Sumar intenta salvar a Errejón y Díaz del 'engaño' de Junts: «Iban contra Sánchez»
El plantón de Junts sobre los alquileres de temporada revela la debilidad del portavoz de Sumar como negociador
El plantón de Junts per Catalunya en el Congreso de los Diputados sobre los alquileres de temporada del pasado martes revela la debilidad del negociador Íñigo Errejón. Su equipo se había encargado de amarrar los apoyos de los nacionalistas catalanes, hasta que «tres minutos antes» de la votación los diputados capitaneados por Miriam Nogueras decidieron pasar de la abstención al voto en contra. La derrota parlamentaria sorprendió al Gobierno. Toda su plana mayor, Pedro Sánchez incluido, estaba sentada en el hemiciclo. Pero el giro de Junts sonó a humillación para Errejón, quien había transmitido a los miembros del Ejecutivo el acuerdo alcanzado con los nacionalistas. Aun así, en Sumar sostienen que los de Junts no querían enviar un mensaje a Yolanda Díaz, sino al presidente del Gobierno: «No iba contra Yolanda, sino contra Sánchez», afirman.
El pasado martes, Junts se sumó a PP y Vox para tumbar la modificación de la Ley de Arrendamientos Urbanos, que tenía el objetivo de limitar el alquiler de temporada. La oposición ganó la votación con 178 votos frente a los 172 del Gobierno y sus aliados. Los nacionalistas justificaron su cambio de postura al tildar de «chapuza» la propuesta de Sumar. Alberto Ibáñez, portavoz de Sumar en temas de vivienda, habló de «vergüenza», y añadió: «Junts tumba la ley para regular el alquiler de temporada y de habitaciones porque su patria es la cartera».
El enfado fue mayúsculo en el Gobierno, y especialmente en Sumar, donde Errejón se vio señalado y acusó a los nacionalistas catalanes de «deslealtad». «Apenas tres minutos antes de la votación, Junts nos avisó de que cambiaba el sentido del voto. No es serio, no es de una formación política seria», afirmó el portavoz parlamentario. Entrevistado por las cadenas televisivas, fue más allá y habló de «indecencia» y doble juego de los nacionalistas.
Negociación de Sumar
La irritación de Errejón responde, según las fuentes consultadas, a que el portavoz de Sumar se sintió «humillado» por lo ocurrido: había trasladado al resto de miembros de su partido y a los socialistas el acuerdo alcanzado con Junts, hasta tener que encajar en pocos minutos un giro de 180 grados sin previo aviso. Todo ello merma la imagen del diputado, asumen incluso desde su frente político, y concretamente de sus habilidades de negociador parlamentario. Y una lectura semejante hacen en Podemos.
Pero en Sumar rechazan asumir la responsabilidad de lo ocurrido. Sostienen que el objetivo de los nacionalistas no era señalar a Díaz y Sumar, sino al Gobierno en su conjunto, y más concretamente a Pedro Sánchez. Un dardo, en definitiva, que no iba contra Errejón, sino contra el presidente: «¿Han ninguneado a Errejón? Sí. Pero esto no es lo importante; es una patada a Sánchez. Esto va contra él y todos lo saben», aseguran desde Sumar. Otras fuentes admiten el «engaño» a Errejón, pero enmarcan lo ocurrido en un contexto global de dificultad parlamentaria. Los más críticos añaden: «Junts pertenece a la derecha como PP y Vox. Hay mayoría de derechas en ambas cámaras. Y el PNV da una de cal y otra de arena porque gobierna con el PSOE en el País Vasco».
La humillación a Errejón tiene un sabor más agrío para el exnúmero dos de Podemos porque en la pasada legislatura, mientras lideraba el proyecto de Más País, compartió grupo con los nacionalistas catalanes. En diciembre de 2019, Más País se sumó a Junts, Compromís y BNG para formar juntos un grupo parlamentario. Llegó a ser portavoz adjunto de Laura Borràs. Y en su trayectoria política, Errejón siempre ha mostrado cierta indulgencia hacia el nacionalismo catalán y sus peticiones, diferenciando a Junts de otras formaciones derechistas o conservadoras como Vox o el PP.
Gobierno estable
El plantón de Junts alcanza por ello una gravedad mayor, al haberse registrado en una propuesta del socio de Sánchez que, al menos en teoría, debería estar más cerca de los nacionalistas que el propio PSOE. En la pasada legislatura, por ejemplo, Podemos y Pablo Iglesias lideraron el diálogo con el bloque nacionalista, con quien mantenían una negociación constante para acercarles a las votaciones del Ejecutivo. En esta legislatura, en cambio, Sumar no está ejerciendo ese papel de puente con los socios de investidura. Y el martes registró incluso una derrota parlamentaria en un tema, el de la vivienda, estratégico para los de Díaz.
Aun así, Sumar prefiere evitar que eso se traduzca en otra demostración de debilidad del Gobierno. El mantra de que «hay gobierno para los próximos tres años» se repite tanto en Sumar como en el PSOE. Y mientras tanto, derrota tras derrota parlamentaria y en medio de sospechas de corrupción que afectan al PSOE, el Centro de Investigaciones Sociológicas vaticina una mejora en el apoyo popular al partido socialista e incluso a Sumar, que de celebrarse los comicios ahora obtendría un 7,8% de votos. Otra cosa es que en Sumar se crean estas previsiones. Para ellos, de hecho, el imperativo categórico es evitar que se repitan las elecciones en el corto y medio plazo. Aunque eso implique volver a «trabajar más» para llegar a acuerdos con Junts, según afirmó el propio Errejón tras encajar la última bofetada de los de Carles Puigdemont