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La polémica persigue al PSC al contratar de nuevo a un familiar para un cargo de confianza

La ley catalana de altos cargos no impide la contratación de la pareja de la nueva portavoz del Govern de Illa

La polémica persigue al PSC al contratar de nuevo a un familiar para un cargo de confianza

Salvador Illa y la consejera catalana Silvia Paneque el día de su toma de posesión. | Foto: Lorena Sopeña (EP)

Las sospechas de nepotismo persiguen al PSC de Salvador Illa desde que tomó el mando de la Generalitat catalana la pasada semana. Al fichaje de Yolanda Collboni, hermana del alcalde de Barcelona, para trabajar en la Consejería de Presidencia como «asesora en proyectos transversales», se añade una contratación aún más llamativa y polémica: la consejera de Acción Climática, Territorio y portavoz del Govern, Sílvia Paneque, ha elegido a su pareja, Alfons Jiménez, como jefe de gabinete de su departamento.

Unos nombramientos que han llevado al grupo de Junts en el Parlament catalán a solicitar la comparecencia en la cámara catalana del presidente de la Generalitat y de su portavoz para que den explicaciones sobre la composición del Govern y la elección de estos cargos de confianza en concreto.

La ley catalana sobre el régimen de incompatibilidades de altos cargos, aprobada por el tripartito de Pasqual Maragall en 2005, no contempla el escenario creado por Paneque con la contratación de Jiménez. Y la ley reguladora del ejercicio del alto cargo de la Administración General del Estado, impulsada por el Ejecutivo de Mariano Rajoy en 2015, no cubre lo que ocurra en los escalones autonómicos, por lo que a priori no es punible el fichaje decidido por la nueva titular catalana de Acción Climática y Territorio.

A nivel municipal, el último precedente de un caso parecido al de Paneque y su pareja fue la decisión de Manuela Carmena en 2015 de fichar a su sobrino político, Luis Cueto, como coordinador general en la Alcaldía de Madrid, si bien no había un parentesco tan directo como el de la portavoz del Govern y Jiménez.

El PSC se vio envuelto en una situación similar hace un año cuando THE OBJECTIVE desveló que el nuevo secretario de Estado para el Deporte y presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), Víctor Francos, podía estar vulnerando la citada ley estatal que regula el ejercicio del alto cargo al confirmar a su pareja sentimental, Judith Masià, como asesora dentro de su gabinete.

El artículo 11 de dicha norma estipula en su primer punto sobre el régimen de conflictos de intereses y de incompatibilidades que los altos cargos «servirán con objetividad los intereses generales, debiendo evitar que sus intereses personales puedan influir indebidamente en el ejercicio de sus funciones y responsabilidades». Asimismo, el punto 11.2 (apartado f) indica que se consideran intereses personales «en las personas jurídicas o entidades privadas a las que los familiares (…) estén vinculados por una relación laboral o profesional de cualquier tipo, siempre que la misma implique el ejercicio de funciones de dirección, asesoramiento o administración».

Francos había sustituido a José Manuel Franco al frente del CSD después de que este último fuese incluido en las listas del PSOE por Madrid para las elecciones del 23-J. El primero venía de desempeñar el puesto de secretario general de Cultura y Deporte a las órdenes del ministro Miquel Iceta, así que su ascenso fue visto en el ministerio como algo lógico ante la urgencia de cubrir dicho puesto para los meses que quedaban de legislatura.

Masià, por su parte, llegó de asesora en 2022 al equipo directivo del CSD, de la mano de Franco, y luego fue confirmada por su propia pareja para seguir en el cargo. Un puesto que era de libre designación, al igual que el resto de cargos que continúan en el Gabinete del secretario de Estado para el Deporte. El propio Francos indicó en su discurso de toma de posesión que se trataba de «un proyecto de continuidad».

Sin embargo, el hecho de que Francos confirmase a su pareja a su lado generó «sorpresa» entre varias personas que conocían esta relación sentimental, quienes advirtieron de que se podía estar ante un posible caso de nepotismo en un organismo público. Ella ejercía como número cuatro en el organigrama del CSD solo por detrás de Francos; del director general, Fernando Molinero; y del director de Gabinete, Juan María Fernández.

CSD
Víctor Francos y su pareja, Judith Masià, cuando trabajaban juntos en el CSD.

Una portavoz del Ministerio de Cultura y Deporte defendió la situación que se había creado en el gabinete del CSD, ya que Masià se encontraba trabajando de asesora cuando se produjo el desembarco de Francos. Es más, el entonces ministro Iceta conocía la relación sentimental de ambos y «no puso inconveniente» a que siguieran trabajando juntos. Y al resto de miembros del gabinete del presidente del CSD se les anticipó el nombramiento de Francos, sin que «nadie pusiese objeciones» a que ella continuase a su lado.

Una de las fuentes consultadas por este periódico discrepó de este diagnóstico y planteó que, cuando menos, era «poco ético o estético» que Masià continuase de número cuatro de Francos en el CSD cuando se trataba de un cargo de libre designación. Y se preguntó si no sería conveniente que Iceta encontrase un hueco para ella en otro área de su ministerio. Finalmente, el responsable del deporte español renunció a su puesto en diciembre y su pareja abandonó el CSD a los pocos días.

Francos y Masià están afiliados al PSC y formaban parte del llamado clan catalán del deporte que se había formado en Madrid en torno a Iceta. El secretario de Estado para el Deporte era el secretario de Análisis Electoral de los socialistas catalanes en aquel momento, mientras que ella participó en febrero de 2023 en un acto del PSC a favor de Jaume Collboni en Barcelona junto a Iceta. 

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