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El PSOE ve un horizonte gris en Galicia: el PP revalidaría su mayoría salvo «sorpresa»

Los socialistas centran la batalla en los tres escaños en Pontevedra, Coruña y Lugo

El PSOE ve un horizonte gris en Galicia: el PP revalidaría su mayoría salvo «sorpresa»

El candidato del PSdeG a presidir la Xunta de Galicia, José Ramón Gómez Besteiro, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | M. Dylan (Europa Press)

El sol radiante que luce este fin de semana en el cielo de Coruña es motivo de orgullo para los dirigentes del PSdGa, quienes presumen ante los 1.200 delegados de la convención política del PSOE de desmontando el falso el mito de que siempre llueve un Galicia. «Ya está bien de tópicos, en Coruña no llueve hace sol, ya lo habéis visto… como ése otro tópico de que Galicia es conservadora, no lo es», fueron las palabras de la alcaldesa de la ciudad, Inés Rey, en la inauguración del cónclave el viernes. Sin embargo, el clima y la demoscopia parecen haberse conjurado para que perdure la doble leyenda. Porque las perspectivas en Galicia dibujan un horizonte gris y poco halagüeño para los socialistas, dado que según sus sondeos, el PP volvería a consagrar una nueva mayoría absoluta. 

Las fuentes socialistas consultadas por THE OBJECTIVE admiten que sus propios datos arrojan una mayoría absoluta del PP, que se situaría en torno a los 39-41 escaños para Alfonso Rueda, 2-3 escaños por encima de la mayoría. Y precisamente son estos tres escaños en disputa los que se sitúan en la diana electoral del PSOE en tres provincias: Pontevedra, Coruña y, con menos opciones, en Lugo. En Pontevedra, Coruña y Lugo el PSOE se disputa el último escaño con el PP, pero en Coruña es donde Sumar podría jugarse su todo o nada, a costa de un representante en liza entre el PP y Sumar, donde Marta Lois se juega todo a un sólo parlamentario.

«Está muy ajustado, es difícil»

Los socialistas admiten sin tapujos que «lo normal es que repitan la mayoría». Pero también advierten de que «está muy ajustado» y «puede saltar la sorpresa. Para eso está la campaña y para eso estamos aquí». Ferraz ha puesto toda la carne en el asador con la intención de librar la batalla hasta el final. Y su principal rival no es ni Podemos ni Sumar, ni siquiera el BNG, sino la abstención. Porque lo que necesita el PSOE es subir entre 4 y 5 puntos la participación de los votantes progresistas hasta igualar la movilización de unas elecciones generales. Si se llega a la cifra mágica del 60%, «hay posibilidades de Gobierno» con Ana Pontón de presidenta y José Ramón Gómez Besteiro de vicepresidenta. Pero en la cúpula del PSOE admiten que es «muy difícil» porque el BNG «está muy fuerte» y Pontón quedará claramente por delante del PSOE en el parlamento gallego.

Por contra, las perspectivas para el candidato del PSdGa a la Xunta de Galicia, José Ramón Gómez Besteiro, son buenas pero no suficientes. «Besteiro es un grandísimo candidato, es muy bueno. Tiene autoridad, perfil presidencial, discurso… pero le va a faltar tiempo. Después de los años que ha estado fuera, todo ha ido demasiado rápido y Rueda sabía que el tiempo jugaba a nuestro favor». Cuanto más tiempo pasara para convocar elecciones, más posibilidades tenía Besteiro. «Incluso nos llegó que tenía que Rueda pretendía convocar en Navidades para limitar sus opciones. Ahora nos llega que el PP está nervioso porque saben que hay una oportunidad de perder esos dos escaños». 

Las encuestas: 23 BNG, 16 PSdeG

Para que se alinearan los planteas, el PSOE tendría que lograr concentrar el voto útil de Podemos, cuyas opciones son «nulas». «Apenas van a sacar 2.000 votos, quizás menos, y es importante maximizar las utilidad del votante progresista porque todo se juega a 2 escaños; y en cada provincia, la diferencia podría estar en 1.000 votos o menos el último escaño», explican los estrategas sociales. La segunda variable es Sumar, cuyas únicas opciones de obtener representación serian en La Coruña, pero los socialistas lo ven prácticamente imposible. Como avanzó este diario, el PSOE prevé que el voto a Sumar «ira a la basura, sólo nos hará daño» y no son especialmente optimistas con que la quiebra entre Podemos y Sumar favorezca el voto útil hacia el PSOE.

Así las cosas, los socialistas priorizan sus esfuerzos en Pontevedra y Coruña -donde están en juego sus parlamentarios número 15 y 16. En esa cifra sitúan sus opciones más realistas, en los 16 escaños, dos por encima de los obtenidos en julio del 2020. Los más optimistas elevan la cifra hasta los 17-18, conscientes de que es la misma «carta a los reyes» que los 27 escaños para el BNG. En la cena que mantuvo la delegación del PSOE gallego en la primera noche de la convención en Coruña, la alcaldesa, Inés rey, desveló los últimos datos de la encuesta interna del BNG: 24 escaños. La lectura que hacen los socialistas en base a la teoría de los vasos comunicantes, es que el PSdGa no puede estar en los 17 escaños y el BNG en los 24 porque supondría un crecimiento de cinco escaños para el BNG y tres para el PSOE, ocho escaños en total cuando el PP perdería cinco en el peor de los presagios. Las cuentas no salen porque están infladas. 

La ofensiva de los pellets «no ha funcionado»

La «prudencia» de los estrategas socialistas rebaja los pronósticos a 22-23 para el BNG y 15-16 para el PSOE. «Muy ajustado, muy difícil», pero no imposible. Si hubiera que apostar, la sensación que transmiten es que Alfonso Rueda revalidaría mandato en la Xunta de Galicia. La ofensiva sobre los pellets en las playas gallegas no ha funcionado: «Apenas ha tenido efecto, sólo moviliza a cuatro votos de extrema izquierda», explican desde la dirección del PSOE porque «esto los pellets no son el Prestige». Pero nadie tira la toalla. Se avecina una campaña al máximo nivel, con una «presencia importante» de Pedro Sánchez sobre el territorio, con desembarco de ministros del Gobierno u dirigentes nacionales para arropar al candidato. A su favor, la triple caravana del PP: «Nosotros encantados de nacionalizar la campaña, Rueda quiere una campaña tranquila y Feijóo una nacional; a nosotros nos beneficia lo segundo». 

El motivo es la dualidad del voto en la doble naturaleza de las dos urnas, no sólo en términos de voto sino en términos de participación. En las elecciones autonómicas del 20J de 2020, la participación fue de menos de la mitad del electorado, apenas el 48,97%; mientras que el pasado 23J en las pasadas elecciones generales fue del 73,14%. 25 Puntos más de participación que encierran una importante abstención del votante progresista, y en consecuencia, una notable dualidad del voto socialista de más de 10 puntos: un 19,39% y 253.750 votantes en la urna autonómica frente a un 29,84% y 479,355 socialistas que respaldaron al PSOE en las últimas elecciones generales. Un amplio margen de crecimiento por el que el PSOE sostiene que «hay partido» y que la bola de juego podría ser un «match ball para Feijóo que puede cambiar las dinámicas del resto de convocatorias electorales» de 2024. A esto fía el PSOE sus opciones de remontada. 

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