Puigdemont promete al PSOE que no habrá moción de censura: «El pacto es no echaros»
El ‘president’ fugado se comprometió con Santos Cerdán a «no participar» en ninguna iniciativa para convocar elecciones
Santos Cerdán junto a Puigdemont en Bélgica. | Europa Press
La reunión entre el expresident fugado, Carles Puigdemont, y el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, no fue un fracaso. No, al menos, a juicio del Gobierno, que consiguió arrancar un compromiso concreto al prófugo de la justicia sobre un temor creciente en el PSOE. Según confirman a THE OBJECTIVE fuentes de máxima solvencia del Gobierno y el entorno del prófugo de la justicia, Puigdemont prometió a Cerdán: «No vamos a participar en ninguna moción de censura. El pacto era no echaros».
La promesa, de gran valor para Moncloa, disparó el optimismo gubernamental que transmitió al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el recado de que «no van a dejarnos caer». Es una gran noticia para un Ejecutivo noqueado en el Congreso a su vuelta de las vacaciones, y al que llegaban informaciones sobre unos supuestos encuentros secretos entre el «tripartito incipiente» de PP, Junts y Vox, durante el pasado verano. Unos contactos que explicarían el alejamiento de Junts, y de los que se hizo eco el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, hace una semana cuando alertó a Pedro Sánchez en la sesión de control del «bloque de derechas que se está conformando en esta cámara». Según las fuentes socialistas, la presunta negociación perseguiría presentar «una moción de censura instrumental» con el único objetivo de convocar elecciones.
Fuentes de la cúpula del PP niegan estas conversaciones y sostienen que «no se está moviendo nada» en esta dirección. Sin embargo, la inquietud del Gobierno se había disparado este mes de septiembre tras la derrota parlamentaria de la iniciativa sobre vivienda en el Congreso hace una semana, y el cambio de posición de Junts en el último minuto. Un varapalo parlamentario al inicio del curso político que retrotrajo a La Moncloa a la derrota de la senda de estabilidad en el mes de julio por el voto en contra de los de Puigdemont. Ambos fracasos se producen después de la última reunión de Cerdán y Puigdemont en el mes de junio.
Sufrimiento, «hasta el final»
Según Moncloa, las reuniones en Suiza se suspendieron durante el verano y la última tuvo lugar un mes antes del alejamiento de los posconvergentes. El nuevo fracaso parlamentario hace diez días motivó el último encuentro entre Puigdemont y Cerdán para comprobar si todavía había agua en la piscina legislativa o la ruptura con Junts era más definitiva que táctica. Tras un cruce de reproches mutuo sobre el rechazo de Junts a las iniciativas del Gobierno (senda de estabilidad, PNL de vivienda…), y los incumplimientos de los pactos del Ejecutivo (aplicación de la amnistía a Puigdemont, traspaso de competencias de inmigración y puesta en práctica del catalán como lengua oficial en Europa), el número tres del PSOE comprobó, para su satisfacción, que estaba ante el segundo escenario y así se lo transmitió a Moncloa.
Ahora bien, después del algodón viene la aguja. Según las fuentes consultadas, a la confirmación de Puigdemont de que no apoyará ninguna iniciativa de acercamiento al PP le siguió un segundo mensaje de advertencia sobre cómo será el resto de la legislatura: «Os vamos a joder hasta el final». El Gobierno confirma el tenor de esta amenaza, la enésima de Puigdemont en una legislatura que comenzó advirtiendo al presidente Pedro Sánchez de que le haría «mear sangre». Una afirmación que le transmitió a su entorno más cercano, según trascendió en varios medios de comunicación. Sin utilizar estas palabras gruesas, Puigdemont volvió a transmitir a su interlocutor socialista que le obligará a sudar la camiseta.
Una «vibración» sin movimiento
Cerdán también transmitió a Puigdemont la «decisión tomada» de Moncloa de reactivar la comisión de investigación de la Operación Cataluña y la de los atentados de Barcelona y Cambrils en 2017; y, como adelantó THE OBJECTIVE, la cesión de Moncloa ante una reclamación histórica de los de Junts: desclasificar los documentos del CNI relativos al imán de Ripoll, confidente de los servicios secretos, y su papel como «cerebro de los atentados». Una muestra de buena voluntad para sentarse a negociar una nueva senda de estabilidad que se votaría cinco días después en las Cortes.
Puigdemont incidió en el mensaje que entona Junts desde hace semanas: «O cambian o tendrán los mismos resultados». Dicho de otra forma, o se modificaba la senda de estabilidad, o votarían en contra. Por ello, el martes, antes de la reunión del Consejo de Ministros, el Gobierno anunció que retiraba el también llamado techo de gasto del orden del día del pleno del jueves. Un movimiento que en Junts califican de «vibración»: «Es obvio que retiran la senda porque tienen una voluntad de negociar», es decir, de cambiar los números de la senda de estabilidad que había aprobado el Consejo de Ministros.
Pero en Junts tienen claro que «vibrar no es moverse». «Si presentan otra senda de estabilidad, es que se han movido», pero «sin avances, no habrá votos». Admiten tener ganas de negociarla, pero también deslizan cierto escepticismo: «A ver cómo acaba todo esto». Los de Puigdemont destilan satisfacción por atraer al Gobierno a su terreno de juego, en el mismo campo donde antes había incomparecencia del equipo contrario: «Nunca nos hemos levantado y nos hemos ido. Pero es verdad que estábamos solos en la mesa de negociación. En la legislatura anterior no pintábamos nada». Y ahora no sólo pintan, sino que son la llave de un Gobierno que ha pasado del temor a la euforia. El optimismo se ha instalado en Moncloa y, por primera vez en semanas, creen que será posible aprobar los presupuestos generales del Estado. Sin reparar en el coste y en el precio, Moncloa respira aliviada mientras Junts echa el freno en una negociación que va «tema a tema, carpeta a carpeta» y, según un alto cargo de Junts, «esa carpeta de los PGE está vacía, chatín». De momento.
