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ERC fija este sábado el precio para votar a Illa tras apoyar a Rull con Barcelona en suspenso

Como si tuviera tres tableros distintos, y en una posición debilitada pero clave, se han propuesto jugar las tres partidas

ERC fija este sábado el precio para votar a Illa tras apoyar a Rull con Barcelona en suspenso

El expresidente de ERC, Oriol Junqueras.

ERC vuelve a concentrar todas las miradas tras conceder el lunes la presidencia del Parlament a Josep Rull (Junts) y suspender este jueves por falta de aforo el congreso en Barcelona en el que la militancia debía decidir si avala que los republicanos forman parte del gobierno municipal del socialista Jaume Collboni.

Todo ello tras abandonar Oriol Junqueras la presidencia del partido -con la intención de recuperarla en un congreso nacional previsto para el 30 de noviembre- y a las puertas de un consejo nacional en el que se fijarán, este sábado, las bases sobre cómo consultar a los militantes en caso de que el equipo negociador llegue a un acuerdo para investir al socialista Salvador Illa.

A ERC se le junta el batacazo de las elecciones catalanas -y la convulsión interna que ha conllevado- con el hecho de que las urnas le han otorgado la llave de la gobernabilidad de Cataluña.

De Junts al PSC, del Parlament a Barcelona

Los socialistas ofrecieron a ERC la presidencia del Parlament, pero los republicanos optaron por concedérsela a Junts: su prioridad era una «Mesa antirrepresiva» que no dude en contabilizar -en contra del criterio del Tribunal Constitucional- los votos de Lluís Puig y Carles Puigdemont, dos de los tres diputados que permanecen en el extranjero -el tercero es Ruben Wagensberg, en su caso de baja médica- a la espera de que la amnistía sea efectiva.

ERC ha desligado en todo momento las negociaciones sobre la constitución del Parlament de las que ya tienen lugar con relación a la investidura, de modo que ese pacto con Junts no tiene por qué imposibilitar que los veinte parlamentarios republicanos hagan presidente de la Generalitat a Illa, en un contexto en el que las opciones de Carles Puigdemont son más que remotas.

Del mismo modo, sostienen fuentes del partido, el agitado debate sobre si formar parte del gobierno de Collboni en el Ayuntamiento de Barcelona, todavía irresuelto, no debería mezclarse con los pactos que puedan alcanzarse a nivel catalán.

Como si tuviera tres tableros distintos, y en una posición debilitada pero clave, los republicanos se han propuesto jugar las tres partidas en paralelo.

La suspensión del congreso extraordinario de ERC Barcelona, ayer jueves, introduce una nueva variable en la ecuación. La federación local debe volver a convocar el cónclave, pero varias voces de la formación en la capital catalana, partidarias del pacto con Collboni, alejan la fecha en la que tendría lugar esta cita, mientras que la dirección nacional, en su mayoría contraria, ha urgido a que la situación se resuelva «en pocos días».

Fuentes del partido apuntan que la asistencia sin precedentes registrada en el congreso suspendido se debe a la fuerte movilización de militantes en Barcelona vinculados al Govern -aproximadamente un centenar- y de miembros del Jovent Republicà, todos ellos en su mayoría opuestos a gobernar con Collboni.

¿Puerta abierta a Illa o repetición electoral?

El consejo nacional de mañana sábado debería comenzar a aclarar algunas cosas. ERC ha fijado tres condiciones para los pactos postelectorales desde la campaña: avanzar hacia un referéndum de independencia, una financiación propia para la Generalitat y reforzar el Estado del Bienestar y la cultura catalana.

El mensaje, sin embargo, se ha modulado con el paso de los días y acordar una «financiación singular» para Cataluña, es decir, una plena «soberanía fiscal» con la que la Generalitat recaude, gestione y tenga capacidad normativa sobre todos los impuestos- se ha situado como la principal reclamación.

Las conversaciones las pilota la secretaria general, Marta Rovira, que ya recibió a un equipo del PSC en Ginebra (Suiza) durante las negociaciones sobre la Mesa del Parlament, y los republicanos advierten de que no le tienen miedo a una repetición electoral que, admiten, no afrontarían en las mejores condiciones, pues no tienen candidato o candidata definido.

Varios cargos de la dirección consultados por EFE avisan de que las bases no están por la labor de hacer presidente a Illa, con lo que solo un muy buen acuerdo podría recibir el aval de la militancia. La movilización extraordinaria en el congreso de ayer de Barcelona parece ser muestra de ello.

Algunas voces han tomado ya posiciones en el debate sobre la investidura: el exportavoz de ERC en el Congreso Joan Tardà ha apostado por una entente con el PSC, mientras que Jovent Republicà y la federación de Lleida se han pronunciado en sentido contrario.

Y Junqueras, en la carretera

ERC encara todo este debate en una situación interna precaria que se precipitó tras el fiasco electoral del 12M. El president Pere Aragonès anunció que abandonaría la primera línea de la política, lo mismo que hizo Rovira: ambos dejarán sus responsabilidades en el partido tras el congreso del 30 de noviembre.

Junqueras, por contra, se ve con fuerzas para seguir liderando la organización y ha dejado de ser presidente este lunes para echarse a la carretera con su Dacia Sandero con el fin de recabar apoyos entre las agrupaciones locales y dar la batalla en ese congreso. Cualquier posicionamiento público que haga en los próximos meses puede condicionar el voto de parte de la militancia. 

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