33 derrotas parlamentarias y tan solo tres leyes aprobadas: el balance de curso de Sánchez
El presidente valora una etapa en la que sus socios parlamentarios lo han ‘abandonado’ en muchas votaciones
Si algo ha quedado claro en los ocho meses que ha durado este primer curso político del Gobierno de Pedro Sánchez es que la «mayoría progresista» de la que blasona no existe. Desde el inicio de la legislatura, el Ejecutivo solo ha logrado aprobar tres leyes: la amnistía, la reforma de la Constitución para permitir hablar lenguas cooficiales en el Congreso de los Diputados y el proyecto de ley para regular las enseñanzas artísticas superiores. Por el contrario, ha sumado 33 derrotas parlamentarias, algunas muy sonadas, como la de su norma estrella contra la prostitución o, recientemente, la reforma de la ley de extranjería.
En esta última, Junts demostró ser el principal factor de inestabilidad de esta legislatura. La formación liderada por el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont ha tensado al máximo la cuerda, llevando al límite cada negociación y tumbando iniciativas fundamentales con tan solo siete votos. De hecho, votaron el pasado mes de enero en contra de su propia amnistía porque el texto no blindaba lo suficiente los delitos de terrorismo y traición vinculados al procés.
Sin los de Carles Puigdemont, es muy difícil que las propuestas del Gobierno salgan adelante. El propio presidente es el que, en su discurso de investidura, se erigió como un «muro» contra las «derechas retrógradas que quieren desmantelar todos los avances» y que «rezuman clasismo, rechazan el estado del bienestar, niegan el cambio climático e imponen un modo único de sentir y ser españoles». El «Gobierno de coalición progresista» es víctima de esa demonización a la oposición.
Sin Junts… ni Podemos
Y es que la «geometría variable» de la que presumió en la anterior legislatura no sirve en esta, pero no sólo por la inadaptación de Junts en el «bloque de progreso», sino por la enemistad de PSOE y Sumar con Podemos. La vendetta de los morados con Yolanda Díaz les ha llevado, entre otras cosas, a votar el pasado 10 de enero en contra del decreto que incluía una reforma del subsidio por desempleo.
Ya en febrero, el pleno del Congreso aprobó la reprobación del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, por la muerte de dos guardias civiles en el puerto de Barbate (Cádiz) arrollados por una narcolancha. Esta, promovida por el PP y apoyada por Vox, se aprobó con la abstención de Podemos y Junts.
Dos semanas después, el 14 de marzo, la oposición ganó la primera votación del caso Koldo: una moción del PP en la que se exigía al Gobierno la depuración de responsabilidades, auditorías y documentación sobre contratos de la pandemia. En este caso, salió adelante por la abstención de ERC y Junts, que abandonaron a PSOE y Sumar, encastillados en el «no». Este revés fue de los más mediáticos por tratarse de un asunto de corrupción con el que la oposición ha acorralado al Gobierno.
Pero el primer pleno del mes de abril fue testigo de una nueva derrota del Gobierno. Pese a su voto en contra, una iniciativa del principal partido de la oposición, el PP, exigiendo la deflactación del IRPF para compensar la subida de la inflación, salió adelante gracias a la abstención de Junts, PNV y BNG.
Pocos días después, el 23 de abril, PSOE y Sumar se quedaron solos en la toma en consideración de una proposición de Ley del PP para relajar la protección al lobo ibérico. Esta vez los de Alberto Núñez Feijóo consiguieron sumar a Vox, Junts y PNV, que votaron a favor, mientras que Bildu se decantó por la abstención.
Mayo, el peor mes
Aunque el mes de mayo fue, sin lugar a dudas, el peor para el Gobierno, que concatenó ocho derrotas parlamentarias en dos semanas. La más destacada, la proposición de ley del PSOE contra el proxenetismo, que fue desechada con el voto en contra de Sumar. Esto ocurrió el 21 de mayo, pero el 23 el PSOE batió su récord, añadiendo a su casillero cinco derrotas: dos en sendos puntos de una proposición no de ley del PP (sobre el acceso a alimentos básicos) y otras tres en una moción sobre política exterior, también promovida por los populares.
Estas seis derrotas en dos días se complementaron con otras dos el 30 de mayo. En ambos casos por no contar con el apoyo de Junts en una iniciativa del grupo plurinacional para proporcionar más información económica a los sindicatos en las negociaciones de los convenios colectivos; y en el primer punto de una moción del PP sobre políticas de juventud (exenciones fiscales a los menores de 34 años en los primeros años de su vida laboral). Además, el Ejecutivo retiró la ley del suelo precisamente porque no contaba con los apoyos suficientes para sacarla adelante.
Balance de curso
En junio, lejos de mejorar el panorama, el PSOE perdió otras siete votaciones: una proposición no de ley del PP para exigir una mayor dotación de profesionales sanitarios de atención primaria —que tuvo el voto a favor de Vox, PNV y UPN y la abstención de ERC, Podemos y CC—, y seis puntos de una moción del PP sobre varios asuntos relativos al control parlamentario, el cumplimiento de los mandatos de la Cámara y el respeto a la función legislativa del Congreso.
Este último mes, el Gobierno perdió sus últimas dos votaciones: el reparto de menas pactado con el Ejecutivo canario y el techo de gasto, el primer paso para la aprobación de los presupuestos generales del Estado (la ley más importante de cada curso político). Así las cosas, Pedro Sánchez comparece este miércoles en Moncloa para hacer su balance del curso político. Desde luego, los ha tenido mejores.