Alvise estará acompañado en la UE por un experto en ciberseguridad y una empresaria
Los otros eurodiputados de Se acabó la fiesta son Diego Solier y Nora Junco, dos personas ajenas a la política
Luis ‘Alvise’ Pérez estará acompañado en la nueva legislatura del Parlamento Europeo por sus números dos y tres de la lista de Se acabó la fiesta (SALF): Diego Solier Fernández y Nora Junco García. Dos candidatos ajenos a la política, que no han tenido presencia pública durante la campaña electoral de esta agrupación de electores y que, a diferencia del primero, no tienen visibilidad en las principales redes sociales.
Solier trabaja en los laboratorios de la filial española de Attindas Hygiene Partners y previamente estuvo como experto tecnológico en la papelera estadounidense Domtar y en la compañía The Walt Disney, concretamente dentro de la delegación para España y Portugal, según indica en su perfil en LinkedIn.
Licenciado por la Universidad Politécnica de Valencia, obtuvo un máster en administración de empresas en 2016 en dicha institución académica y destaca por sus conocimientos en informática. Desde SALF se subraya a THE OBJECTIVE que Solier es «un experto en ciberseguridad» que ha estado ayudando a Alvise en los últimos meses como consultor externo de sistemas, seguridad y networking.
Junco, por su parte, es una empresaria de eventos radicada en Madrid. Dirige el «estudio de producción creativa» Levinson Concept junto con otra socia. Una compañía dedicada a eventos corporativos, celebraciones de carácter privado y que ofrece «una experiencia única con marcas, una presentación exclusiva o una acción con influencers», según el abanico de ofertas que se indica en su página web.
La número tres de la lista de SALF es «esposa de la persona que ha financiado el proyecto» de Alvise cediéndole locales, por ejemplo, para la recogida de firmas, según desvelan las citadas fuentes, que descartan que dicha persona sea Pablo Sartorius, número cinco en la papeleta de la agrupación de electores y que en junio de 2022 traspasó a Junco una empresa -Dehesa de los Teatinos SL-, según la información que aparece en el Boletín Oficial del Registro Mercantil (BORME).
Tampoco esa persona es Francisco Nicolás Gómez Iglesias, conocido como ‘el Pequeño Nicolás’, quien apareció el domingo por la noche en la fiesta de SALF en la discoteca madrileña Kapital para festejar los resultados de Alvise y sus compañeros de candidatura en las elecciones europeas del 9-J. El protagonista de la docuserie en Netflix titulada (P)Ícaro: El Pequeño Nicolás «apoya, participa y pide el voto» por Se acabó la fiesta, pero «sin formar parte del núcleo duro» que ha rodeado al cabeza de cartel de ‘las ardillas’ en las últimas semanas y en el que sí que han estado Solier y Junco.
La formación de Alvise logró cosechar 800.655 votos y situarse al mismo nivel que Sumar y la coalición Ahora Repúblicas de ERC, Bildu y BNG. Una irrupción histórica que supera a la que consiguió el empresario José María Ruiz-Mateos en 1989, tras la expropiación de Rumasa, aunque se queda lejos de Podemos, que alcanzó cinco representantes en 2014. El éxito de Alvise se cimienta en años de activismo en las redes sociales y mensajes antisistema que han calado en los electores, especialmente entre los más jóvenes. El sevillano ha basado su discurso en la lucha contra la corrupción, aunque sin escatimar en ataques contra Pedro Sánchez, la inmigración ilegal y el feminismo.
En contra del sistema «corrupto»
Las encuestas ya auguraban la entrada de Se acabó la fiesta en el Parlamento Europeo. El mensaje de Alvise, en contra del sistema «corrupto» y de las formaciones tradicionales, consiguió el apoyo del 4,59% del electorado. «Los partidos no son la salvación. Nos han engañado a todos y ahora lo vamos a cambiar», afirmó el viernes en el cierre de campaña en Madrid. El eurodiputado electo concentró un millar de partidarios en la plaza de Colón dispuestos a apoyarle «para acabar con la corrupción de izquierdas y derechas».
Alvise, que carece de un programa escrito, ha logrado colocar un mensaje transversal. «No vengo a reformar nada, vengo a reventar el sistema», aseguró durante la campaña. El activista ha convertido la lucha contra la corrupción en su bandera política. Lleva años denunciándola en sus redes sociales. Cuando Twitter cerró su cuenta, su canal de Telegram, donde suma casi 500.000 seguidores, se convirtió en su principal instrumento. Desde ahí ha clamado contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al que quiere «meter en la cárcel».