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Sánchez y Feijóo se juegan su futuro en unas elecciones donde la participación será clave

Llegan los primeros comicios de ámbito nacional en este 2024 tras una campaña marcada por el ‘caso Begoña Gómez’

Sánchez y Feijóo se juegan su futuro en unas elecciones donde la participación será clave

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. | Ilustración: Alejandra Svriz

Este domingo 9 de junio los españoles acuden a las urnas para decidir a los 61 parlamentarios que nos representarán en la Eurocámara durante los próximos cinco años. Después de las elecciones autonómicas gallegas, vascas y catalanas, es el turno de los primeros comicios de ámbito nacional en este 2024. Los únicos en el que cada voto vale lo mismo allí donde se deposite, gracias a la circunscripción única, y en los que tanto Pedro Sánchez como Alberto Núñez Feijóo se juegan su futuro político.

La participación será clave este 9-J, ya que un porcentaje por debajo del 50% perjudicaría a los partidos grandes y abriría el abanico a que las formaciones más pequeñas se hagan con un escaño. Así que, entre el PSOE y PP, quien haya movilizado mejor a su electorado, se llevará el gato al agua. En 2019, antes de la pandemia de coronavirus, el número de personas que fueron a votar superó el 60%.

La campaña electoral ha estado marcada por la política interna sin que los partidos hayan conseguido trasladar al debate alguna medida de sus programas electorales. Desde el Gobierno se puso énfasis primero en la crisis diplomática con el presidente de Argentina, Javier Milei, que llevó a la histórica decisión de retirar a la embajadora en Buenos Aires, María José Alonso. Un hecho sin precedentes en el período democrático entre dos países hermanos y amigos. Luego vino el reconocimiento de Palestina como Estado soberano, en una decisión conjunta con Irlanda y Noruega, seguido del anuncio este jueves de que España se suma a la investigación de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) contra Israel por genocidio tras la denuncia inicial de Sudáfrica. Dos frentes diplomáticos con los que Sánchez ha querido sacar rédito electoral entre el electorado de izquierda.

Sin embargo, el líder del PSOE ha visto cómo avanzaba la investigación judicial contra su esposa, Begoña Gómez. Primero en el Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid, con el juez Juan Carlos Peinado, que se avino a retrasar las testificales de varios testigos hasta después del 9-J, si bien citó a la primera como imputada para el próximo 5 de julio, lo que provocó un terremoto político, ya que no hay precedentes en los que una mujer de un jefe del Ejecutivo se haya visto envuelta en una causa judicial de este tipo.

Además, la Fiscalía Europea abrió una investigación para dilucidar si en las adjudicaciones públicas a las que accedió el empresario Juan Carlos Barrabés se cometieron delitos de malversación de caudales públicos, tráfico de influencias y prevaricación. Esto se debe a que Gómez había recomendado al citado consultor para que obtuviese esas ayudas, por lo que esta última se enfrenta ahora a una doble investigación judicial.

Sánchez también supo este viernes que una juez de Badajoz abría diligencias contra su hermano por un posible delito de malversación. La magistrada Beatriz Biedma, titular del Juzgado de instrucción número 3 de Badajoz, tomó esta decisión tras una denuncia interpuesta por Manos Limpias a raíz de una serie de informaciones que apuntan a que David Sánchez no teletrabaja desde Portugal para la Diputación de Badajoz a pesar de que tiene su residencia fiscal en el país vecino.

Otro foco judicial ha sido la ley de amnistía, igualmente aprobada en plena campaña electoral, pero que todavía no ha entrado en vigor por una deliberada dilación del Gobierno por los posibles efectos negativos entre la ciudadanía antes de ir a votar y, de paso, para impedir que Carles Puigdemont regresase para ser detenido a escasos días de la apertura de las urnas.

El Ejecutivo admite que la estrategia de polarización ha tenido tímidos efectos. La expectativa de Moncloa era contener la victoria holgada del PP que hace meses pronosticaban los sondeos, recortar la distancia e invertir el plebiscito sobre Sánchez hacia Feijóo. «Si sólo nos sacan 1-2 escaños, eso es la muerte para Feijóo». Y desde esa nueva expectativa, el equipo de campaña del PSOE pretende transformar la derrota en una victoria y convertir el éxito de Feijóo en un fracaso, como hizo con las generales del 23-J.

