Zapatero «se dejó querer» como posible sustituto de Sánchez a presidir el Gobierno
Moncloa alimentó la sucesión en favor del expresidente por «el cariño de la militancia y el apoyo de los socios»
No fue una ficción sino una realidad. En un contexto en el que el aislamiento de Pedro Sánchez convenció a la inmensa mayoría de cargos gubernamentales y de dirigentes del PSOE de su dimisión, José Luis Rodríguez Zapatero sonó para sustituto de Sánchez para presidir el Gobierno hasta la convocatoria de unas elecciones, en lugar de la vicepresidenta primera, María Jesús Montero. Según algunos dirigentes socialistas consultados por THE OBJECTIVE, el ex jefe del Ejecutivo fue sondeado por algunos hombres cercanos al núcleo duro del Gobierno sobre esta posibilidad y «se dejó querer» con la intención de alimentar sus opciones. La respuesta del expresidente del Gobierno a estas indagaciones fue textualmente: «Bueno, quizás al final no se va…». La ausencia de un descarte explícito sorprendió a los autores de la pregunta.
«Ante esa pregunta sólo hay dos opciones. O un ‘no, ni de coña’, que es lo protocolario y lo esperado, o dejar la puerta abierta, dando a entender que van por ahí los tiros», explica uno de esos dirigentes. Y esto es lo que ocurrió. Zapatero dio pábulo a esta posibilidad porque también la propia Moncloa avivaba sus opciones: «¿Y por qué no? Tiene el cariño de la militancia y el apoyo de los socios del Gobierno». Un papel que Zapatero ha sabido reconstruir tras su abrupta salida del Ejecutivo, como un «apestado» tras los recortes impuestos por Bruselas en mayo de 2010. Tras más de una década en el ostracismo, su intervención en la campaña de las generales del 23-J levantó el ánimo depresivo de un PSOE hundido tras la hecatombe electoral de las municipales del 28-M. «Se echó a la espalda la campaña. Nos recordó que hay que tener orgullo PSOE, que el PSOE es mucho PSOE»; se ofreció «para lo que hiciera falta a Ferraz» y se erigió en influencer socialista, coach de la militancia y gurú mediático del PSOE.
El «verdadero negociador»
Tras las elecciones, cambió su papel pero no su influencia. A instancias del PSOE, recomendó a la Fundación Henri Dunant, con sede en Ginebra, como mecanismo de mediación para la negociación con Carles Puigdemont. Se trata de la fundación que él mismo utilizó para la negociación del final de la banda terrorista ETA durante su mandato. Y eso sirvió de germen para el papel «fundamental» que el exlíder del PSOE jugó en la negociación con Junts desde el verano de 2023, no sólo para alumbrar la investidura en el mes de noviembre, sino también para desatascar la ley de amnistía tras encallar en la comisión de Justicia, después de que Junts la dejara caer en el pleno. Para ambas encomiendas participó en varias reuniones en Ginebra con Puigdemont, según fuentes socialistas, «convirtiéndose a la vez en mediador y verdadero negociador de esta legislatura, mientras otros figuraban en las fotos y llevaban papeles que no habían leído ni negociado».
Sólo así se explica el «poder total» que tiene Zapatero actualmente en el puesto de mando, pese a no formar parte del organigrama del partido ni de la estructura del Gobierno. Se dice que es «el expresidente», aludiendo al contrapunto con Felipe González, repudiado por el sanchismo. Pero su papel trasciende del de jarrón chino, figura decorativa o simbólica. El exlíder del PSOE, no ajeno a las decisiones, participa de todas ellas como una especie de consejero áulico, ocupando la vacante que dejó Miguel Barroso tras su fallecimiento, el famoso ‘brujo visitador de la Moncloa’, que lo fue, precisamente, con Zapatero y lo heredó Sánchez.
Su «poder total» en las listas
Y el agradecimiento a ese inestimable papel se ha puesto en evidencia en las listas. Como adelantó THE OBJECTIVE, Zapatero ha logrado hacer valer su poder colocando a sus dos apuestas personales: el número cuatro de la lista para Hana Jalloul, actual secretaria ejecutiva de Política Internacional del PSOE, y «candidata natural» para las instituciones comunitarias, a juicio del expresidente; y Leire Pajín, exministra y ex secretaria de Organización del partido durante su mandato como secretario general, como número ocho de la plancha al Parlamento Europeo. Pero lo que permite tomar perspectiva de la importancia de estos nombramientos es que «Zapatero ha demostrado tener más cuota en la lista que ningún territorio».
El ‘ex’ se ha impuesto a la mayoría de cuotas territoriales de los secretarios generales, en un momento de crítica generalizada por las imposiciones de Ferraz y el ninguneo a las decisiones de las agrupaciones provinciales y autonómicas. Se ha situado por encima del líder aragonés, Javier Lambán, cuya única candidata en la lista europea fue revocada por Ferraz para colocar a una senadora afín a a la dirección federal, lo cual fue tildado de «humillación de la militancia»; por encima también de la federación andaluza, que pese a ser la más numerosa de toda España, se vio infrarrepresentada con una sola candidata europea, Lina Gálvez; o por encima también de Castilla y León, cuyo segundo candidato, Iban García del Blanco, cuestionó las formas de su caída de la lista, sin ser siquiera informad0 por los representantes castellano-leoneses de la Ejecutiva Federal. Incluso por encima de Madrid, cuyos dos candidatos -al margen de Teresa Ribera y Hana Jalloul, ambas del PSOE de Madrid pero en la cuota de Ferraz y no de la dirección autonómica- se situaron a partir del número 20, cuando los puestos de salida se esperan hasta el número 18. Según explican desde el PSOE, es «el premio a Zapatero por los servicios prestados», que son muchos y que sigue prestando a Pedro Sánchez».