Bernat Dedéu: «Puigdemont es un político muerto desde 2017»
El filósofo catalán más mediático no duda de que las bases de ERC avalarán el pacto con Illa: «Les va la silla y el sueldo»
Bernat Dedéu (Barcelona, 1979) se ha convertido en el filósofo de cabecera de TV3 y Catalunya Ràdio, aunque empezó a ser conocido por sus columnas de opinión en El Nacional y por su actividad en X, ágora desde la que, sin ninguna vocación mayéutica, llama «payasos» a la ANC o «cobardes» a los políticos de ERC y Junts per Catalunya. Independentista convencido, fue de los primeros en cuestionar el procés desde dentro. En esta entrevista en THE OBJECTIVE, define a Puigdemont «como un político muerto desde 2017» y aboga por la abstención como forma de protesta contra «el cinismo y las mentiras» de los dirigentes del procés.
Dedéu ha publicado recientemente No mataràs, un libro escrito en catalán que forma parte de la colección Els deu manaments (Ed. Fragmenta). En su obra, abarca la figura de Moisés, elegido por Dios para «liberar a su pueblo» a través de la violencia y de infundir temor, no solo contra Egipto, sino entre su propia gente, para que fueran obedientes con la palabra de Dios. Y es que, a diferencia del discurso de que Cataluña es «un pueblo de paz», que prodiga el nacionalismo hegemónico, en esta entrevista el escritor también reflexiona sobre la posibilidad de violencia para lograr la secesión.
PREGUNTA.- ¿El hombre es más un lobo para el hombre o un buen salvaje? ¿Quién descifró mejor la naturaleza humana: Hobbes o Rousseau?
RESPUESTA.- Seguramente las dos cosas. Dentro de él, a través de la tradición ilustrada, existen dos grandes corrientes de pensamiento que surgen de la teoría del contrato social, del cual se ocupa en parte mi libro. La primera es que el hombre firma un contrato social con el objetivo de ser mejor. Es decir, el hombre en comunidad optimiza sus mejores cualidades. Y la otra gran escuela, encabezada por Hobbes a través del Leviatán, dice que el hombre, por decirlo resumido, firma el contrato porque no tiene más remedio, porque si no lo firmara acabaría depredándose. Pero Hobbes no solo dice que el hombre es un lobo para el hombre, sino que en un estado natural, pre-contractual, es decir, pre-legal o pre-político, el hombre no es solo un lobo para el hombre, sino que cualquier hombre se cree un dios.
P.- Hablando de dioses, y de Moisés. En su libro, Moisés pasa de ser un buen salvaje al soberano de su pueblo. Se convierte «en un político». ¿Quién sería el Moisés del pueblo catalán?
R.- No sé si ha nacido ya… Antes comentaba las dos pulsiones del contractualismo, la violenta y la más pacífica. Rousseau contra Hobbes. Y la gracia es que Moisés es un roussoniano, un hombre salvaje. Es un tío que se va de Egipto cuando se entera de que no es hijo natural de la familia imperante ahí y realiza una vida de pastor. Está con su mujer, no tiene putas ganas de complicarse, pero es Dios quien lo convierte en un guerrero, quien le enseña el vocabulario de la violencia. El Éxodo es un libro muy importante porque explica la emancipación de un pueblo a través de la violencia, a través de unas órdenes superiores.
P.- Usted juega con una idea muy poco popular. La de que, con el uso de la fuerza, los pueblos se liberan o logran sobrevivir. Disculpe que lo lleve a la actualidad, pero ¿cree que el uso de la fuerza es lo que faltó en Cataluña para independizarse de España en 2017?
R.- Hubo un uso de la fuerza sin llegar a la violencia fáctica. Es decir, hay muchas maneras de coaccionar que no implican dispararle a alguien. Y como sabe incluso el juez Marchena, que es un gran cachondo, en Cataluña, durante el procés no hubo escenas de violencia fáctica ni hubo un conflicto violento de la manera que se entiende en cualquier organismo internacional. Por tanto, la violencia siempre es una posibilidad y es una posibilidad que todas las colectividades ejercen, que todos los Estados implementan. Y yo no conozco a ningún español que quisiera prescindir de su ejército, de su policía.
P.- En Cataluña el discurso es que «son gente de paz». En un momento en el que hay la guerra en Ucrania o en Oriente Medio.
R.- Esto es solo una Cataluña. También existe la Cataluña de preguerra, la Cataluña del imperialismo, la Cataluña de nuestros reyes, que fueron unos grandes sanguinarios. Es decir, esta idea de «somos gente de paz» y «ni un papel en el suelo» es una idea básicamente urdida para castrar a la sociedad. No porque yo quiera que la independencia se implemente a base de hostias, yo soy un nen de l’Eixample [un chico del Ensanche de Barcelona], no tengo ánima de guerrillero, pero sí que es cierto que cualquier colectividad o Estado tiene que tener un ejército.
«Es de risa que Puigdemont, si vuelve, lo haga solo para evitar el pacto de ERC con Illa»
P.- ¿Puigdemont no podría haber sido el Moisés del independentismo?
R.- Podía haberlo sido, pero prefirió el catalanismo de siempre. Puigdemont tuvo el botón, tuvo la oportunidad de apretar el botón correcto de la historia e incumplió. Incumplió la ley que él mismo acababa de aprobar en el Parlamento de Cataluña.
P.- Usted es tan crítico con Puigdemont como con ERC. Pero entre los independentistas pata negra, parece que Puigdemont es el bueno, el puro, y ERC los traidores.
R.- La pureza de ideas me la suda. Yo soy americano: usted dice que hará eso, y si no lo hace, pues adéu [adiós]. En este sentido, para mí Puigdemont es peor que ERC, porque, como buen convergente, ha hecho lo mismo que ha hecho ERC pero con una retórica purista, airada y unilateral.
P.- ¿Cree que Puigdemont va a volver a España en breve?
R.- No sé si va a volver. Creo que solo lo sabe él si volverá o no. Pero que vuelva a Cataluña solo para evitar el voto afirmativo de ERC a una investidura es de risa. Un tío que se va cuando declara la independencia, que si se lo explicas a un marciano, alucina. En cualquier país, si declaras una independencia, te atrincheras en el poder.
P.- Hay sospechas de que ha pactado su vuelta para que el Constitucional le ponga en libertad.
R.- Seguramente, es que Puigdemont es un político muerto desde 2017. Cuando generas una ilusión muy concreta, y la vas pervirtiendo, y conviertes a una princesa en una prostituta, pues al final pasa lo que pasa, que el independentismo ha perdido un millón y medio de votos. Como yo, que me abstuve.
P.- El independentismo perdió la mayoría parlamentaria el pasado 12 de mayo. ¿Se arrepiente de haberse abstenido?
R.- La abstención es lo mejor que se ha hecho en Cataluña en los últimos años. Es extraordinario. Porque vuelve a entregar el poder del voto a quien lo tiene, al pueblo, porque quien lo ha ejercido estos últimos años se ha visto en lo que acaba… Lo mejor que puede hacer un independentista es decirle a sus políticos que existe un límite a su cinismo y a su mentira.
P.- Las bases de ERC votan este viernes. ¿Apoyarán el pacto con Illa?
R.- Sí, les va la silla y les va el sueldo en ello. A los políticos catalanes solo les queda el sueldo.