Temor en el PSOE por el hundimiento electoral: «El socio no existe y el 23-J fue un espejismo»
Dirigentes manifiestan su preocupación por ser «incapaces» de subir del 30% de voto pese a la caída de Sumar
Hubo contención hasta en los aplausos con los que Pedro Sánchez fue recibido este lunes en Ferraz, 70. Medias sonrisas, muchas forzadas, que se escenificaron con tanta rigidez como rapidez. Como ocurrió en la noche electoral, no había euforia sino contención. Y, más allá de los focos, preocupación y baño de realidad. Porque, más allá de las consignas de cara a la galería, el análisis reposado de los datos conduce a un temor profundo, hondo, de que el PSOE está «estancado, incapaz de romper con el techo del 30% del voto» mientras la derecha avanza y gana terreno ensanchando el bloque hasta el 49% del voto este 9-J. Hace apenas un mes, en las catalanas del 12-M, la suma de PP y Vox ascendió al 44%: «Han ganado cinco puntos en un mes». Pero la preocupación radica también en Moncloa, donde fuentes consultadas por THE OBJECTIVE se parapetan en el argumento de que unas elecciones europeas «no son el espejo de las generales», que el resultado no es extrapolable y que «estamos exactamente donde estábamos el 23-J».
La realidad es que esa afirmación es una ficción. El PSOE, con dos millones de votos menos que en las europeas de hace cinco años, tres millones para el conjunto de los socios de la coalición, incluyendo a Podemos y Sumar, ha vuelto a perder unas elecciones. Los dos partidos del espacio morado se han hundido, quedando incluso en evidencia por la irrupción de la agrupación de electores de Alvise Pérez: los morados, 230.000 votos por debajo, y la formación de Yolanda Díaz, apenas 11.000 votos por encima. «El socio ya no existe», solemnizaban este lunes fuentes socialistas tras el hundimiento del espacio a su izquierda en 875.000 votantes. Una debacle que motivó este lunes la dimisión de la propia Díaz como coordinadora de Sumar, que ese mantendrá como número dos del Ejecutivo.
Como adelantó THE OBJECTIVE, la estrategia siempre fue fagocitarla, aglutinar el voto de izquierdas en el PSOE para rentabilizar resultados, partiendo de que la segunda fuerza amplifica la representación respecto a la quinta posición, a la que se ha quedado relegado el socio minoritario de la coalición. Cuando la fuga de votos de Sumar al PSOE llegó al 30%, fueron pocos los que alertaron de que el estancamiento de la intención del voto socialista camuflaba un trasvase de voto socialista al PP. «Si nos llega el 30% y no crecemos, es que estamos perdiendo el centro».
Y, pese a ello, ahondaron en la estrategia de la polarización, la pugna con la izquierda y desde la izquierda. Nadie contaba con que la campaña de la polarización, de la confrontación, del ataque a los jueces y del plebiscito sobre Begoña Gómez desangraría al PSOE por el centro. Al menos, nadie en Moncloa y Ferraz. Y por ello, desde los territorios ponen ahora en evidencia el error estratégico de esta campaña: «Había una decisión estratégica de girar hacia la izquierda que ha hecho que Feijóo parezca más de centro. Le hemos regalado el centro al PP y nosotros lo hemos perdido».
«No se explica que no rompamos el 30% de voto»
El análisis que hoy se empieza escuchar en diferentes entornos socialistas es que «nos hemos dejado muchos pelos en la gatera por Begoña». No tanto por las actividades de la mujer del presidente del Gobierno ni por su investigación judicial, sino por «la pérdida de credibilidad» que supone la deriva populista: la segunda carta enviada por Sánchez en las redes sociales, los ataques a los jueces y el señalamiento a periodistas. Sólo así se explica que «seamos incapaces de romper con la barrera del 30% de voto, mientras desaparece nuestro socio y avanza la derecha». «¿Cómo es posible que con un 49% participación, 23 puntos menos que las generales, perdamos 700.000 votantes?». La sensación generalizada es que «hemos tocado techo», que el PSOE de Pedro Sánchez es incapaz de remontar y volver a ganar elecciones, y que la legislatura siempre ha sido una «ilusión».
