La Guardia Civil intentó sin éxito escanear los 79 bultos que Maduro coló en Barajas en 2023
La llegada de los paquetes como valija diplomática en un vuelo regular disparó las alarmas entre los agentes
Efectivos de la Guardia Civil que trabajan en el aeropuerto de Barajas fueron alertados la noche anterior a la llegada del vuelo PU702 procedente de Caracas de la enorme cantidad de bultos –50 maletas y 29 cajas– que el Gobierno venezolano pretendía introducir en España a través de un vuelo regular de Plus Ultra, según fuentes aeroportuarias consultadas por THE OBJECTIVE.
Aquel aviso la víspera del 3 de marzo de 2023 activó todas las alarmas en el aeropuerto español. Al llegar el avión, al filo de las 07.15 horas, los agentes de la Benemérita intentaron revisar la mercancía dada la anormalidad de la situación, pero al estar los bultos etiquetados como valija diplomática tuvieron que desistir porque, según el artículo 27 de la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas, las Fuerzas de Seguridad no pueden pasar por un escáner los paquetes que los gobiernos envían a sus respectivas embajadas.
Los guardias civiles apostados en la T-4 tuvieron que limitarse a ver a corta distancia –como se aprecia en la fotografía superior– cómo los funcionarios de la embajada venezolana se llevaban la carga sin pasar ningún control policial. La «impotencia» entre los agentes aquel día fue «total», según las citadas fuentes, porque la situación era «anómala» y se tenía la sospecha de que algo malo estaba ocurriendo, tal y como reveló este diario el martes.
No era la primera vez que veían una descarga de estas características en Barajas e intuían que el contenido de las maletas y cajas vulneraba la legalidad, pero no podían hacer nada para evitarlo. Y llovía sobre mojado, porque unos meses antes ya hubo un envío de 50 maletas a través de otro vuelo de Plus Ultra, como desveló THE OBJECTIVE, y en enero de 2020 se produjo el famoso Delcygate, la visita de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, quien fue recibida por el ministro José Luis Ábalos y que culminó con la entrega de 40 paquetes en suelo español con el mismo modus operandi y sin que tampoco hubiera ninguna supervisión policial.
Fuentes del aeropuerto madrileño indican a THE OBJECTIVE que este tipo de procedimiento es «completamente inusual». La valija diplomática suele utilizarse en vuelos regulares para pequeños paquetes y, si se trata de un gran envío, se suele enviar en sacas o contenedores a través de las terminales de carga.
La Convención de Viena protege este tipo de envíos. La correspondencia oficial de una misión diplomática es «inviolable», según el mencionado artículo 27. Además, una valija diplomática «no podrá ser abierta ni retenida» por el Estado receptor de la misma. Eso sí, los bultos que se incluyan en una valija «sólo podrán contener documentos diplomáticos u objetos de uso oficial». Es por este motivo por el que en Barajas sí se han devuelto en el pasado algunos envíos de países problemáticos con droga o armas en su interior.
Fuentes diplomáticas señalan a este periódico que los agentes españoles podían haber ordenado el regreso de los bultos a Venezuela, sobre todo las 50 maletas idénticas y embaladas de la misma forma, ante la sospecha de llevar en su interior algo distinto a documentos o correspondencia diplomática. Ahora bien, Caracas hubiera reaccionado de forma recíproca con las valijas españolas a partir de ese momento, lo que hubiera desatado una crisis bilateral.
Al ser un envío tan voluminoso y llamativo en un vuelo comercial, las citadas fuentes creen que el Gobierno de Maduro utilizó el «grado máximo» de protección y activó la opción de la «valija conducida», en la que un funcionario factura todo el equipaje a su nombre y viaja en el propio avión. A su llegada al punto de destino, esta persona comprueba que se bajan todos los bultos de la bodega.
En ese punto, es importante que la aerolínea que opera el vuelo permita a este funcionario estar a pie de avión. El hecho de que Caracas utilice los vuelos de Plus Ultra para este trasiego de maletas «garantiza», a juicio de las citadas fuentes, que los bultos no se escaneen a su llegada a Madrid y que la cadena de custodia «no se rompa en ningún momento» antes de llegar a manos de la embajada venezolana. Una situación que no se daría seguramente en Barajas si la carga fuese en una bodega de Iberia o Air Europa, concluyen las fuentes consultadas.