El liderazgo de Yolanda Díaz no levanta cabeza: su valoración cae un punto en dos años
Los datos del CIS recogen la caída en picado de la popularidad de la lideresa de Sumar, incluso entre los suyos
Yolanda Díaz en la Moncloa. | Europa Press
La valoración de los ciudadanos de la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, cae sin parar a lo largo de los últimos dos años. Según los barómetros publicados cada mes por el Centro de Investigaciones Sociológicas, Díaz ha pasado de ser en 2022 la dirigente política mejor valorada por los españoles, por encima incluso de Pedro Sánchez, a perder casi un punto en valoración popular. La ministra de Trabajo baja también entre sus potenciales votantes y este retroceso revela lo que en el espacio de Sumar temen: una caída vertical de la popularidad de su candidata a la presidencia del Gobierno.
Los datos del CIS desvelan que en el pasado mes de junio (último barómetro del organismo que dirige José Félix Tezanos) Yolanda Díaz cosechaba de media un 4,11 en puntuación ciudadana. La lideresa de Sumar se encuentra ahora por detrás de Pedro Sánchez (4,3) y por encima de Alberto Núñez Feijóo (3,87) y Santiago Abascal (2,81). Pero lo más preocupante es que hace un año Díaz lograba una nota mucho más alta, un 4,89. Hace dos alcanzaba el 4,91, por delante de los demás líderes políticos.
Los datos del CIS dibujan un escenario a la baja de Díaz en cuanto a popularidad. La estrella de la vicepresidenta se apaga y lo hace a toda velocidad, y, sobre todo, afecta tanto a la valoración de los encuestados que se ubican ideológicamente en el segmento más conservador, como entre los progresistas. Así, en el último barómetro de junio de 2024, Díaz obtiene de media una nota del 6,05 entre los votantes más de izquierda. Su valoración va bajando a medida que los encuestados se definen más de centro, alcanzando un 3,17 entre los que se ubican en el medio del espectro político.
Caída en la izquierda y en el centro
Esa media es muy llamativa si se compara con los resultados de hace un año o dos. En 2023, por ejemplo, Díaz cosechaba un 6,53 entre los votantes más escorados a la izquierda, y una nota de 4,02 entre los de centro. Y en 2022, sus datos eran incluso mejores: un 6,58 entre los izquierdistas y un 4,33 entre los de centro. En aquel momento, Díaz lograba incluso una nota más alta entre los más de derecha, con 3,73 puntos. Ahora, los votantes que se identifican en el extremo más derecho del tablero político otorgan a Díaz una nota de 2,33.
Los datos del CIS revelan que el liderazgo y la popularidad de Díaz está en horas bajas. La vicepresidenta todavía se mantiene entre los dirigentes políticos mejor valorados, pero ya no es la estrella emergente de hace un año, cuando lanzó su proyecto de Sumar. Un año después de la presentación de su partido y después de un complicado ciclo electoral de comicios generales, autonómicos y europeas, Díaz ha perdido el appeal que tenía entre el electorado.
La caída de la popularidad tiene una clara derivada si se analiza en función del control que ejerce sobre su espacio político. Mientras Podemos se está reforzando e Irene Montero ha logrado resurgir de las cenizas en las europeas, Díaz sigue cayendo sin parar. Después de las europeas, la vicepresidenta anunció su decisión de dejar la coordinación de su partido, aunque reiteró su intención de seguir en el Gobierno y de mantenerse al mando de la coalición. Pero entre sus socios crece la sensación de que la luna de miel de Díaz con los votantes se ha acabado y que no se puede dar por descontada su candidatura en las próximas elecciones generales.
Reunificación con Podemos
Fuentes del espacio de Sumar llegan incluso a barajar la posibilidad de que Díaz pueda aceptar una jubilación de oro a cambio de dar un paso al lado y facilitar el reencuentro con Podemos. Algunos partidos de la coalición de Sumar han criticado el «hiperliderazgo» de Díaz y sus decisiones orgánicas, como la de entregarse a un equipo de técnicos en marketing electoral por encima de cargos políticos más tradicionales. También se le achaca demasiado protagonismo en el ámbito sindical, donde la ministra de Trabajo empieza a detectar una caída de apoyos.
En Sumar saben que si se celebran elecciones generales en el corto y medio plazo, el presidente, Pedro Sánchez, exigirá que el espacio de su izquierda se vuelva a ordenar. Es decir, que Podemos y los partidos de Sumar vuelvan a concurrir juntos para evitar una pérdida de escaños en las provincias menos pobladas. Y aprovechar así la fragmentación en la derecha.
Los socialistas fueron esenciales para aupar a Díaz como alternativa a Podemos. Pero la operación está fracasando, y las fuentes consultadas aseguran que de imponerse el debate de la reunificación, los morados exigirán algunas «cabezas». Entre ellas la de Íñigo Errejón, y también la de Yolanda Díaz. Tal y como publicó este diario, Podemos piensa poner como condición unas primarias abiertas para confrontar a dirigentes como Irene Montero y Yolanda Díaz. Y en esa dinámica, la caída de popularidad de la política gallega puede ser letal para la continuidad de la vicepresidenta. Sobre todo, si se registra entre sus propios votantes, que es lo que está recogiendo el CIS en sus últimos barómetros.
