¿Quién es Alvise? De asesor de Toni Cantó en Ciudadanos a líder de un nuevo partido
El líder de ‘Se acabó la fiesta’ cree que sacará más escaños que los dos que augura el CIS
El candidato de ‘Se acabó la fiesta’, Luis ‘Alvise’ Pérez (Sevilla, 1990), se ha convertido en una de las sensaciones políticas en España, tras aparecer con uno o dos diputados en las últimas encuestas para las elecciones europeas del 9-J. El sondeo del CIS que se publicó este jueves, coincidiendo con el inicio de la campaña electoral, le dio un 3,2% de votos, pero él cree que tendrá más representantes en Estrasburgo. «Creo que me va a votar más gente», confiesa en conversación con THE OBJECTIVE.
El organismo demoscópico de José Félix Tezanos fue el primero en advertir a finales de abril que la agrupación electoral de Alvise podría tener un hueco en el Parlamento Europeo. En aquel 26 de abril, el partido de este tuitero apareció en sexta posición y un diputado gracias a un 0,9% de votos, tantos como la formación de Carles Puigdemont.
Alvise empezó a cogerle gusto a la política hace más de 15 años, cuando siendo adolescente se afilió a Unión Progreso y Democracia (UPyD), la formación fundada por Rosa Díez. En aquel momento veía tan «insoportable» la «corrupción» del PSOE andaluz de Manuel Chaves y José Antonio Griñán como la que representaba el PP de Javier Arenas, un político «igual de corrupto» que los mandatarios socialistas, en su opinión.
Estuvo de «voluntario» dentro del partido magenta de Díez un par de años hasta que puso rumbo a Inglaterra «con 300 euros en el bolsillo» para estar con su novia de entonces. En Leeds, una ciudad del norte, empezó limpiando platos en un restaurante italiano con jornadas laborales de ocho a 12 horas, en las que los guantes para fregar se los tenía que comprar él mismo para no acabar con las manos «destrozadas». Tras unos meses de aclimatación al lugar, empezó a estudiar consultoría política y entró a trabajar en el Instituto Cervantes de dicha localidad de la mano del diplomático y profesor de Sociología Francisco Oda. Allí se convirtió en delegado internacional de Liberal Youth, el ala juvenil de los Liberal Demócratas.
En 2017 se afilió a Ciudadanos, atraído por las propuestas de Albert Rivera y plenamente identificado con su ideario para romper con el bipartidismo de PP y PSOE en España. En la formación naranja le recuerdan como uno de los «tuiteros estrella» que impulsaron al partido centrista en aquellos años hasta rozar el sorpasso al PP de Pablo Casado en varios comicios de 2019.
El entonces candidato de Cs a la Comunidad Valenciana, Toni Cantó, le conocía de la etapa en UPyD y fue el que le animó para volver de Inglaterra y dirigir su campaña tras superar un proceso de selección «con tres exámenes» y varios contrincantes. «Mis ideas de campaña les encantaron», recuerda el líder de ‘Se acabó la fiesta’. Por ejemplo, convenció a su partido para que no se gastase medio millón de euros «en banderitas» y apostase por crear miles de trípticos en papel seda con los que envolver naranjas, que luego se regalaron en la calle para que la gente se las comiese en casa mientras leía las propuestas para las autonómicas.
Sus primeros problemas con Ciudadanos empezaron en la misma campaña de Cantó, con el reparto de dinero en publicidad para los medios de comunicación. Luego, se convirtió en su jefe de Gabinete dentro del grupo parlamentario. En él recayó la tarea de despedir a algunos trabajadores, al tiempo que comenzaron «posicionamientos incómodos suyos» para la bancada naranja en temas como la violencia de género o inmigración, recuerdan algunos compañeros suyos de aquella etapa. Solo estuvo un año en Valencia.
Ahora, con más de 450.000 seguidores en su canal de Telegram, lleva a cabo una «estrategia milagrosa», en palabras de un conocido suyo, a base de subir mensajes en esta red social en una «campaña digital» contra la «corrupción política» y a favor de la «transparencia democrática y la independencia de los poderes». Para presentarse a los comicios europeos, recopiló 136.000 firmas ante notario, dejando «siete sacas sin contar», antes de tener el visto bueno de la Junta Electoral Central.