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Política

Estalla una guerra digital entre Podemos y Sumar en pleno debate sobre su reunificación

Referentes de ambos espacios intercambian ataques mientras comienza el debate sobre la unidad después del 9-J

Estalla una guerra digital entre Podemos y Sumar en pleno debate sobre su reunificación

Irene Montero con Isa Serra en la sede de Podemos. | Europa Press

Políticos, referentes y activistas afines a Podemos y Sumar están protagonizando desde el martes una intensa confrontación en las redes sociales, que amenaza con dinamitar el debate sobre la reunificación. Más que escaramuzas, es una batería de reproches que, según algunas fuentes, pueden impedir un acuerdo. Al igual que en la diplomacia entre Estados, Sumar y Podemos necesitan que ambos frentes depongan las armas. Y la sospecha que circula en las dos formaciones es que su contrincante lanza a sus guerrilleros digitales para interferir en el proceso de paz.

La lucha del relato sobre quién rompió o traicionó primero se parece a la eterna pregunta sobre qué fue primero, si el huevo o la gallina. Cada bando tiene argumentos para atacar al rival. Y lo único que ha ido quedando es una profunda desconfianza mutua, tanto política como personal. Aun así, después de las elecciones europeas y las autonómicas catalanas, vascas y gallegas, ganan fuerza las voces que apuntan a la necesidad de un reencuentro entre ambas familias.

Izquierda Unida no tiene dudas: este es el «único escenario» para poder resistir en el caso de un adelanto electoral. Sin pacto, las dos formaciones o coaliciones pugnarían por quién tiene más papeletas en un bloque raquítico de un 7% u 8% de votos. Es decir, luchar por entrar en el Congreso, y de paso quedarse incluso sin grupo propio. Al igual que IU, los Comunes catalanes se abren a recuperar la entente con Podemos, después de haber aislado a sus excompañeros.

Los ‘bots’ de la «batcueva»

Podemos ha demostrado en las europeas que su proyecto sigue vivo, aunque su 3% de votos no da para lanzar cohetes. Pero sí para poner «condiciones» en el caso de un proceso de paz con Sumar, que alcanzó el pasado 9-J algo más del 4% de votos. La primera condición es clara: primarias para decantar las futuras listas, lo que garantizaría a Podemos más puestos de salida que los que alcanzó el año pasado, y devolver a Irene Montero a la primera línea de la política nacional. Mientras va cuajando el debate sobre la reunificación, sin embargo, las tropas digitales y los llamados «referentes» de los dos espacios políticos siguen a la gresca.

Hace unos días, Sergio Gregori, cofundador del canal de televisión de Pablo Iglesias, el Canal Red, volvió a lanzar una acusación velada hacia los partidarios de Podemos, apuntando a una difícil condición de salud por el acoso sufrido en redes. Gregori lleva meses aguantando ataques por sus posiciones consideradas poco contundentes en defensa del partido morado. Contra él se han lanzado los bots todavía controlados por dirigentes de esta formación, que crearon en su momento la guerrilla digital de Podemos que operaba en la conocida como la «batcueva».

Una cuenta conocida como Eterno Primavera, que ha escrito artículos en el Diario Red, medio vinculado a Canal Red, está bajo sospecha en el sector de Sumar. Los afines a Yolanda Díaz denuncian insultos y acosos de los que operan en el otro bando (tanto influencers como analistas o activistas digitales). Los de Díaz, y en algunos casos aquellos que brindan apoyo al PSOE, señalan a Juanma Del Olmo. Le acusan de estar detrás de dicha cuenta (directa o indirectamente), mientras que en Podemos niegan ese extremo. Del Olmo fue jefe de estrategia de Podemos, es exdiputado y uno de los cargos más destacados de la actual cúpula morada. Asimismo, es compañero de Isa Serra, que acaba de entrar en el Parlamento Europeo, que ha comentado esos ataques hablando de «difamaciones».

El choque ha llegado incluso a figuras relevantes de este espacio político, como Juan Carlos Monedero y Pablo Echenique, ambos enfrentados sobre la necesidad de «autocrítica» para avanzar en el diálogo. La diputada andaluza de Podemos Martina Velarde, así como otros simpatizantes de su partido, hablan de una maniobra para dividir a los votantes de la formación morada. Mientras que en un largo mensaje Monedero defendió la necesidad de «sentarse a hablar para no ir a un escenario como el italiano o el portugués». Y añadió: «Hay un par de cientos -¿son todos militantes de Podemos o habrá troles de la derecha?- muy activos en las redes, desgraciadamente muchos anónimos, lo que es contrario al debate dentro de la izquierda, que reclama transparencia. Parecen preferir que nos quedemos en el 3,2% antes de acercarnos a quienes ven como traidores (muchas veces con sólidas razones). Discutámoslo donde corresponde».

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, y el diputado de Sumar en Congreso, Iñigo Errejón
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, y el diputado de Sumar en el Congreso Iñigo Errejón. | Agencias

Miedo a la unidad

Más allá de las rencillas personales -que sin duda existen después de dos guerras civiles en el espacio de Podemos-, queda la cuestión política. Y sobre ella son muy pocos los que dudan de la necesidad de un reencuentro. La realpolitik debería imponerse, aunque hay quien teme dobles juegos. Los socios de Díaz, sobre todo Más Madrid y Compromís, por ejemplo, están preocupados por esa dinámica.

Creen que «el PSOE está trabajando en la sombra» para favorecer ese pacto con el objetivo de reducir la fragmentación en la izquierda, mientras la fomenta en la derecha. Pero temen que «pintarían muy poco» si Sumar y Podemos vuelven a pactar. Por ello, el partido valencianista ha decidido levantar la cabeza. Ha denunciado el pacto fiscal que el Gobierno ha propuesto para Cataluña para facilitar la investidura de Salvador Illa. Y ha avisado de que votará en contra de la «singularidad» catalana si antes no se pacta una reforma del sistema de financiación autonómica para todas las comunidades autónomas.

Más Madrid tampoco ve con buenos ojos un acercamiento a Podemos. La cúpula de la formación madrileña sigue enemistada con Pablo Iglesias y su entorno, y no quiere perder su fuerza en la capital. A la vez, Íñigo Errejón, derrotado en 2017 y después autor de la conjura de 2019, ha vuelto a la primera línea gracias a Sumar y teme ahora ser sacrificado en aras del nuevo pacto con Podemos. Siempre y cuando, claro está, Díaz no vaya de farol y no esté en realidad tendiendo su mano para que sean los morados los que la rechacen. Los generales de Podemos y Sumar asumen la realpolitik y deslizan en privado la necesidad del encuentro. Pero las tropas siguen a la gresca. Y a veces, es suficiente un pequeño accidente para que toda la diplomacia salte por los aires.

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