En aquellos comicios, los populares aventajaron a los socialistas en 1,5 puntos con algo más de 300.000 votos de diferencia. Una victoria pírrica que, como se vio luego, no les permitió gobernar por un puñado de escaños. Ahora, un resultado aún más ajustado o una eventual derrota ante el PSOE, dejaría muy tocado el liderazgo de Feijóo.

Así las cosas, el PP se juega mucho en las elecciones de este domingo. Las expectativas que se habían creado hace meses, que indicaban una diferencia de hasta siete u ocho puntos con el PSOE, se han ido rebajando a medida que se acercaba el día de la votación y algunas encuestas la reducen ahora a dos o tres.

Feijóo está obligado a ganar e incluso, si lo hace por esa escasa diferencia, habrá salvado otro match point electoral. Quedar segundo dejaría muchas dudas sobre su liderazgo político al frente del PP, teniendo en cuenta el momento político que atraviesa el PSOE envuelto en varios casos de corrupción.

El PP perdió por 13 puntos hace cinco años

En el PP confían en la victoria y aseguran que para ellos «la clave es analizar el escrutinio, extrapolar el resultado a unas generales», y ver si los cuatro escaños que faltaron en julio para lograr una investidura de Alberto Núñez Feijóo siguen faltando o si, por el contrario, «ahora podríamos lograrlos gracias a la subida del centro derecha y la derecha y a la bajada de los partidos de izquierda y de los nacionalistas. Son elecciones nacionales, es buen momento para hacer ese ejercicio».

Los populares parten de una situación de total desventaja, por lo que todo lo que sea remontar los casi 13 puntos que perdieron hace cinco años es un resultado aceptable, aunque dependerá de la magnitud de la remontada. «El PSOE quiere fiar todo a quedar cerca del PP, y conviene recordar que nuestra mayor victoria en este siglo fue por 3,4 puntos. Y en 1999, antes de la absoluta de Aznar, lo hicimos por 4,4. Veremos qué pasa esta vez. Hace cinco años perdimos por casi 13, y esa es la distancia a enjugar este domingo», subrayan desde Génova.

En cuanto a Vox, las elecciones europeas llevaban tiempo marcadas en su calendario, que anda necesitado de una victoria moral tras el batacazo electoral de hace un año en el 23-J, así como tras los discretos resultados cosechados en Galicia, País Vasco y Cataluña, donde ni bajó ni subió en escaños. Esa victoria moral podría llegar finalmente este domingo. La formación que preside Santiago Abascal aspira a obtener hasta siete eurodiputados, casi el doble de los cuatro cosechados en 2019.

Los dirigentes de Bambú, la sede nacional de Vox, están satisfechos con el transcurso de la campaña y creen que la apelación del PP al «voto útil» o a la teórica «pinza» entre PSOE y ellos no ha calado. Por contra, sí que lo ha hecho -a su juicio- la idea fuerza de que populares y socialistas «votan juntos en el Parlamento Europeo en el 90% de las ocasiones».

Además, el equipo de Abascal no ve riesgo de una fuga de voto al PP. Tampoco creen que la irrupción de Alvise Pérez, a quien han ignorado deliberadamente estas últimas semanas, les vaya a hacer tanto daño como vaticina el CIS ya que el activista se dirige sobre todo a «antisistemas, desencantados con la política y abstencionistas» que no les hubieran votado este 9-J.

Por último, Sumar ha afrontado los últimos compases de la campaña de las europeas con verdadero pánico. La vicepresidenta segunda del Gobierno y lideresa del nuevo partido, Yolanda Díaz, ha decidido involucrarse como nunca en la campaña. Ha participado en mitines y actos públicos como no lo había hecho en las últimas elecciones autonómicas, en las que se estrenaba su marca. Pero Díaz sabe que en las europeas «se la juega», según admiten en su propio partido, y que su candidata, Estrella Galán, elegida a dedo y entre críticas de los aliados, no ha despegado en los sondeos. Mientras el PSOE aprovecha el caso Begoña Gómez para polarizar el tablero político, cunde el pánico en Sumar a una remontada de Podemos. Algunos ya hablan de una victoria de los morados encabezados por Irene Montero en votos, con empate en escaños.

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