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Política

El día que Pedro Sánchez llamó a 'El País' para cambiar el titular de una noticia

El periodista David Alandete desvela en su libro ‘La trama rusa’ varios choques del PSOE con el diario de Prisa

El día que Pedro Sánchez llamó a ‘El País’ para cambiar el titular de una noticia

Pedro Sánchez y Joseph Oughurlian, CEO de Prisa, en un acto en Nueva York.

Enero de 2015. Pedro Sánchez lleva seis meses como secretario general del PSOE y al entonces líder de la oposición no le gusta el titular de una noticia de El País. En vez de avisar a su jefe de prensa, él mismo decide llamar a David Alandete, por entonces uno de los directores adjuntos del diario de cabecera del grupo Prisa, para quejarse. Este sorprendente hecho aparece en el libro La trama rusa (Ed. La Esfera de los Libros) del actual corresponsal de ABC en Washington y que sale a la venta este lunes.

«Me llamó para pedir de muy malos modos que El País cambiara un titular —El PSOE tolera la cadena perpetua para salvar el pacto antiterrorista— sobre la reforma del Código Penal escrito por el periodista Fernando Garea. Lo consideraba negativo para los socialistas, contraproducente, no ayudaba», explica el autor en el capítulo dedicado a los motivos de su fulminante despido de El País tres años después, a los pocos días de que Sánchez llegase al poder tras la exitosa moción de censura presentada contra Mariano Rajoy.

Sánchez conocía a Alandete de julio de 2014 cuando el primero fue a ver al entonces director de El País y hoy en día miembro del Consejo Editorial de THE OBJECTIVE, Antonio Caño, para presentarle las principales líneas de su candidatura a la Secretaría General del PSOE sin tener el apoyo del oficialismo, que se había volcado en su gran mayoría con la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, en la carrera por ocupar el asiento vacío que Alfredo Pérez Rubalcaba había dejado vacío en Ferraz. Sin embargo, la militancia se inclinó por el entonces poco conocido diputado madrileño.

«Sánchez se definió como una persona cabal, de centro, urdidor de consensos, europeísta. Los independentistas catalanes preparaban un simulacro de referendo que tuvo lugar el 9 de noviembre de aquel año y Sánchez dijo que, a diferencia de Mariano Rajoy, él no hubiera permitido nunca que un esperpento semejante, una votación descafeinada, tuviera lugar. Se definió en aquella reunión como radical en la defensa de la independencia de la prensa, pero sus acciones le dejarían pronto en evidencia», señala el autor de La trama rusa, donde disecciona la «alianza secreta» del independentismo catalán con el Kremlin en aquellos años.

Una prueba de que Sánchez no era tan independiente con la prensa como decía, fue aquella inesperada llamada telefónica el 30 de enero de 2015 exigiendo cambiar un titular. «Le dije, sin embargo, que el titular era cierto», recuerda Alandete ante aquel posicionamiento que había dado el PSOE ya que, por primera vez, apoyaba de forma implícita la prisión permanente revisable que estaba a punto de aprobar el PP de Rajoy.

«Para mí era un incordio trabajar con Garea porque provocaba quejas de todos los partidos, sin distinción, pero nunca por equivocarse, sino por sus exclusivas y revelaciones, siempre certeras, muchas veces dañinas para ellos, pero nunca desmentidas», dice Alandete del actual adjunto al director en El Español y que, curiosamente, fue elegido por Sánchez en 2018 para dirigir la agencia EFE cuando el PSOE llegó al poder.

«Me negué a tocar el titular y Sánchez elevó el tono. Me dijo a gritos que iba a llamar a mis jefes para que lo cambiaran y lo hizo. Ellos le ignoraron. Luego me escribió compungido para pedirme disculpas: ‘Disculpa la forma en que te he llamado’», rememora Alandete en su libro. Desde entonces, las relaciones entre ambos «no fueron lo que se dice buenas, pero eso era una nimiedad para él, pues era líder del partido que más tiempo ha gobernado en democracia en España y yo no era más que un periodista empleado temporalmente en la dirección de un diario, sin gran capacidad de decisión en la línea editorial».

