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Albares castiga a su equipo europeo en el Ministerio en plena negociación de Gibraltar

El ministro releva a altos cargos de la Secretaría de Estado para la UE sin premiarles con un ascenso o una embajada

Albares castiga a su equipo europeo en el Ministerio en plena negociación de Gibraltar

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, en la última ronda negociadora sobre Gibraltar en Bruselas. | Foto: EP

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha prescindido en las últimas semanas de los principales altos cargos que trabajaban en la Secretaría de Estado para la Unión Europea (SEUE) sin premiarles con un ascenso o una embajada en el exterior, según advierten fuentes diplomáticas a THE OBJECTIVE. Varios de ellos llevaban de cerca la negociación de Gibraltar con los británicos, por lo que en el ministerio hay temor a que Albares cierre en breve el acuerdo con Londres sin contar ya con las advertencias de estos diplomáticos que, en el pasado, le alertaron de potenciales riesgos para los intereses de España en el contencioso.

La marcha de la secretaria general para la Unión Europea en el ministerio, María Lledó, el pasado 28 de agosto para incorporarse a la consultora Acento, que dirigen los exministros José Blanco y Alfonso Alonso, es la última prueba del «malestar» existente dentro de la Secretaría de Estado para la UE con el ministro, quien ha decidido amortizar el puesto y quedarse únicamente con dos directores generales por debajo del secretario de Estado para la UE, Fernando Sampredo, subrayan fuentes diplomáticas consultadas por THE OBJECTIVE.

«Es inconcebible que a María Lledó no se le haya ofrecido la SEUE o una embajada de relieve. Estaba dispuesta a ir de número dos a la Representación Permanente en Bruselas o, incluso, al COPS (el Comité Político y de Seguridad, un órgano interno del Consejo de la UE)», relata un compañero diplomático de la ahora directiva de Acento. La Secretaría General para la UE se creó en 1985 para preparar el ingreso de España en la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) y, desde entonces, ha desaparecido y vuelto a aparecer en el organigrama de Exteriores hasta en cuatro ocasiones cada vez que le tocaba una presidencia semestral de la UE a nuestro país.

Este periódico ya indicó el pasado lunes que el fichaje de Lledó por la consultora de Blanco se produjo después de que Albares la descartase a finales del año pasado como secretaria de Estado para la UE pese a sus más de 25 años de experiencia en el ámbito de las relaciones internacionales y la política comunitaria, y tras haber dirigido la coordinación de la Presidencia española de la UE en el segundo semestre de 2023 y haber colaborado con la Presidencia belga en el inicio de este 2024.

El ministro se mostró «inflexible» con la secretaria general para la UE, según atestiguan las citadas fuentes, así como con los dos directores generales que dependían de ella: Salvador Rueda y Raquel Gómez-Cambronero. El primero era director general de Integración y Coordinación de Asuntos Generales y fue cesado el pasado 11 de junio sin que Albares o el secretario de Estado, Fernando Sampredo, le hayan ofrecido ninguna salida en el extranjero o dentro del propio ministerio.

Por su parte, Gómez-Cambronero era la directora general de Europa Occidental, Central y Sudeste de Europa desde hace tres años, tiempo en el que consiguió ser una diplomática «muy respetada» entre los embajadores europeos acreditados en Madrid. Fue destituida el 2 de julio, a pesar de que su deseo era seguir en el cargo, y se ha tenido que ir a una vacante de inferior categoría -concretamente a la Dirección General de Españoles en el Exterior y de Asuntos Consulares- «para no quedarse haciendo pasillo».

En los puestos de Rueda y Gómez-Cambronero han sido colocados David Navarro y Ainhoa Fábrega. «Los tres (Lledó, Rueda y Gómez-Cambronero) eran un problema para Albares: demasiado buenos, nada aduladores y con criterio propio», resume un diplomático del equipo europeo en el ministerio, en tono resignado. Además, la SEUE ha perdido peso en el último año en detrimento de la Secretaría General de Políticas Públicas, Asuntos Europeos y Prospectiva Estratégica de Presidencia del Gobierno, que ha dirigido Diego Rubio hasta este jueves, cuando se conoció su ascenso a jefe de Gabinete de Pedro Sánchez en sustitución de Óscar López.

Rubio se había convertido en el ‘sherpa’ español en la preparación de las cumbres europeas y en el principal interlocutor con Albares y la Representación Permanente española en Bruselas, por lo que los diplomáticos de Exteriores habían quedado «en un segundo plano» y al margen de las principales tomas de decisión. «La SEUE, como tal, es un fantasma de lo que fue», constata una embajadora destinada en un país europeo.

La urgencia de un acuerdo sobre Gibraltar

Las salidas en la SEUE preocupan a varias fuentes consultadas por este diario al suceder en la recta final de las negociaciones sobre Gibraltar. Albares tiene previsto viajar próximamente a Londres para intentar cerrar un acuerdo con su nuevo homólogo británico, David Lammy, sobre la relación del Peñón con la UE tras el Brexit, según desveló El País. Se trata de la «última oportunidad» para llegar a un pacto por dos circunstancias: en noviembre se elija a la nueva Comisión Europea y cambiará todo el equipo negociador por parte de la UE, que es la que debe firmar el acuerdo con el Reino Unido en última instancia.

Además, en dos meses entrará en vigor el nuevo Sistema de Entradas y Salidas (SES) del espacio Schengen. La Policía española está instalando controles biométricos en la Verja como si se tratase de un país tercero, por lo que las colas para cruzar de un lado al otro se van a multiplicar exponencialmente, al ponerse fin al limbo que ha disfrutado la colonia británica desde que se produjo el Brexit hace más de tres años. De ahí la urgencia de un acuerdo sobre el Peñón.

Gómez-Cambronero tenía bajo su paraguas a la Oficina de Gibraltar y en los últimos años ha negociado con los británicos los espinosos asuntos de seguridad, por lo que su marcha en este momento es muy delicada, inciden las citadas fuentes. «Se han ido varias piezas fundamentales en la negociación. Ahora no hay ningún funcionario que le diga a Albares qué es lo que no se puede firmar», avisan.

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