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Sumar y Podemos temen un adelanto electoral con Sánchez y el PSOE en el 35% de voto

Sondeos internos en Moncloa revelan que el descalabro de Díaz convierte a Sánchez en referente de toda la izquierda

Sumar y Podemos temen un adelanto electoral con Sánchez y el PSOE en el 35% de voto

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en el Congreso de los diputados. | Europa Press

Alarma en Sumar y Podemos. Los dos partidos de la izquierda alternativa al PSOE están estudiando todas las posibles variables ante un «futuro incierto» de la legislatura. Aunque el gabinete presidencial ha dado la orden de excluir cualquier tipo de adelanto electoral y repite el mantra de que quedan tres años de Gobierno con o sin presupuestos, lo cierto es que sus socios no piensan lo mismo. Es más, internamente, tanto en Sumar como en Podemos, e incluso entre fuentes socialistas consultadas por este diario, se está analizando la opción de que Pedro Sánchez aspire a canibalizar todo el espacio de la izquierda, llegando hipotéticamente a alcanzar un 35% de apoyos si se votara en el corto plazo. Las fuentes consultadas hablan de la existencia de unos sondeos internos que maneja la Moncloa y que apuntan a este escenario por al descalabro de Sumar.

El colapso del proyecto de Yolanda Díaz, glosado por numerosos actores de ámbitos políticos y sindicales que auparon a la vicepresidenta gallega, es una de las claves de esta ecuación. El último barómetro del CIS de José Félix Tezanos lanzó al PSOE hasta el 33% en intención de votos, con Sumar en el 7,8% y Podemos en el 3,6%. Pero estos no son los datos que el equipo activo en La Moncloa manejaría, según las fuentes consultadas.

Según los datos a los que hacen referencia estas fuentes, Sumar estaría por debajo de esas cifras, mientras que Podemos si se habría consolidado en un 3% de apoyos (pero con cifras superiores en las ciudades más pobladas). Esta circunstancia ofrecería a Sánchez la posibilidad de romper la baraja de manera repentina -una vez más- y convocar un adelanto electoral para zanjar todas las dudas sobre su liderazgo, en una legislatura convulsa por los difíciles equilibrios parlamentarios y los casos judiciales que acechan a su entorno político y personal.

«Algo tiene que hacer»

«Sánchez algo tiene que hacer, no puede quedarse inmóvil», es una de las reflexiones que circulan en el espacio de Sumar, donde se empieza seriamente a contemplar la posibilidad de un adelanto en el corto plazo. Este corto plazo es esencial para entender la operación. El presidente del Gobierno, según las fuentes consultadas, debe decidir sobre su futuro en los próximos meses. Tal vez antes de Navidad. Después será demasiado tarde, sostienen.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero; y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero; y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz. | Agencias

Por ello será esencial comprender cuáles serán los equilibrios que salgan de los congresos de ERC y Junts per Catalunya, que se celebrarán entre octubre y noviembre. El propio Sánchez lo dijo el miércoles en la ONU: «Hay que esperar a los congresos». Para después asegurar que «el plan A» del Ejecutivo es sellar las cuentas públicas del año 2025. Pero, ¿existe un plan b? En Sumar y Podemos creen que sí, aunque Díaz lucha por resolver la cuestión presupuestaria.

Díaz pidió acelerar las negociaciones antes del verano, pero se topó con el muro de Hacienda: el departamento de María Jesús Montero es el encargado de pactar las cuentas con todos los socios de investidura, más allá de los acuerdos políticos que puedan alcanzar otros emisarios de Sánchez, como Santos Cerdán. El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, lo ha repetido esta semana. «Hay que tomarse el tiempo que haga falta para cerrar los presupuestos; Sumar quiere que haya presupuestos», afirmó. Esta es la prioridad de los de Díaz, porque lo último que quieren es un adelanto electoral.

En Sumar hay preocupación y malestar. Reprochan a los socialistas haber dejado pasar mucho tiempo, lo que, por otro lado, revalida los temores a un golpe de efecto del líder del Ejecutivo. También manifestaron ante los demás ministros socialistas el error de haber insistido en la viabilidad de una prórroga presupuestaria. Dicho de otro modo, los dirigentes de Sumar creen que sin presupuestos la legislatura está agotada, tal y como ya publicó este diario. Esto siempre y cuando Sánchez no se decante por adelantarse a los nacionalistas, señalar la irracionalidad de su posición y lanzarse a una operación electoral.

