La alcaldesa de Valencia, único recambio de peso en el PP si Mazón dimitiese
Nervios entre los ‘populares’ ante una posible marcha «en diferido» que dejaría a la alcaldesa de Valencia como reemplazo
El presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, afronta este viernes en Les Corts su comparecencia pública más delicada como político. Las declaraciones del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, este miércoles en el Congreso de los Diputados en las que afirmó que «mucha gente» se sentirá «parcialmente reconfortada con la clase política», han provocado que en su partido barrunten que la remodelación será más amplia de lo previsto y que no se descarte una posible dimisión del barón autonómico. Bien ahora, o bien «en diferido» tras pilotar la reconstrucción en los próximos meses.
Mazón subirá al estrado 18 días después de la peor gota fría del siglo que ha dejado 216 fallecidos y 16 desaparecidos en su región. Unas cifras que se suman a los siete muertos en Castilla-La Mancha y uno en Andalucía. Desde el entorno del presidente ya se ha deslizado que las consejeras Salomé Pradas y Nuria Montes serán relevadas de sus funciones por su gestión en la crisis de la DANA y que se creará una nueva vicepresidencia o consorcio regional para la reconstrucción que empieza ahora. Ahora bien, ¿qué ocurriría si el presidente dimitiese ahora o en unos meses por las polémicas que le persiguen desde la riada del 29 de octubre?
Si fuese lo primero, lo más inmediato es que tanto Mazón como su Gobierno seguirían trabajando en funciones hasta la elección de un nuevo presidente de la Generalitat, por lo que no habría un vacío de poder en un momento tan crítico como el actual. Tanto el Estatuto de Autonomía como el reglamento del Parlamento fijan que «el president o presidenta de la Generalitat será elegido por Les Corts Valencianes de entre sus miembros» y que la facultad de presentar candidatos corresponde «únicamente» a los grupos parlamentarios.
Por tanto, quedan excluidas las eventuales candidaturas de fuera del hemiciclo, como sí permite la Carta Magna en el Congreso de los Diputados para la investidura de un presidente del Gobierno. Gracias a esto último, Pedro Sánchez pudo ganar la moción de censura de 2018 sin ser diputado y Vox promocionó -sin éxito- al economista Ramón Tamames en la pasada legislatura. Pero las Cortes valencianas solo pueden nombrar president a uno de sus miembros.
El primer paso ante una vacante en la Presidencia de la Generalitat valenciana lo daría la presidenta de la Cámara autonómica, María de los Llanos (Vox), que fijaría un plazo máximo de 12 días para proponer candidatos, según el Reglamento del Parlamento. Tras ello, tendría que fijar el pleno de investidura «entre los tres y los siete días siguientes» y proponer al mismo tiempo al candidato con más opciones de salir elegido, por lo que las consultas se tendrían que celebrar antes.
En la primera votación sería necesario el respaldo al candidato de los votos de la mayoría absoluta de los 99 miembros de la Cámara. Si ningún grupo llegase a la barrera de los 50 apoyos, habría una segunda votación a las 48 horas en las que solo se requeriría el voto favorable de la mayoría simple. En la actualidad, el PP cuenta con 40 parlamentarios, seguido del PSOE (31), Compromís (15) y Vox (13).
En el caso de que el candidato propuesto no lograse la confianza para la investidura, se retomaría la ronda de consultas y podría haber nuevas votaciones tras reiniciarse el procedimiento «atendiendo al resto de candidatos presentados». Pasados dos meses de la primera votación, si no hubiera ningún diputado que obtuviera el respaldo de Les Corts, entonces De los Llanos disolvería el Parlamento y Mazón tendría que convocar nuevas elecciones. Pero este escenario no es el deseado por el PP en estos momentos, ya que sería muy arriesgado ir a las urnas a principios de 2025 con el recuerdo de la DANA tan cercano.
Si Mazón se echase a un lado ahora por las consecuencias de la riada o pusiese una fecha para su marcha en algún momento de la legislatura, la única candidatura de peso dentro del grupo parlamentario del PP sería la de María José Catalá, actual alcaldesa de Valencia y que también tiene el acta de diputada autonómica, subrayan fuentes populares a THE OBJECTIVE. Esta doble condición fue pactada con Génova por si a Mazón no le daban los números para gobernar tras las autonómicas de mayo de 2023 y ella tenía que tomar las riendas del partido en la región.
