El BNG se frota las manos con la polémica de los 'pellets' y la bronca política entre PP y PSOE
Los afines al BNG sostienen que los sondeos están «inflados» en favor del PP y ven a Sumar sin escaños
Ana Pontón, del BNG. | Europa Press
El partido nacionalista gallego, Bloque Nacionalista Galego (BNG), se frota las manos con la polémica política surgida tras la llegada a las costas gallegas de miles y miles de pequeñas bolitas de plástico, los llamados pellets. Hace casi dos meses, un buque perdió cerca de las costas portuguesas seis contenedores que contenían pellets de plástico. Las corrientes han llevado este material a las costas gallegas, siendo aprovechadas por los socialistas (sobre todo en Madrid) como arma arrojadiza contra el gobierno popular de Alfonso Rueda. Los socialistas y sus socios de gobierno apuntan a «otro caso Prestige», pero fuentes de ambas formaciones activas en Galicia sostienen en conversación con este diario que el verdadero «beneficiario» de esta bronca puede que sea el BNG.
Entre el gobierno regional de Rueda y el central de Pedro Sánchez se están lanzando a lo largo de los últimos días ataques cruzados. Cada uno señala al otro como responsable de lo ocurrido y de los retrasos en hacer frente a la emergencia que, cabe decirlo, no tiene el mismo impacto medioambiental que el vertido de petróleo del Prestige en 2002. Los socialistas quieren reeditar lemas como el de «nunca máis» que dio vida a una plataforma de activistas muy influyente en la región, pero cabe la posibilidad de que la polémica se convierta en bumerán para el ejecutivo central.
La cuestión tiene una clara derivada electoral. El próximo 18 de febrero se celebrarán los comicios autonómicos en Galicia, y la izquierda anhela echar de la Xunta al PP, después de dos décadas de dominio popular. La Moncloa busca munición para debilitar a Alberto Núñez Feijóo, para encarar los comicios europeos de junio con cierto viento de cola. La clave, sin embargo, atañe al efecto colateral del choque entre ambas instituciones y partidos que, según comentan fuentes gallegas de las formaciones involucradas, puede acabar favoreciendo al BNG.
Los nacionalistas gallegos llevan años recuperando fuerza y atractivo, después de la escisión de Xosé Manuel Beiras en 2012. Su lideresa, Ana Pontón, ha trabajado en promover una imagen política más transversal y menos encapuslada en el segmento del izquierdismo radical. Los escisionistas de Anova han vuelto al redil (Beiras ha pedido el voto para el BNG), mientras que la debilidad de Podemos y Sumar permite concentrar el voto. Incluso en el PP gallego comentan que a lo largo de estos años Pontón ha sido hábil en reunirse con empresarios y centros de poder regional para transmitir una imagen de tranquilidad. El BNG, en definitiva, sueña con llegar al gobierno de la Xunta, y confía en que la polémica de los pellets mueva un puñado de miles de votos que puede decantar los comicios.
Dos provincias clave
Las fuentes políticas gallegas de diferentes partidos reconocen que los sondeos dibujan un escenario de casi empate entre el PP, que aspira a la mayoría absoluta, y la suma de las izquierdas (BNG, PSOE y Sumar o Podemos). Las encuestas más favorables al PP vaticinan una victoria por mayoría absoluta, pero por uno o dos escaños. Los afines al BNG y Sumar, sin embargo, creen que las encuestas están «infladas». Y que la realidad es que los populares se juegan el gobierno de la región si finalmente se mueven algunos miles de papeletas.
Las provincias clave serán, según dicen estas fuentes, las de Pontevedra y Orense. En Orense, sobre todo, el partido Democracia Ourensana que se presentará a los comicios del 18-F puede sustraer votos esenciales al PP para maximizar sus apoyos. Y en el BNG y en Sumar creen que el verdadero peso político de esta formación no está siendo bien medido en las encuestas.
La polémica de los pellets, por otro lado, permite al BNG lanzar un mensaje que puede matar dos pájaro de un tiro. Por un lado, criticando la gestión de la Xunta por haber medido mal la «crisis» y haber reaccionado tarde, intentando incluso ocultarla. Y por el otro, sugiriendo que el gobierno central solo está ocupado en satisfacer a los «catalanes y vascos», ignorando a los gallegos, según comentan las fuentes consultadas. Pontón aprovechó la crisis en las playas gallegas para hablar directamente desde este escenario. Pidió a la Xunta y al gobierno de Sánchez «dejarse de peleas».
Ataques medidos
«Lamentablemente, esto es justamente lo que falta. Estamos viendo cómo el Partido Popular de Galicia repite el mismo manual que durante el Prestige. Primero, oculta el problema; segundo, intenta minimizarlo», afirmó Pontón para, acto seguido, embarrar también el ejecutivo de Sánchez. «Vemos un Gobierno que está absolutamente superado y que parece que ya importa más su campaña electoral que darle una respuesta a una crisis ambiental de este nivel», mantuvo.
La visita del ministro de Transporte, Óscar Puente, llegando a Vigo hace tan solo unos días acompañado por los Reyes Magos entre bromas y aplausos, cuando el Ejecutivo ya conocía por parte de Portugal el vertido de pellets, ofrece al BNG una imagen electoral de efecto. Aunque los de Pontón saben que deberán medir sus críticas a los socialistas, puesto que según comentan desde sus filas para sustituir al PP del Ejecutivo regional también necesitan que el PSOE no se hunda. Entre otras cosas porque creen que Sumar no tendrá escaños, aunque los sondeos le otorguen uno o dos.
Socialistas y nacionalistas se necesitan para echar al PP, en una región donde los populares no tienen la competencia de Vox, pero con enorme valor simbólico y político. Si también Galicia se decanta por entregar el poder a los nacionalistas, el esquema de la plurinacionalidad que defienden ahora tanto Podemos, como Sumar y el PSOE, tendrá una pieza más para avanzar en esa dinámica centrífuga que está sacudiendo al país.