Los rumores que sitúan a un equipo de técnicos en la Moncloa ya instalados en la aritmética electoral son objeto de comentarios tanto en Sumar como en Podemos. Las dos formaciones políticas están calentando los motores para un enfrentamiento que decidirá quién se queda con el cetro de la izquierda alternativa. Pero ambos sectores estudian otras variables. La información les llega directamente de área socialista, explican, y la consideran realista y viable.

Sus sospechas se centran en que Pedro Sánchez esté pensando en una fórmula electoral innovadora (no tanto en Europa, como en Francia e Italia), para «aglutinar» todos los votos de la izquierda en su candidatura. Se trataría de avanzar hacia algo parecido a un «movimiento» que acabe englobando a todo lo que queda a su izquierda. La fórmula sería la de ofrecer tanto a los partidos que integran a Sumar como tal vez incluso a Podemos la posibilidad de formar parte de un mismo cartel, liderado obviamente por Sánchez. El PSOE ofrecería puestos de salida a parte del equipo dirigente de Sumar, que está en horas bajas (de ahí los nervios en algunos departamentos ministeriales), y posiblemente se abriría a Podemos, o dejaría a los morados el nicho que queda en la izquierda no socialista. Izquierda Unida ya mantiene conversaciones discretas con Podemos en las que se habla de este escenario.

Conquista de los votantes de Sumar

El hecho que empuja a Podemos y Sumar a contemplar un adelanto electoral radica también en otros datos que, según afirman, controlan en Moncloa. Esos son que el presidente socialista cosecha «más simpatía» (es decir, apoyos) que los actuales candidatos y rostros más conocidos de los otros partidos de izquierda. Sánchez, en definitiva, tendría la confianza de los votantes socialistas que se decantaron por él en el 23-J y del grueso del 12% de los que votaron a Sumar. El conjunto de estos apoyos les brindaría la posibilidad de alcanzar la cifra de un 35% de votos, suficiente para gobernar sin depender en exceso de los caprichos independentistas.

Las fuentes consultadas especulan también con una campaña socialista centrada en reivindicar la necesidad de una gobernanza clara, pero incluyendo algunos lemas clásicos de la ideología socialista, como un republicanismo de nuevo cuño. Todos elementos que dejarían a Sumar y a Podemos en la estacada, ya casi sin argumentos o narrativa, después de las decisiones de Sánchez en política internacional y su ataque a los medios de comunicación. Si logra esto, aseguran las fuentes consultadas, y mientras la derecha se mantenga fragmentada, Sánchez podría revalidar su control de La Moncloa y asegurarse cuatro años más de Gobierno, útil para consolidar su figura política y garantizar los intereses económicos que le rodean. Pero todo esto siempre y cuando la decisión sea inminente.

Algunos indicios, añaden las fuentes consultadas, respaldan esta tesis. En primer lugar, la decisión de Sánchez de adelantar el Congreso del PSOE al próximo mes de noviembre. Para laminar a los díscolos territoriales, afirman, no es necesario convocar ningún congreso. Pero ese cónclave podría ser el pistoletazo de salida perfecto para una nueva campaña electoral. En segundo lugar, los cambios en el gabinete de La Moncloa, con perfiles inspirados más en la contienda electoral que en la gestión de un ejecutivo que quiera llegar a 2027. Finalmente, los temores por los casos judiciales que le afectan, y que los aliados de Sánchez creen que en buena medida no derivarán en condenas, pero que «desgastan» la imagen del presidente.

Y una de las maneras que Sánchez tendría para desactivar ese desgaste temporal podría ser romper una vez más de forma táctica con los nacionalistas y llevar al país a una nueva contienda electoral. Un todo o nada, jugado con una fórmula electoral innovadora y capaz de aprovechar la caída de todo lo que queda a su izquierda, para alcanzar ese 35% de votos, el umbral que le garantizaría otros cuatro años de gobierno, pero esta vez sin depender en exceso de los nacionalistas.

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