ERC y Junts descartan ir juntos si hay repetición y se lanzan pullas tras aprobar la amnistía
El independentismo sigue dividido y los reproches velados se han sucedido apenas votada la Ley de Amnistía
ERC y Junts per Catalunya han querido transmitir este jueves que la aprobación de la Ley de Amnistía en el Congreso es una «victoria» de todo «el independentismo». Sin embargo, los reproches y acusaciones veladas se han oído nada más ha terminado el pleno. En las comparecencias posteriores, ambos partidos han buscado capitalizar la amnistía bajo sus siglas y con la vista puesta en las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 9 de junio. El abstencionismo lleva tiempo afectando a una parte de su electorado y quieren convencer a aquellos que están de acuerdo con la medida de gracia que se dirija a las urnas y, a poder ser, con la papeleta de quién ha defendido la amnistía cuando el resto no creía en ella. En esta coyuntura, dirigentes de los dos partidos también descartan ir juntos en un hipotético escenario de repetición electoral en Cataluña.
La unidad por la aprobación de la amnistía ha durado poco. Ni 24 horas. Oriol Junqueras ha lanzado un mensaje velado ante la puerta del Congreso contra sus antiguos socios. El presidente de ERC ha asegurado que mientras el PSOE y el PSC les decían que «nada» de amnistía y «otros», en referencia a Junts, les «decían que era un error». Y ha ubicado a su partido como el único que creía en la amnistía cuando nadie más lo hacía: «Nosotros estábamos seguros de que era un buen camino porque defender la democracia y restaurar la justicia siempre es una buena decisión. Celebramos que ahora hayan sido muchos más los que se han sumado, y si esto sirve para que seamos muchos los que trabajemos en defensa de la democracia, siempre nos encontrarán a su lado».
Sus palabras han ido en dirección contraria a las emitidas por el portavoz de ERC en la sesión plenaria. Gabriel Rufián ha apostado por la «unidad del independentismo» y ha mantenido un tono más conciliador con Junts que el que mantiene desde hace tiempo. Sin embargo, fuentes consultadas por THE OBJECTIVE creen que en público no podía desviarse del discurso de unidad, ya que hoy era un día para exhibir sintonía. Rufián ha hecho su discurso en catalán y ha reivindicado la medida como un éxito del movimiento y de aquellas personas que fueron a votar el 1-O y no «se merecía ni un minuto de represión, de prisión o de persecución». Precisamente, el día antes a la votación en el Congreso, Alerta Solidària ha cuantificado en 419 el número de manifestantes y activistas que deberían poder acogerse a la amnistía.
Mesa del Parlament
En la misma línea, Míriam Nogueras, portavoz de Junts, ha afirmado que era «un día histórico». «Hoy no se perdona, hoy se gana una batalla del conflicto que existe desde hace siglos entre la nación catalana y la nación española», ha abundado en sede parlamentaria.
El mensaje de que la «amnistía no es un perdón» lo ha repetido ante la prensa una vez concluida la votación. Una forma de dar a entender que los indultos que negoció ERC eran un planteamiento de mínimos, poco ambicioso, y que no abarcaban al conjunto de activistas con causas judiciales abiertas.
Su entente se limitará a pactar en la Mesa del Parlament para que la presidencia sea para un partido independentista, probablamente ERC.
La unidad, una quimera
Después de la derrota en las urnas del pasado 12-M, donde el nacionalismo perdió por primera vez desde 1980 su mayoría parlamentaria, algunas voces, en especial desde el independentismo cívico, han pedido recoser la unidad para volver a motivar a su electorado y dejar atrás las altas cifras de abstención que han venido sufriendo en cada contienda electoral.
Además, las europeas tampoco se antojan como un posible catalizador del voto independentista. ERC atraviesa una crisis interna profunda, con un congreso extraordinario el próximo 30 de noviembre, y con un Junqueras que no quiere abandonar la primera línea de la organización. Si bien en Junts hay menos crisis de liderazgo, tampoco están en su mejor situación. Puigdemont obtuvo unos resultados electorales por debajo de las expectativas y el candidato de Junts a la Eurocámara, Toni Comín, despierta recelos en la formación. Creen incluso que perderán dos de los tres escaños que obtuvieron en 2019.
Sus asuntos internos, unidos al hecho de que la animadversión entre ambos partidos es fuerte, no hacen prever que se pueda cambiar de estrategia a corto o medio plazo. Mientras el independentismo pide nuevos liderazgos, Junqueras y Puigdemont buscan mantenerse al frente de sus respectivos partidos sin recoser la unidad del movimiento.