Malestar en Sumar por el pacto con Junts: «Va a ser difícil venderlo como progresista»
En el partido de Díaz manifiestan preocupación sobre futuras negociaciones, pero creen que Podemos se ha retratado
Malestar y preocupación en el segmento político que lidera Yolanda Díaz. Sumar, una coalición en la que confluyeron marcas regionales y partidos como Izquierda Unida que hasta el año pasado formaban parte de Unidas Podemos, ofrece lecturas muy críticas sobre lo ocurrido el pasado miércoles en el Senado. Para varias fuentes de Sumar el acuerdo que alcanzó Pedro Sánchez con Junts sobre la cesión o delegación de competencias en materia de migración y extranjería revela una crisis de gobernabilidad en ciernes. Algunos llegan hasta a hablar de «humillación» del Ejecutivo, parafraseando de facto la tesis del Partido Popular. Otros rechazan el pacto con Junts, que saben que postula un endurecimiento de las políticas sobre residencia e inmigración: «Va a ser difícil venderlo como progresista», zanjan.
Los Comunes, la marca catalana que se adscribió a Sumar y que con Más Madrid y Compromís retiene el mayor peso orgánico de la coalición, hablan claro a este respecto. Aina Vidal, su principal referente, defiende que Cataluña pueda tener más competencias en temas migratorios delegados por el Estado. Pero los Comunes cuestionan la forma en la que el presidente del Gobierno ha llegado a su acuerdo y, sobre todo, los objetivos de Junts per Catalunya a este respecto. Saben que los de Puigdemont quieren disputar a la extrema derecha xenófoba catalana de Aliança Catalana políticas restrictivas en este ámbito. Y se niegan a poner su visto bueno.
Este diario publicó en exclusiva hace un mes que Junts había exigido a Sánchez en Suiza las competencias en inmigración. THE OBJECTIVE también adelantó que el plan de los posconvergentes pasa por endurecer las políticas de expulsión para todos aquellos inmigrantes reincidentes. Son aquellos inmigrantes que entran y salen de la cárcel, es decir, los «multireincidentes», según se informó ya en diciembre, a los que el partido de Puigdemont quiere facilitar la expulsión.
Políticas racistas
Para miembros de los Comunes el planteamiento de Junts es xenófobo y racista, y el acuerdo al que ha llegado Sánchez con ellos se convertirá en un bumerán para la formación de izquierda activa en Cataluña. Los Comunes deben hacer frente a las autonómicas catalanas y no quieren llegar a los comicios como los aliados encubiertos o facilitadores de políticas antiinmgración que pueda proponer Junts, bajo el paraguas del acuerdo del Gobierno del que forman parte para desbloquear los decretos del pasado miércoles. En Sumar avisan de que legitimar estas posiciones sobre la inmigración «no es progresista» y que políticamente «va a ser difícil vender» este argumento.
Pero el malestar en Sumar va más allá y apunta claramente a una crisis de gobernabilidad. Los ministros y portavoces socialistas insisten en que el Gobierno no está más débil, pero en Sumar tienen otra lectura muy diferente. Evitan hacer pública su alarma, pero en las entrañas de la coalición se multiplican los comentarios negativos y de preocupación. Las fuentes consultadas hablan directamente de «folclore» parlamentario que, de repetirse, aconsejaría dar un paso al lado o plantear directamente un adelanto electoral.
Los de Sumar están alarmados. También temen que la cuestión migratoria se extienda al debate de la campaña electoral de las europeas. Y temen ulteriores sacudidas parlamentarias. Y sobre todo, no confían en Puigdemont y Junts. Llegan directamente a calificarles de «locos», para destacar que su imprevisibilidad merma las esperanzas de tener una legislatura tranquila y provechosa. Y ya fijan en el debate presupuestario la próxima encrucijada del Ejecutivo.
«Si Junts no garantiza unos meses de tranquilidad y los Presupuestos, las voces que dicen ‘basta’ serán mayoría», sostienen desde el frente de Sumar. La propia Yolanda Díaz dejó escapar en el caos de la negociación del miércoles que «así no se puede gobernar». Un mensaje que los ministros socialistas intentan rebajar y encuadran en el «pesar» de la vicepresidenta, pero que revela las dudas existentes sobre la crisis de gobernabilidad.
Un gobierno «insostenible»
«Es insostenible un gobierno con el ridículo de ayer (por el miércoles)», insisten desde el sector de Díaz. Se trata, según estas fuentes, de hacer un esfuerzo de honestidad para admitir, entre otras cosas, que el Gobierno sufrió algo parecido a una «humillación». Y en Sumar también creen que los de ERC pronto pondrán contra las cuerdas al Ejecutivo. ¿En qué debate concretamente? «En el de los Presupuestos, ahí también están los de ERC», responden desde este sector, donde también señalan el de la amnistía. Pero también el de migración. Así lo dejó claro Gabriel Rufián en un mensaje en las redes sociales el jueves.
Sumar, en definitiva, pide a Sánchez alcanzar algún tipo de garantías que asegure por parte de los nacionalistas cierta «tranquilidad» y confianza en el corto y medio plazo. De no ser así, creen que la legislatura se va a convertir en un desgaste continuo («un Vietnam»), que afectará a las formaciones que forman parte del Consejo de Ministros. El núcleo duro de Díaz sabe, además, que la vicepresidenta no controla a su coalición tal y como lo hacía Pablo Iglesias. Sumar es una mezcla de siglas e intereses, muchos de ellos regionales, y su temor es que los referentes de cada espacio pongan en cuestión el liderazgo de Díaz.
Fin de las «geometrías variables»
La única nota positiva del debate del miércoles fue, según los miembros de Sumar, el rechazo de Podemos al decreto sobre el subsidios de los pensionistas. Aunque admiten el revés, creen que Podemos queda retratado ante «sus votantes» y los de la izquierda en general. Y que eso se puede convertir en un argumento útil para la campaña electoral de las europeas. Sumar, no cabe olvidarlo, centra todo su atención en esas elecciones, consciente de que se juega la hegemonía del espacio de la izquierda alternativa con Podemos y su futuro. «Quieren que (los morados) desaparezcan», comentan los afines a Díaz para referirse a los objetivos de su cúpula.
En Podemos tienen, sin embargo, una lectura muy diferente de lo que ocurrió el miércoles en el Senado. Según los morados, Díaz ha sido derrotada en la primera votación de calado del nuevo ciclo y ahora deberá corregir su planteamiento, tras poner su firma en unos «recortes» diseñados por Nadia Calviño. La incapacidad de Díaz de llegar a un pacto con Podemos, además, debilita la imagen pactista de la vicepresidenta (una obsesión de la dirección morada), así como su función de vigilante del espacio de la izquierda alternativa al PSOE. Aseguran que Sánchez ha tomado nota, aunque avisan de que el presidente no está exento de culpas y deberá mostrar más cuidado de aquí en adelante. «La época de las geometrías variables se ha acabado», sugieren desde el frente de Podemos. Es un mensaje para Díaz y Sánchez: si quieren avanzar en la legislatura deberán contar y negociar siempre con Podemos, aunque no tengan un sillón en el Consejo de ministerios.