El Gobierno admite en privado que Puigdemont y los delitos 'leves' de terrorismo serán amnistiados
El expresidente de la Generalitat «está amnistiado porque no es una violación grave de derechos humanos»
El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont | Europa Press
El Gobierno dice una cosa en público y otra en privado. Casi al mismo tiempo en que se aprobaba el dictamen de la Comisión de Justicia con la nueva cesión del PSOE a Junts y ERC sobre la posibilidad de amnistiar delitos de terrorismo, el ministro de Justicia, Presidencia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños negaba la mayor desde el Palacio de la Moncloa asegurando que «el terrorismo está exceptuado de la ley de amnistía» y que no se ha cruzado la «línea roja» que el propio Gobierno dibujó en relación a este tipo de delitos.
Pero el discurso de cara a la galería poco tiene que ver con la ingeniería lingüística que emplea el Ejecutivo en privado, donde fuentes socialistas admiten que algunos delitos de terrorismo sí serán amnistiados, siempre y cuando no supongan una vulneración grave de los Derechos Humanos. Es decir, casos que permitirían amnistiar a Carles Puigdemont y Marta Rovira en la imputación que el juez García Castellón ratificó la semana pasada en la causa de Tsunami Democratic y los CDR. Las citadas fuentes sostienen que «ahora depende del juez», que será el juez «competente» quien tendrá que decidir si Puigdemont es juzgado por un delito grave de terrorismo «tal y como lo conocemos».
A juicio del Gobierno, el juez tendrá que determinar en qué acaba el procedimiento, si determina que es un delito de terrorismo». Y aún en ese caso, Puigdemont «está amnistiado porque no es una violación grave de derechos humanos».
En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, el ministro Bolaños fue preguntado por las afirmaciones de otros miembros del Gobierno como Óscar Puente y Pilar Alegría que aseguraron que el terrorismo era una «línea roja» que el Ejecutivo no estaba dispuesto a cruzar para atender las exigencias de Junts y ERC en las enmiendas a la Ley de amnistía. Bolaños ha asegurado que «la línea roja era que el terrorismo está exceptuado y fuera ha quedado. Ésa era una línea roja y así se ha pactado. Lo que hemos hecho es mejorarlo y adaptarlo a los estándares europeos. Hemos mejorado técnicamente la norma».
Sin embargo, en las conversaciones alejadas de los focos y las cámaras de televisión el Gobierno admite que los delitos de terrorismo sí se cuelan por el filtro de la Ley de amnistía, quedando sólo exceptuados los más graves. «Puede haber gente condenada por terrorismo que sea amnistiada, sí pero dependerá de un juez… Si un señor que hizo una sentada que provocó el infarto de un ciudadano, el juez considera que es terrorismo, ése señor será amnistiado», explican estas fuentes porque se trata de un caso ‘leve’ y no una vulneración de los derechos humanos.
El Ejecutivo explica que el acuerdo con Junts supone «cambiar los parámetros», haciendo desaparecer la «condena firme para los delitos de terrorismo por los delitos más graves y la vulneración de los derechos humanos». Algo que, a juicio del Ejecutivo, en la practica supone «limitar a los beneficiarlos de la amnistía» porque «antes, entraban todos los juzgados por terrorismo porque uno hay nadie con sentencia firme y no da tiempo a que la haya antes de abril», que se aprobará la ley de amnistía. «Lo que hacemos es limitarlo, es una evidencia».
En los últimos días, diferentes miembros del Gobierno han negado, tanto en público como en privado, que se fuera a llegar a un acuerdo con Junts, tal y como avanzó THE OBJECTIVE, en relación a los delitos de terrorismo en la redacción de las enmiendas a la Ley de Amnistía alegando que ésta era una cuestión nuclear en la que «no podemos aceptar» los postulados de los posconvergentes. Pero tras el acuerdo, el Gobierno matiza su discurso asegurando ahora que «nunca hemos dicho que se fuera a exceptuar» el terrorismo en la amnistía y que «la semana pasada había dos enmiendas de Junts y ERC que decían que saquemos por completo el terrorismo y nosotros decimos que eso es una línea roja. Y así ha sido».
