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Víctor de Aldama tiene una foto con Pedro Sánchez que usará como baza negociadora

La instantánea, que ya está en poder de los investigadores de la trama, muestra el posado del comisionista con «el 1»

Víctor de Aldama tiene una foto con Pedro Sánchez que usará como baza negociadora

Montaje fotográfico | Alejandra Svriz

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no ha querido revelar cuántas veces se reunió con el cabecilla de la trama Koldo y del caso de los hidrocarburos, Víctor de Aldama. De hecho, este miércoles, Alberto Núñez Feijóo, el presidente del PP, le pidió en el Congreso de los Diputados que explicase «a los españoles cuántas veces, dónde y sobre qué hablaron». Sánchez no contestó. Pero fuentes consultadas por THE OBJECTIVE aseguran que Aldama no sólo ha conocido al presidente del Gobierno, sino que ha coincidido con él en varias ocasiones, incluso en reuniones dentro del palacio de La Moncloa. Prueba de ello es la existencia de una fotografía que ha podido ver este periódico y en la que el empresario, que se encuentra en prisión provisional por defraudar presuntamente 182 millones de euros por la trama de los hidrocarburos, posa sonriente con el presidente del Gobierno.

Y una instantánea que obra en poder ya de los investigadores de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. La imagen se encontraba en el teléfono móvil del propio Aldama, y se ha incorporado a la ingente documentación recabada por los agentes al volcarse los dispositivos móviles que son objeto de análisis en las causas abiertas contra Aldama en la Audiencia Nacional. La fotografía es de formato vertical y en ella solo aparecen Aldama y Sánchez de cuerpo completo y ambos sonrientes. A su espalda hay una puerta de color marrón oscuro. Según fuentes cercanas a Aldama, esa imagen, junto a otras pruebas, será usada por el propio cabecilla de la trama «como baza negociadora para demostrar que el presidente del Gobierno sí le conocía sobradamente».

En el último informe conocido del caso Koldo, los investigadores de la UCO se refieren al jefe del Ejecutivo como «el 1», que autorizó y fue partícipe de las gestiones realizadas por Aldama en el conocido Delcygate. Los agentes del Instituto Armado incluyeron un intercambio de mensajes entre Pedro Sánchez y su ministro de Transportes, José Luis Ábalos, en el que se reveló el conocimiento y el plácet del presidente del Gobierno a la visita a España de la número dos del régimen de Nicolás Maduro, pese a tener prohibida su entrada en territorio Schengen desde 2018. El informe de la UCO incluyó además la carta de invitación de Ábalos a Delcy, redactada por Aldama desde su ordenador personal, y la agenda prevista para esos cuatro días en que la vicepresidenta del régimen venezolano pretendía pasar en la capital de España.

Como publicó THE OBJECTIVE, Aldama también preparó una reunión entre Delcy, Pedro Sánchez y el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Las intenciones de la número dos de Maduro eran que España rebajara su apoyo a Juan Guaidó, a quien había reconocido un año antes el presidente español en una declaración institucional en Moncloa como «presidente encargado» de Venezuela. Ese encuentro se frustró al darse cuenta el Gobierno del régimen de sanciones de la UE contra Delcy, pero las gestiones realizadas por Aldama, «amigo íntimo» de Delcy, sí cumplieron su objetivo de rebaja el apoyo a Guaidó, quien, de visita a España apenas cinco días después, no fue recibido por el presidente del Gobierno en Moncloa.

Reuniones en Moncloa

Al margen de esa instantánea, fuentes cercanas a Aldama consultadas por THE OBJECTIVE aseguran que «Aldama ha ido varias veces a Moncloa después de que Ábalos fuera cesado» el 10 de julio de 2021 y antes de que estallara el caso en febrero de 2024, con el primer informe de la UCO. Pero desconocen el motivo de esas reuniones. Tampoco tienen constancia de que el «nexo corruptor», a quien los investigadores de la UCO sitúan en la cúspide de esta «organización criminal», haya participado en alguna reunión en Moncloa durante la etapa de Ábalos como ministro de Transportes. 

Las mismas fuentes recuerdan que con quien sí tuvo Aldama un trato cercano fue con la esposa del jefe del Ejecutivo, Begoña Gómez. Se reunieron por primera vez en San Petersburgo en septiembre de 2019, como adelantó este periódico, con motivo de la XXIII Asamblea General de la Organización Mundial del Turismo. Begoña Gómez fue invitada por el secretario general de dicha organización, el georgiano Zurab Pololikashvili, amigo personal del entonces CEO de Globalia, Javier Hidalgo, y del propio Aldama. Este fue cónsul honorario de Georgia gracias a Pololikashvili, y conectaron profesionalmente en una relación que se afianzaría meses después con el patrocinio de Wakalua, filial de Globalia, al IE African Center de Begoña Gómez.  

Sánchez y Aldama, en el cumpleaños de Ábalos

Dos meses después de ese primer encuentro en San Petersburgo, se produjo la primera cita en la que se tiene constancia que coincidieran el presidente del Gobierno y Víctor de Aldama. En diciembre de 2019, Koldo García y Aldama organizaron el 60 cumpleaños de Ábalos en el restaurante Wellow de Madrid, propiedad de Aldama. Como desveló este diario, a la fiesta sorpresa del ministro acudieron entre 40 y 50 personas, entre quienes se encontraban el presidente Pedro Sánchez, su mujer Begoña Gómez y sus dos hijas. Del evento sólo constan dos fotografías, publicadas hace meses por THE OBJECTIVE, y en las que aparecen Aldama, su mujer Patricia Ruiz, y la exmujer de Ábalos, Carolina Perles. Según varios de los asistentes, «no se podían hacer fotos porque había un fotógrafo oficial del establecimiento»

Ábalos hizo las presentaciones entre Sánchez y Aldama, dueño de un local que actualmente está alquilado a un restaurante asiático. «Todos querían hacerse fotos con el presidente», explica uno de los asistentes a una fiesta en la que estuvo la plana mayor del Gobierno y el partido. Hasta ese momento, en diciembre de 2019, no consta que existiera una instantánea del empresario Víctor de Aldama –consejero de Globalia, que patrocinaría unos premios de Begoña Gómez en Madrid y Londres, y que, a su vez, había empezado a tejer el entramado comercial que meses después le permitiría beneficiarse de la trama de las mascarillas y, posteriormente, de los hidrocarburos– con Sánchez.

Por entonces Aldama ya formaba parte del círculo personal más estrecho del ministro de Transportes y era una «presencia habitual» en su residencia oficial en la calle Balbina Valverde de Madrid. Tres meses después, estallaría la pandemia de la covid-19 y aprovecharía esos vínculos personales para sacar rédito del Gobierno.

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