Puigdemont aleja a Sánchez de una cuestión de confianza al no garantizarle su apoyo
El expresidente catalán muestra su ambigüedad en plena campaña de las autonómicas del 12 de mayo
La pausa impuesta por Pedro Sánchez ha marcado el arranque de la campaña en Cataluña. Carles Puigdemont no perdió la oportunidad de dirigirse al líder socialista cuando anunció su decisión de tomarse unos días para reflexionar sobre su continuidad. El expresidente de la Generalitat le retó a activar una cuestión de confianza para «despejar todas las dudas». Es uno de los escenarios que se barajan. A Sánchez le bastaría con conseguir una mayoría simple en el Congreso, aunque obtenerla depende en buena medida de Junts, que no le garantiza su apoyo. Esa ambigüedad disminuye las posibilidades de iniciar el proceso.
El expresidente catalán mostró sus recelos sobre la decisión de Sánchez al considerar que se trataba «de un movimiento táctico». Puigdemont le sugirió que se sometiera a una cuestión de confianza en un mensaje en su perfil de X poco después de que el presidente del Gobierno publicara el pasado miércoles una «carta a la ciudadanía» en la misma red social. En la misiva anunciaba que cancelaba su agenda pública hasta el lunes, cuando decidirá «qué camino tomar».
Puigdemont escribió en su perfil que se trataba de «una decisión poco habitual en un dirigente político de su experiencia». Y continuó: «Alguien que se define a través de un libro que titula Manual de resistencia y que es conocido por su capacidad de resiliencia, no parece que deba ser demasiado vulnerable a las críticas que recibe. Por más salvajes y deshumanitadoras que sean. La política española y mucha prensa de Madrid es una realidad muy salvaje, pero quien se expone ya lo sabe».
Puigdemont en campaña
«Si hay un primer ministro que se llama Pedro Sánchez y está dispuesto a llegar a un acuerdo histórico con Cataluña, me interesa que siga. Pero se llame Pedro Sánchez o se llame como se llame», ha destacado este sábado Puigdemont en una entrevista con Europa Press. El expresidente catalán ha explicado que está dispuesto a mantener sus compromisos con el PSOE si «se cumplen las cosas», pero ha evitado de nuevo pronunciarse sobre una hipotética cuestión de confianza.
El pasado miércoles, el candidato de Junts para las elecciones del 12 de mayo ya animó a Sánchez a someterse a este instrumento parlamentario si creía que «su liderazgo se ha debilitado». Sin embargo, Puigdemont no desveló si iba a apoyarle. En su entorno consideran que existen un distanciamiento con el líder socialista y que el expresident no va de farol, aunque otras fuentes consultadas por THE OBJECTIVE afirman que se trata de una maniobra de campaña.
Esas mismas fuentes destacan que los independentistas catalanes «no se pueden permitir el lujo» de dejarle caer mientras no esté aprobada la ley de amnistía, donde el apoyo del PSOE es fundamental. Puigdemont juega a la ambigüedad, un escenario que podría llevar a Sánchez a repensar su estrategia y no fiar su futuro a una cuestión de confianza. En cambio, ERC ha confirmado públicamente que le respaldaría votando a favor de la cuestión de confianza.
En ese contexto, el único voto de Coalición Canaria sería vital para Sánchez, aunque la formación descarta pronunciarse antes de que se produzcan los acontecimientos. Los partidos independentistas ya otorgaron su confianza al dirigente socialista en la investidura de noviembre. Los siete votos de Junts fueron determinantes, algo que soliviantó a los partidos de la oposición y a la opinión pública al considerar que su apoyo estaba supeditado a la aprobación de una ley de amnistía.
«Llorados de casa»
La posición de Junts en caso de activarse la cuestión de confianza es una incógnita. Su candidato incluso se permite realizar chanzas con la situación. El pasado jueves, en el inicio de la campaña, Puigdemont lanzó un nuevo dardo a Sánchez. «Conocemos mejor que ellos la justicia española. A la prensa patriótica. No nos lo tiene que explicar nadie. Como los conocemos, salimos llorados de casa».
El acto se celebró en Argelès-Sur-Mer (Francia), donde se desarrollan todos los mítines de Junts. Sobre el expresidente catalán pesa una orden de detención nacional por los sucesos del procés. Puigdemont se juega en esta campaña el todo o nada, ya que hace unas semanas anunció que dejaría «la política activa» si no era investido presidente de la Generalitat. Una empresa que se considera complicada a tenor de lo que apuntan las encuestas, que otorgan la victoria al PSOE de Salvador Illa seguido de ERC.
Los socialistas consultados consideran que la posición de Puigdemont es «un órdago» y que, en caso de que se active una cuestión de confianza, contará con el apoyo de Junts. No obstante, confían en que Sánchez no llegue a ese extremo y continúe al frente del Gobierno. Especialmente tras la demostración de fuerza de este sábado, cuando miles de militantes y simpatizantes han abarrotado los aledaños de la madrileña calle de Ferraz, sede nacional del PSOE, para respaldar a su líder.
La cuestión de confianza es un instrumento parlamentario al que puede enfrentarse el Gobierno en una situación de debilidad. Está recogida en el artículo 112 de la Constitución, que establece que puede plantearla el presidente previa deliberación del Consejo de Ministros. Para superarla necesita una mayoría simple, esto es, más votos a favor que en contra. De no hacerlo, se activa el artículo 114 y comenzaría un proceso para elegir a un nuevo presidente.
En España se han convocado dos cuestiones de confianza. La primera, Adolfo Suárez (UCD) en 1980, apenas unos meses después de superar una moción de censura. Una década después, en abril de 1990, el socialista Felipe González optó por esta vía para reafirmarse en su cargo tras unas elecciones sobre las que planearon acusaciones de irregularidades. Ambos fueron avalados por el Congreso y continuaron en la presidencia.