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Pujol sigue a la espera de juicio diez años después de su confesión de delito fiscal

El 25 de julio de 2014, en pleno ‘procés’, el exmandatario catalán explicó que tenía «dinero ubicado en el extranjero»

Pujol sigue a la espera de juicio diez años después de su confesión de delito fiscal

El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol, durante el acto de celebración del 40 aniversario del Síndic de Greuges de Catalunya, en el Parc de Ciutadella. | Europa Press

El 25 de julio de 2014, hace ahora diez años, el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol confesó haber mantenido durante 34 años «dinero ubicado en el extranjero» que no había regularizado en tres décadas. Tampoco durante los 23 años que estuvo al frente del Gobierno catalán, a pesar de que mantuvo un férreo discurso sobre su honorabilidad, como cuando declaró desde el balcón del Palau de la Generalitat que «a partir de ahora, de ética y moral hablaremos nosotros». Fue en 1984, después de que la Fiscalía le acusara de dejar un agujero de 20.000 millones de pesetas en Banca Catalana, entidad de la que era el principal accionista. El entonces presidente catalán pasó al ataque y denunció que el Gobierno central había hecho «una jugada indigna». El caso se archivó dos años después.

En pleno auge del procés independentista, todo cambió. Quien había sido el líder político y moral del nacionalismo no pudo recurrir a la vieja táctica de una supuesta persecución del Estado «contra Cataluña». Ante las evidencias que empezaban a publicarse en medios de comunicación, tuvo que confesar y lo hizo de la única forma posible para tratar de controlar el relato: difundió un comunicado personal en el que explicaba que la evasión de dinero a Andorra procedía de un «legado» de su padre que no había declarado porque «no había encontrado el momento oportuno».

Aquel 2014, Pujol y su familia se habían posicionado a favor de la independencia, que promovía su sucesor en el partido, Artur Mas. Durante su etapa al frente del Gobierno catalán, el fundador de Convergencia evitó siempre pronunciarse sobre la independencia, e incluso en 1985 fue nombrado «español del año» por el diario Abc. Pero dos semanas antes de su confesión, el diario El Mundo publicó que la familia Pujol había ingresado 3,4 millones de euros a la Banca Privada de Andorra. En la misma portada se ilustraba una captura de las 11 transferencias que su esposa, Marta Ferrusola, y cuatro de sus hijos habían realizado en su cuenta fuera de la Unión Europea.

Bajo investigación judicial

En la actualidad, el caso sigue bajo investigación judicial. Fuentes de la Audiencia Nacional confirman a THE OBJECTIVE que se halla «en la sección primera, pendiente de enjuiciamiento» y «sin fecha de momento». Desde su confesión han pasado diez años. Su mujer falleció recientemente, el plan rupturista ya no representa una amenaza de primer orden y, con el tiempo, Pujol ha vuelto a recuperar su posición de líder moral del nacionalismo.

Pujol
Marta Ferrusola y Jordi Pujol en los premios Planeta. | Agencias

Tras su confesión, en plena crisis económica y el auge del movimiento de los indignados, hubo una ola de reacción en su contra. Pujol renunció a su oficina institucional, la pensión vitalicia de expresidente o el tratamiento de «muy honorable», así como otros títulos. En la misma línea, el Ayuntamiento de Barcelona, presidido por Ada Colau, le reclamó la medalla de oro que le había otorgado el consistorio años antes.

Con el tiempo, sin embargo, restauró su buen nombre entre los ambientes nacionalistas de Cataluña y volvió, de forma puntual, a la vida pública. Por ejemplo, cuando participó junto a su mujer en la votación del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017. O en las pasadas elecciones catalanas del 12 de mayo, cuando pidió el voto para Carles Puigdemont. En paralelo, el eco social de la causa judicial ha ido perdiendo fuerza.

El juzgado de instrucción número 5 de Madrid finalizó en 2020 la investigación sobre el clan Pujol y propuso sentar en el banquillo al matrimonio Pujol Ferrusola y a sus hijos después de que la Abogacía del Estado y la Fiscalía Anticorrupción presentaran sus acusaciones. Posteriormente, la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ordenó abrir juicio oral y dio un plazo de un mes a los acusados para presentar sus escritos de defensa debido a la «complejidad de la causa».

Sus abogados han podido dilatar los plazos debido al tiempo dedicado a retirar parte de la documentación que consta en el procedimiento. Y hasta que este trámite no termine, no está previsto que el juez señale fecha para la vista del juicio. A Pujol se le acusa de los delitos de asociación ilícita y blanqueo de capitales. Tiene 94 años.

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