos de actuar en función de «intereses partidistas», y el miércoles en el Senado Íñigo Errejón y Aina Vidal hablaron de «profunda irresponsabilidad».

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz y la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero.
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

«No salen las cuentas»

Las fuentes consultadas, sin embargo, sostienen que internamente miembros de la coalición admiten la veracidad de la crítica de Podemos, aunque nadie lo hace público. Para estas fuentes la responsabilidad principal no es de Díaz, sino del Ministerio de Hacienda. El problema, dicen, es que «no salen las cuentas». El Gobierno debe ahora cuadrar sus cifras de gasto a nuevos parámetros europeos, después de la barra libre por la covid. «Estamos en un contexto duro», reconocen los portavoces de Sumar. Con gastos extras como la compra del 10% de Telefónica, y en esas exigencias de Hacienda reconocen que la política gallega acaba pagando los platos rotos.

La crisis de imagen es indiscutible. Para el Gobierno en general, y para Díaz en particular. Podemos se cobra, por su parte, su venganza. Después del annus horribilis de 2023, con la salida de todos los ministerios y el veto a Irene Montero, la secretaria general de Podemos fue tajante tras anunciar su no a la medida: «Lamentablemente, el Gobierno no se ha comprometido a retirar el recorte en las pensiones de las personas que cobran el subsidio para mayores de 52 años y, por tanto, no votaremos a favor». Los morados salvaron su sí a los demás decretos presentados por el ejecutivo socialista. Prueba palpable de que su caza mayor va dirigida hacia la ministra, a la que tachan de «traidora», y no contra la estabilidad del Ejecutivo (tal y como en teoría prometió Belarra a Félix Bolaños).

La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, durante el pleno del Congreso de los Diputados, en el Palacio del Senado.
La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, durante el pleno del Congreso de los Diputados, en el Palacio del Senado.

Yolanda Díaz, que entendió a media mañana del miércoles que no había márgenes para aprobar su decreto, buscó la manera de contraatacar anunciando que el próximo viernes aumentará el salario mínimo. La ministra lo hará con el acuerdo de los empresarios o sin él. Este decreto también deberá ser ratificado por las Cortes, pero en este caso no se espera un rechazo de Podemos. Donde en cambio sí surgirán problemas será en el debate presupuestario de este año. Aunque también en este caso las fuentes consultadas del espacio de Sumar creen que el principal escollo será Junts y no Podemos.

«No se puede gobernar así»

«Ya no se puede legislar desde el gobierno», reflexionan desde Sumar. La ministra Díaz sorprendió a muchos el miércoles cuando, con un esfuerzo de sinceridad, admitió: «No se puede gobernar así». Se refería a unas negociaciones «a contrarreloj» y al esfuerzo de pasar noches en vela a la espera de conocer el sentido de voto de sus teóricos aliados. El equilibrio parlamentario ha cambiado radicalmente, reflexionan otros. En la pasada legislatura los números eran diferentes: Podemos estaba en la mayoría de Gobierno y existían diez diputados de Ciudadanos que servían a Sánchez para plantear geometrías variables. Ahora, todo queda en manos de Carles Puigdemont y Podemos.

«Podemos le va a hacer la vida muy difícil a Yolanda», vaticinan los partidarios de la gallega, «y ella tendrá que ceder a sus pretensiones», añaden. Pero avisan: «Lo de Junts es otra cosa». Se refieren a que, más allá del choque en la izquierda, las posiciones de Puigdemont son y serán más imprevisibles. El miércoles los catalanes amagaron con votar en contra, y finalmente no participaron de la votación salvando a Sánchez. Pero esto obligará al Ejecutivo a una tensión constante. «Así no se aguanta», dicen reiterando el pensamiento que deslizó Díaz. «Y quedan los presupuestos», avisan. El debate de las cuentas será el verdadero escollo que Sánchez deberá sortear para encarrilar la legislatura.

El plan de Sánchez siempre fue tener listos los presupuestos para después navegar según su rumbo, con mayoría en el Congreso o sin ella. Pero todo apunta a que los de Puigdemont quieren vender cara la piel. Y las palabras de Díaz y también de sus afines dejan entender que en altas esferas del Ejecutivo existen dudas sobre el aguante de la gobernabilidad. Vuelve a sobrevolar el fantasma de una legislatura corta. En ERC recuerdan que Sánchez ya adelantó los comicios. E incluso en Podemos ofrecen una lectura muy pesimista: «Ir con Junts es un disparate, están locos. Es para tirar la toalla».

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