Puigdemont debate con su núcleo duro si regresa por sorpresa a España el 10 de mayo
Dirigentes de Junts se han reunido en secreto con su candidato para valorar una vuelta que propicie un vuelco electoral
Carles Puigdemont ha debatido estos días con un núcleo muy reducido de dirigentes de Junts per Catalunya la opción de regresar a España el 10 de mayo, dos días antes de las elecciones catalanas del 12 de mayo, explican a THE OBJECTIVE fuentes del partido conocedoras de esta reunión. La propuesta de algunos dirigentes presentes era la de que Puigdemont volviera sin avisar, por sorpresa, para dar un vuelco electoral, catapultarse como primera fuerza independentista y contar con posibilidades reales de superar al PSC de Salvador Illa. Aunque no ha trascendido aún el desenlace de este encuentro, todo apunta a que se impuso la opción de esperar a la aprobación de la amnistía y no arriesgarse demasiado. No obstante, añaden estas fuentes, la «decisión final» solo la sabe Puigdemont. Públicamente, ha dicho que no volverá hasta el debate de investidura.
El elemento sorpresa de su vuelta, junto a una previsible detención, dado que en España pesa sobre él una orden nacional de busca y captura, puede despertar el votante más sentimental, a los indecisos y a parte de los 700.000 votantes independentistas que en 2021 se abstuvieron. En esta reunión se barajó que volviese antes de la jornada de reflexión pero no mucho antes, para que no menguara el efecto de su retorno. Además, se insistió en que esta opción les blindaba ante los reproches de que Puigdemont incumpliría su promesa de volver, como ya hizo en otras contiendas electorales.
Desde Junts per Catalunya sostienen que el adelanto electoral convocado por Pere Aragonès se hizo, entre otros motivos, para frenar la llegada de Puigdemont antes de que se apruebe la ley de amnistía. Y, de este modo, evitar que fueran los posconvergentes quienes rentabilizaran esta medida de gracia de cara al votante independentista en las elecciones al Parlament entonces previstas para inicios de 2025. En el momento del anuncio de Aragonès, Junts todavía no tenía candidato a la presidencia de la Generalitat, y el poco margen de tiempo debido al adelanto de los comicios les obligó a elegir, de nuevo, a su mayor activo: Carles Puigdemont. Al ver que su candidatura surtía efecto en las proyecciones demoscópicas (con Puigdemont de cabeza de lista se sitúan de segunda fuerza y/o empatados con ERC), algunas voces han pedido doblar la apuesta y no esperar al resultado electoral para que pise Cataluña.
Un decisión política, no personal
Estas fuentes explican que, sea cual sea su decisión final, Puigdemont ha sido el primero en transmitir su voluntad de que su vuelta sea una «decisión política, en ningún caso personal». Por esta razón, añaden, se debatió «a nivel top de partido», y por esta misma razón no estuvo sobre la mesa que volviera para el funeral de su madre, el pasado martes 30 de abril. Esto era un asunto personal.
Puigdemont no ha querido nunca «frivolizar con el exilio», apuntan desde el partido. Cuando en octubre de 2022, Clara Ponsatí cruzó la frontera en Francia, para hacerse una foto y volver a huir, el líder de Junts no entendió este comportamiento. Aunque no la interpeló directamente, ya comentó que su regreso sería meditado, fruto de una decisión política y sin «soluciones personales» que no sirvieran para superar el «conflicto político».
A este respecto, otros escenarios que se contemplaron era el de volver cuando la amnistía fuera una realidad y no arriesgarse a volver y a ser detenido. Después de años de combatir en los tribunales comunitarios al Estado español, podría parecer una temeridad cruzar la frontera sin tener atada la amnistía.
Miedo a un tripartito
El propio Puigdemont ha dejado claro que no continuará en la política activa si no es para ser presidente de la Generalitat. Para el líder de Junts no tiene sentido volver para hacer política en clave autonomista. Desde antes de las elecciones generales del 23 de julio, en Junts han manifestado que su pacto con el PSOE solo obedece a «resolver el conflicto político» en Cataluña y que, tal y como avanzó este periódico, no excluían pactar con el PP una moción de censura si no se avanzaba en este propósito.
Puigdemont quiere forzar a PSC y ERC a que le apoyen en una eventual investidura, pero para ello necesita recabar el mayor apoyo posible en las urnas y recortar distancias con los de Salvador Illa. La idea de volver antes del 12 de mayo responde a esta lógica de optimizar sus resultados y concentrar en su candidatura el grueso del voto independentista. Pero el miedo a una detención o al fracaso de la amnistía puede ser mayor que el miedo a un tripartito.