La doble identidad de Pablo González antes de que Polonia le detuviese como espía ruso
El ‘periodista’ español tenía dos pasaportes con apellidos distintos desde los nueve años de edad
Pablo González o Pavel Rubtsov. Dos identidades distintas que hicieron saltar las alarmas en Polonia en febrero de 2022. El ‘periodista’ español fue detenido al inicio de la invasión rusa de Ucrania por presunto espionaje para Rusia y este jueves fue incluido en el histórico intercambio de presos entre Occidente y el régimen de Vladimir Putin, el más numeroso desde los tiempos de la Guerra Fría.
González dispone de doble identidad desde que tenía apenas nueve años de edad. Hijo de una española y de un ciudadano ruso, nació en Moscú en el año 1982 con el nombre de Pavel Rubtsov. Es el apellido de su padre, Alexei E. Rubtsov. Sin embargo, sus padres se divorciaron cuando era pequeño y se mudó con su madre a Bilbao en 1991. Al llegar a España, su progenitora, María Elena González, de conformidad con el artículo 15 del Código Civil y tras exhibir el certificado de divorcio, le inscribió en el Registro Civil con nombre español y los apellidos de la familia materna.
Así consta en el libro de familia expedido por el Registro Civil del Consulado de España en Moscú el 21 de noviembre de 1991, al que tuvo acceso THE OBJECTIVE hace dos años. Un documento que explica por qué Pablo González, con doble nacionalidad, tiene nombres distintos en su pasaporte español y en su pasaporte ruso. Precisamente esa doble identidad fue uno de los motivos por el que las autoridades de Polonia le detuvieron el 28 de febrero de 2022 cuando se disponía a cruzar la frontera con Ucrania para cubrir la invasión rusa en ese país como colaborador de La Sexta y el diario Público.
Si bien es cierto que difieren los nombres de su pasaporte ruso y el español, los datos relativos a la fecha y lugar de nacimiento coinciden en ambos: 28 de abril de 1982 en Moscú. El abuelo de Pablo, Andrés González Yagüe, acabó en la URSS cuando era niño por la Guerra Civil. En Moscú nació también la madre del ‘periodista’. Y allí residió hasta que decidió mudarse con su hijo a España tras la caída del muro de Berlín. En Bilbao creció. Después de licenciarse en Periodismo, hizo el Máster de Periodismo Multimedia del diario vasco El Correo y desde 2014 se trasladó en varias ocasiones a la región ucraniana del Donbás como periodista freelance para cubrir el conflicto en esa región.
Desde su detención en Polonia, Pablo González se encontró a disposición de la Fiscalía de Rzeszów y fue trasladado a un centro penitenciario de esa región polaca. Un Tribunal Regional dictó en marzo de 2022 un auto en el que informó de su decisión de privar de su libertad al periodista español por presunto espionaje. Una decisión que se ha ido prorrogando durante dos años y medio sin que hubiese una acusación formal ni la celebración de un juicio.
En el escrito, el Tribunal Regional de Rzeszów identificó a González con los alias «Pavel Rubtsov» y «Aleksey Rubtsov». Este último coincidía con el nombre de su padre. Las autoridades polacas le acusaron de ser un agente de la Dirección Principal de Inteligencia del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa (GRU), el servicio de inteligencia militar ruso. «Realizó operaciones en beneficio de Rusia, beneficiándose de su condición de periodista, lo que le permitió viajar libremente por el mundo y Europa, incluyendo zonas de conflicto militar y territorios marcados por tensiones políticas», aseguró el Gobierno polaco de entonces.
El exministro polaco de Asuntos Exteriores durante la mayor parte del encierro de Pablo González, Zbigniew Rau, dio por sentado este viernes que el ciudadano español es, en realidad, un «alto oficial de la inteligencia militar rusa», por lo que justificó su confinamiento. «Muchos de mis colegas de los países de la UE solían expresar una notable preocupación por la suerte del ‘periodista español’ González, preocupados por el Estado de derecho en Polonia y su derecho a un juicio justo», indicó en su redes sociales.
Rau señaló por ello que «los servicios diplomáticos de muchos países de la UE y los medios de comunicación deben esforzarse más» para comprender el Estado de derecho en Polonia. «Lamentablemente, muchos observadores extranjeros han sido, y siguen siendo, incapaces de comprender el ordenamiento jurídico y las prácticas de Polonia. Pero eso nunca les ha impedido ofrecer consejos y conferencias sobre el tema», se quejó.
El exjefe de la diplomacia polaca dejó claro que el Ejecutivo de Mateusz Morawiecki se guio «por el orden jurídico polaco y el interés nacional» sin dejarse influir por «preocupaciones y ‘recomendaciones’ extranjeras». Uno de sus compañeros en el Gabinete de Varsovia, el exministro de Interior Mariusz Kamiński, añadió algunos detalles de la negociación que llevó a la puesta en libertad del supuesto espía hispano-ruso.
«Las negociaciones sobre un intercambio de prisioneros entre Rusia y Occidente llevan al menos un año y medio. Como coordinador de los servicios secretos, mantuve conversaciones con los estadounidenses sobre este tema. Propuse entregar a los rusos al agente del GRU Pavel Rubtsov, que fue arrestado por nosotros en febrero de 2022, bajo el nombre de Pablo Gonzales (sic)», desveló en su cuenta de X, la antigua Twitter.
«Nuestra condición en el marco del intercambio de prisioneros era entregar a Polonia a Andrzej Poczobut, condenado en Bielorrusia a 8 años de prisión, y al ruso W., que tenía una tarjeta de polaco y fue condenado a 12 años en un gulag por colaborar con los servicios polacos. El equipo de (actual primer ministro, Donald) Tusk entregó a los rusos su agente más valioso sin recibir nada a cambio. ¡Desgracia!», se quejó Kaminski.