El Gobierno cree que Puigdemont recogerá su acta porque «necesita el aforamiento»
Fuentes de Moncloa deslizan que Sánchez no se reunirá con el líder de Junts hasta que Illa forme gobierno
El Gobierno cree que Carles Puigdemont no cumplirá su palabra de abandonar la política si no es elegido nuevamente presidente de la Generalitat de Cataluña. Y el motivo tiene más que ver con sus posibles problemas con la justicia que con la política. Fuentes gubernamentales consultadas por THE OBJECTIVE dan por hecho que el expresidente catalán retornará a España cuando esté en vigor la ley de amnistía, tras su aprobación el próximo jueves en el Congreso de los Diputados.
La duda es si las nuevas medidas de gracia, independientemente de si son suspendidas tras la interposición de una cuestión prejudicial ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), servirían para evitar su detención como fugado de la justicia. Moncloa cree que no, que podría ser detenido «temporalmente», quizá «unos días», puesto en libertad y, posteriormente, recoger su acta de diputado en el parlamento catalán. Un escenario que achacan a que Puigdemont «necesita el aforamiento» para blindarse frente a la justicia ordinaria y ser juzgado por el Tribunal Supremo.
Algunos miembros del Consejo de Ministros admiten que no le «ven sentado en el Parlamento», como él mismo prometió durante la campaña electoral, pero menos aún fuera de la representación parlamentaria que le permite estar aforado y gozar de este privilegio. Y elucubran con la posibilidad de que pudiera solicitar la cuota de designación autonómica para el Senado, la cámara territorial, que conlleva también aforamiento y que no sería bloqueada por el PSC. En cualquier caso, establecen el aforamiento como «la pieza» clave para encajar el puzzle de sus futuros movimientos. Sea como fuere, el Ejecutivo saca a Junts de la ecuación de la gobernabilidad en Cataluña y sostienen que Puigdemont no va a apoyar ningún pacto con Salvador Illa porque «se han erigido dos alternativas encontradas».
«ERC está dolida, es lógico»
Su esperanza está en ERC y en una abstención que alumbre un acuerdo para un gobierno en minoría, pese a la presión de sus rivales independentistas. En la cúpula del Ejecutivo sostienen que se apurarán los plazos porque ERC tiene que ir encajando las tensiones internas, pero confían en que «no pueden ir a una repetición electoral», pese a que las dos almas del partido «están muy enfrentadas». La digestión lenta de su socio republicano se debe, a juicio del Ejecutivo, a que a ERC «le ha pasado factura no haber explotado su condición de mártir», en referencia a que fue el líder de los republicanos, Oriol Junqueras, quien «se comió los años de cárcel», mientras Puigdemont se fugaba de España y se establecía en Waterloo. «No han sabido poner en evidencia la situación de Junts», sostienen, y «es lógico que ERC esté dolida políticamente».
No obstante, tienen esperanzas en la «buena interlocución que siempre hemos tenido con ERC», no con Junqueras, aclaran, quien «nunca fue el interlocutor natural». Todo dependerá de los pasos que se irán dando tras las elecciones europeas, empezando por el día 10 de junio, cuando se tendrá que constituir la mesa del parlament: «El día 10 veremos cómo se conforma la mesa. Illa no tiene prisa. Sabe que tienen que pasar las europeas» para que se decante el resultado en la pugna por el liderazgo independentista. Si, como apuntan las encuestas, ERC gana el segundo asalto y dobla el resultado de Junts, podría convertirse en una victoria moral con la que actuar con más autoridad.
Puigdemont y Sánchez, después de investir a Illa
Lo que tiene claro el Gobierno, pese a lo publicado y elucubrado, es que «es prioritario formar Gobierno en Cataluña» y que Illa mandará sobre los tiempos y los plazos, condicionando incluso compromisos del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien no tiene intención de aplazar su reunión pendiente hasta después de la investidura del nuevo president. «No se va a interferir» es la máxima retirada en el Palacio de la Moncloa, donde prometen «ayudar en todo lo que se pueda». Y la consecuencia directa será la gobernabilidad nacional y la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. La ministra de Hacienda, a la sazón vicepresidenta primera del Ejecutivo, prometió este martes en la sesión de control del Senado que presentará presupuestos «en los próximos meses» con la intención de lograr su aprobación.
En Hacienda admiten que aún no se han iniciado las conversaciones y que «va para largo», seguramente hasta noviembre, después del Congreso de ERC para elegir nuevo liderazgo. Aunque en privado, la convicción que escenifica el Ejecutivo en cuanto a su aprobación se diluye: «Claro que queremos aprobar presupuestos. Otra cosa es que, cuando llegue el momento, ERC diga algo o Junts diga algo… Ya veremos».
Las dudas se centran más en los segundos que en los primeros: «A ERC no les interesa no apoyar presupuestos» y necesitan «diferenciarse» de Junts. En Moncloa reconocen que es una incógnita lo que pueda ocurrir en el otoño y admiten preocupación al respecto: «Siempre preocupa la situación de los que tienen que apoyar al Gobierno». Pero se conjuran contra los malos pronósticos y piden ir paso a paso. Primero, las europeas, en las que se muestran convencidos de que «podemos ganar» porque los trackings evidencian «indicadores de victoria», porque «tenemos a la candidata mejor valorada» y porque el PP está «muy nervioso y vuelve a equivocarse en las campañas»; y segundo, porque si Illa gobierna antes del verano, será un balón de oxígeno que les permitirá sacar pecho y afrontar la siguiente batalla con un 2-0 (europeas y catalanas) frente al pretendido plebiscito del PP.