El autor de La trama rusa vio a mediados de 2018 cómo rápidamente el PSOE cambiaba su percepción sobre las injerencias de Moscú en la política española. Todo ello tras el apoyo de los independentistas catalanes a su moción de censura y que llevó a los socialistas a tener que depender de ellos. Tanto a Junts como a ERC «no les interesaba la investigación de la llamada trama rusa», así que el PSOE, que la había denunciado «con gran indignación» en Bruselas mientras gobernaba Rajoy, «pasó a mostrarse escéptico» con Sánchez en la Moncloa.

Este último «le había declarado la guerra» por aquel entonces a la dirección de El País de la que Alandete formaba parte. Todo ello tras varios artículos de opinión «críticos con su gestión como líder de la oposición». En noviembre de 2016, el líder del PSOE admitió que llegó a verse con el consejero delegado de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, para pedirle un cambio en la línea editorial del periódico, dado que la empresa tecnológica era la propietaria del 13% de las acciones de Prisa.

Sánchez ya tenía «la mirada puesta en el poder» y se acercaba «discretamente o no» a los grandes accionistas de Prisa, sobre todo a un empresario francés, Joseph Oughurlian, que había comenzado a invertir en el grupo de comunicación unos meses atrás y cuyo objetivo, «apenas disimulado», era desbancar de su presidencia a Juan Luis Cebrián, fundador y primer director de El País, quien en la actualidad realiza entrevistas y escribe columnas de opinión en THE OBJECTIVE.

El PSOE pide cambiar una noticia… sin haberse publicado

En paralelo, la redacción del diario de Prisa sufrió en aquel 2018 una «situación realmente preocupante». Una periodista de El País entró un día en el despacho de Alandete «muy nerviosa» a decirle que alguien del equipo de comunicación del PSOE la había llamado para pedirle que cambiara un titular «que aún no se había publicado». Era una noticia que estaba colocada de forma provisional en una página de maquetación de un programa que El País solo usaba a nivel interno. «Aquello era alarmante y a la vez muy peligroso. Unos políticos sabían lo que íbamos a escribir sobre ellos horas antes de publicarlo», desvela el exdirector adjunto.

«Alguien desde dentro estaba filtrando titulares. Nunca vi a Caño, el director, tan enfadado. Nos reunió de urgencia, dijo que aquello era inaceptable, una intromisión gravísima en el derecho a la libre información. Durante un tiempo, tapó el acceso a la portada del diario como hacían en otros medios. Pidió investigar, estudió restringir permisos en los accesos a aquel programa», recuerda Alandete. Sin embargo, su entonces director no tuvo tiempo de implantar esta medida.

El 1 de junio de aquel 2018, Sánchez sacó adelante la moción de censura contra Rajoy y unos días después, el Grupo Prisa destituyó a Caño como director de El País. «El inversor Oughourlian forzó su salida tras haber mantenido reuniones con Sánchez y con Manuel Mirat, nuevo presidente del periódico», revela el autor en el capítulo sobre su despido.

Alandete intuía la caída en desgracia de Caño por otra sorpresa que había recibido. «Unos días antes, dos periodistas de Televisión Española, por separado, me llamaron para contarme que habían hablado off the record con un mismo alto cargo del PSOE y este les había dicho a ambos que pronto habría una ‘limpia’ en El País, que aquello ‘ya estaba hecho’».

El autor de La trama rusa sospecha que fue José Luis Ábalos, por entonces secretario de Organización de los socialistas, quien estaba detrás de esas afirmaciones. «Yo en aquel momento no pensé que aquello fuera más que una exageración. ¿Cómo iba un político a anunciar el relevo de la cúpula de un diario, más aún cuando su partido acababa de asumir el poder y en pleno pulso independentista? Aquello sucedía en países como Turquía, pero no en España, me dije». El lunes 11 de junio de 2018, el primer día laborable de Soledad Gallego-Díaz como nueva directora del periódico, siete periodistas del equipo directivo de Caño fueron despedidos: David Alandete, José Manuel Calvo, Luis Prados, Maite Rico, Nacho Torreblanca, Javier Ayuso y Álvaro Nieto.

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