Una ilusión derivada del «espejismo del 23-J», fruto de «una jugada maestra», convocar adelanto electoral tras la debacle de las municipales del 28-M desde la óptica de contener la sangría de voto del PSOE y frenar la tendencia imparable del PP, y al tiempo, hacer coincidir la campaña electoral con el momento de los pactos postelectorales. Tras varios meses de agonía y muchas cesiones, se logró superar la votación de investidura gracias a las contrapartidas y a los independentistas que hoy devuelven la partida a la casilla de salida. Algunos creen que «hemos vuelto al 28-M porque nunca salimos verdaderamente de ahí». Y esto aumenta esa sensación de baño de realidad: «Ya se han dado cuenta en Moncloa de que no van a volver a ganar unas elecciones. No podemos vivir siempre de ser segundos. Sí, ha cambiado el ciclo y cuanto más tiempo pase, es peor».
Sánchez pone el foco en Andalucía y Madrid
El análisis se fundamenta en los resultados territoriales. «Perdemos en todas las comunidades, salvo Cataluña, Euskadi, Navarra y Extremadura». Y el 30% en Cataluña no se compensa con la sangría en dos comunidades autónomas en las que puso el foco el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este lunes a puerta cerrada en la reunión con su Ejecutiva: Andalucía y Madrid. Andalucía es la que concentra la mayor preocupación, en la medida que se trata de la comunidad más poblada de España con siete millones de electores. «De los dos millones de votos que perdemos, 600.000 son en Andalucía», explican desde el PSOE andaluz. Con una baja participación del 45%, los populares amplían su ventaja sobre los socialistas, con el 37,87% frente al 32,16%. En esta comunidad, PSOE se deja los mismos puntos que Podemos: 8,37 frente al 8,8. Una victoria rotunda en las ocho provincias y capitales, incluida Sevilla, que supone la cuarta de Juan Manuel Moreno Bonilla sobre Juan Espadas, y que ha vuelto a disparar las críticas y las peticiones de dimisión de Espadas. Concretamente, por parte del ex rival de Espadas en las primarias, Luis Ángel Hierro, o el expresidente del parlamento andaluz, Juan Pablo Durán. Desde el PSOE-A denuncian a THE OBJECTIVE que «la posición de Espadas es insostenible. Hemos pasado de ser el granero de voto al agujero electoral del PSOE. Es un clamor. El PSOE andaluz necesita una catarsis».
También el líder del PSOE de Madrid, Juan Lobato, está en la diana. Fuentes de Ferraz explican que es esta comunidad donde desplegaron el grueso de la campaña porque es «dentro de la M-30 donde se produce la gran diferencia». El PSOE sigue cayendo, cuatro puntos, y se sitúa en el 28,15%, dos puntos porcentuales por debajo de la media nacional, frente a los 18,54 que sube el PP, hasta el 40,69%, y pese a la caída de 8,33 puntos de Podemos, con un 4,45% del voto y el 5,80% de Sumar. Los socialistas sólo consiguen superar al PP en Fuenlabrada, Getafe, Leganés, Rivas, Parla, Rivas y San Fernando de henares. En la capital, en distritos como eCentro, Usera, Villa de Vallecas, Puente de Vallecas y Villaverde. Fuentes socialistas del PSOE-M señalan que «solo han ganado los críticos con Juan Lobato» en un momento en que se cuestiona su liderazgo por parte de Ferraz y se alimenta la posibilidad de apoyar al actual alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala, en unas eventuales primarias. No en vano, el cierre de campaña se celebró precisamente en esta localidad madrileña, donde se midieron con lupa los apoyos de Lobato a Sánchez y su esposa, Begoña Gómez, tras semanas de malestar en Moncloa con el calculado silencio del dirigente regional. Las citadas fuentes aseguran que «Juan hizo un discurso inteligente, dijo justo lo que quería oír Pedro», aunque ello no sea garantía de su apoyo en caso de abrirse unas primarias a la secretaria general del partido.