‘Número dos’ de Isabel Bonig
Catalá ha sabido sobrevivir a los cambios de timón en el PP valenciano sin que su figura política se haya desgastado. Era la número dos de Isabel Bonig cuando la izquierda gobernaba en la Comunidad Valenciana bajo la batuta del socialista Ximo Puig y optó por no enfrentarse al equipo de Pablo Casado cuando desde la dirección nacional del PP se forzó la caída de Bonig para aupar a Mazón, hombre de confianza de Teodoro García Egea en la provincia de Alicante.
La regidora de la capital del Turia ha evitado pisar los charcos más polémicos desde que se produjo la riada, guardando silencio en los días más comprometedores para el Gobierno valenciano y sin entrar al choque con el Ejecutivo central de Pedro Sánchez. Y con la segunda alerta por DANA emitida el pasado miércoles, no dudó en irse al Centro de Emergencias de la Policía local para supervisar el dispositivo ante posibles inundaciones.
Mazón debe a García Egea su ascenso dentro del PP después de que en 2019 le ofreciese la presidencia de la Diputación. Aquel cargo le sirvió como trampolín para auparle a la presidencia del PP regional y luchar contra Puig en las autonómicas de cuatro años más tarde. Pero la política valenciana hubiera podido tener un cambio de guion en 2018 si el político alicantino hubiera aceptado una oferta en firme de Ciudadanos para ser el candidato naranja a las municipales por Alicante del año siguiente.
Un miembro de la Ejecutiva de Albert Rivera se desplazó a Alicante para reunirse con Mazón, que por aquel llevaba casi una década como director gerente de la Cámara de Comercio local tras alejarse del PP por las luchas internas entre zaplanistas -el sector al que pertenecía- y campistas. La cita se produjo en una cafetería céntrica de la ciudad, según desveló THE OBJECTIVE en mayo de 2023. La oferta para ser el cabeza de cartel de la formación liberal en los comicios de 2019 no tuvo más recorrido porque Mazón declinó el ofrecimiento en un momento en el que Cs buscaba un perfil «más pepero» después de «una experiencia fallida» con José Luis Cifuentes, que estaba alineado en el sector socialdemócrata.
Mazón mantenía la militancia en el PP cuando se entrevistó con el emisario de Rivera, pero había dejado la primera línea política en 2009 tras una serie de cargos intermedios en los gobiernos autonómicos de Eduardo Zaplana y Francisco Camps: con el primero fue director general del Instituto Valenciano de la Juventud y con el segundo, director general de Comercio y Consumo de la Generalitat valenciana, aunque en 2004 se le desgajó el área de Comercio para añadirle Seguridad en la Industria. En 2007, tras conseguir el acta de concejal en la localidad de Catral, fue designado cuarto vicepresidente de la Diputación de Alicante, un puesto que le permitió conocer durante un par de años el funcionamiento interno de esta institución y que, a la postre, fue determinante para que su carrera política cogiese impulso tras los comicios de 2019.
Aquel intento de fichaje de Mazón por parte de Ciudadanos llegó a oídos del PP y fue una de las razones que llevaron a García Egea, quien le conocía de un máster, a recuperarle para la política valenciana como número dos de la candidatura de Alicante por detrás del actual alcalde, Luis Barcala. Históricamente, los populares han colocado al frente de la Diputación alicantina al segundo de la lista por la capital. Y así fue justo al inicio de la legislatura con Mazón, quien relevó al frente de esta institución a una de las pocas excepciones que había tenido el PP: el exalcalde de Calpe, César Sánchez.
Casado le puso luego al frente del PP alicantino y a mediados de 2021 le aupó a lo más alto del partido en la región para relevar a la citada Bonig, con quien había tenido encontronazos. El propio Mazón tuvo que ir a unas primarias internas ante la aparición de un candidato alternativo -el alcalde de Ayora, José Vicente Anaya-, quien estaba apadrinado por Camps en su batalla para rehabilitarse. El antiguo zaplanista arrasó en el proceso electoral con un respaldo de algo más del 95,5% de la militancia valenciana y pacificó una región con el apoyo del primero y luego, del propio Feijóo.
Sin embargo, Mazón desbarató la estrategia de este último en las generales del año pasado al ser el primer barón del PP en pactar con Vox tras los comicios autonómicos. Aquella jugada fue aprovechada por Pedro Sánchez para recuperarse del varapalo en las elecciones del 28-M y llegar a las generales del 23-J con el discurso del miedo ante las coaliciones de la derecha.