El equipo de confianza de Yolanda Díaz se desmorona en un año de legislatura
Yolanda Díaz pierde en un año a dos portavoces parlamentarios y a expertos en estrategia y discurso político
El equipo de confianza de Yolanda Díaz, formado por cargos políticos y personal eventual, ha sufrido a lo largo de los últimos meses varias defecciones. Primero fue Marta Lois, que Díaz se llevó directamente desde Galicia para que ocupara el cargo de portavoz parlamentaria en la actual legislatura y que prefirió dejar todas sus responsabilidad políticas y regresar en la universidad tan solo cuatro meses después de la investidura de Pedro Sánchez. Además de Lois, otros cargos elegidos por Díaz cuando fundó Sumar se han alejado de la primera línea. Algunos de ellos, tal vez los más valiosos, colaboraban con la ministra de Trabajo en el ámbito de definición del discurso. Eran su cerebro político, al igual que lo fue Íñigo Errejón antes de abandonar por las acusaciones de acoso sexual.
El caso de Lois fue uno de los más conocido. Díaz la aupó a la portavocía parlamentaria cuando arrancó la legislatura. Pero esta profesora universitaria y politóloga empezó a cosechar críticas internas por el desempeño de su tarea parlamentaria. Las críticas internas la señalaban como una portavoz sin experiencia, y en el propio Sumar se comentaba que incluso Yolanda Díaz tenía a menudo palabras muy duras y despectivas hacia ella.
Lois duró pocas semanas en el cargo. Pidió volver a Galicia, y Díaz le entregó la candidatura de Sumar en Galicia. Una manzana envenenada puesto que los sondeos ya vaticinaban el desastre electoral que fue y nadie quería hacerse cargo de ello: cero escaños, 1,9% de votos, 28.000 papeletas para la formación de izquierdas que debía sustituir a Podemos. Acto seguido, Lois anunció su salida de todos los cargos orgánicos del nuevo partido y apostó por volver a la universidad. La sustituyó Íñigo Errejón, que como desvelaba en exclusiva THE OBJECTIVE había maniobrado para obtener el encargo.
El ‘caso Errejón’
El exportavoz parlamentario y fundador de Podemos llegó a la portavocía parlamentaria también entre dudas de los socios de Díaz. Errejón no respondía oficialmente a ningún partido de la coalición. Aunque fue fundador de Más Madrid, sus propios compañeros le habían echado cuando desvincularon públicamente la formación madrileña de la plataforma de Más País, que él creó para presentarse a las elecciones generales de 2019 (obtuvo dos diputados). Así que acabó ocupando la portavocía como cuota Sumar, es decir, como mano derecha de Díaz. Y de ahí a poco entró a formar parte de la dirección nacional del partido-movimiento, encargado de elaborar la hoja de ruta político y estratégico para los años venideros.
Sin embargo, siete meses después, también Errejón tuvo que dejar todos los cargos internos. Lo hizo a partir de un escándalo por presunto acoso sexual cuyo origen, según las fuentes consultadas por este periódico, hay que buscarlo en la queja de unas trabajadoras de la propia formación, que alegaban también malos tratos por parte del diputado. El «MeToo de Errejón», tal y como se ha ido conociendo en Sumar el asunto, le obligó a dimitir de manera fulminante. Según defendió Díaz, fue ella quien tras ponerse en contacto con él y preguntarle por esas acusaciones decidió obligarle a salir. Con él, también echó a su jefa de gabinete, Marta Sanchíz.
Lois y Errejón, sin embargo, son solo los casos más conocidos de una serie de abandonos que se han producido en el núcleo de confianza de Díaz a lo largo de los últimos meses. Antes del verano, uno de los impulsores de Sumar, Rodrigo Amirola, que ayudó a Díaz a vertebrar Sumar en pleno choque con Podemos, se ha apartado de la primera línea dejando sus tareas gubernamentales. Amirola, experto en discursos políticos y estrategia, eligió salir de España, según comentan en su formación. Y como él, otro referente del partido en la primera fase de construcción, el catalán Josep Vendrell, estratega principal de Sumar, estaría en la cuerda floja y Díaz ya buscaría para él una salida en la CNMC, en el marco del nuevo plan de regeneración mediática de Sánchez, o en la Comisión Española de Energía.
Escritores e ideólogos
Con ellos, otras figuras conocidas del equipo de Díaz se habrían alejado a lo largo de estos meses. Una de ellas, según aseguran en Podemos, es Noelia Vera, que ejerció de secretaria de Estado de Igualdad durante la etapa de Irene Montero y que Díaz recuperó para su equipo de prensa. El diario digital vinculado al Canal Red ubica a Vera ya de salida. Y con ella, varias fuentes sostienen que otro miembro de la conocida como guardia de corps de Díaz que se trajo directamente de Galicia, como el escritor Fran Pérez Lorenzo, conocido como «el creativo», también habría buscado una salida en el ministerio de Ernest Urtasun para alejarse de Díaz.
En el trasfondo de muchas de esas salidas se halla, según las fuentes consultadas, una dificultad manifiesta de tratar con la vicepresidenta segunda. Díaz, según esas fuentes, habría dejado paulatinamente de seguir las consignas de algunos fieles, se habría entregado a un equipo de técnicos alejados de la gestión polí y habría perdido la confianza de esos cargos. Además, se apunta a un ambiente laboral difícil de gestionar, con tratos mejorables por parte de la ministra, para explicar el desgaste de estos cargos.
Sea como fuere, a lo largo del último año, Díaz ha perdido importantes activos, mucho de ellos expertos en creación del discurso político y estrategas. Estas salidas confirmarían la tesis palpable entre los socios de Sumar de una vicepresidenta «débil» y «más sola». Incluso entre las formaciones nacionalistas, que, al menos en teoría, deberían trabajar codo con codo con Sumar en el marco de una alianza que en su día tejió Pablo Iglesias, acusan a Díaz de «levitar», es decir, de haberse convertido en una figura política alejada de sus socios, difícil de tratar y poco pegada a la realidad.
Ministros
Aun así, otros dirigentes siguen trabajando para que Sumar no acabe implosionando, aunque en sus partidos manifiestan dudas sobre el liderazgo de Díaz. Uno de ellos es Enrique Santiago, líder del PCE y dirigente de Izquierda Unida, que todavía ejerce de «fontanero» parlamentario de Sumar, según coinciden varias fuentes parlamentarias. A él se le debe, por ejemplo, la maniobra parlamentaria que llevó al PP a votar a favor de una ley que puede permitir a los presos etarras salir antes de la cárcel.
En el equipo de ministros de Sumar, las fuentes consultadas sostienen que el más fiel a Díaz es de momento el responsable de Cultura, Ernest Urtasun, a pesar de que suene en las quinielas de posibles sustitutos. Díaz, según las fuentes consultadas, estaría cada vez más entregada al núcleo catalán, que es el único que defiende su liderazgo. Otros socios, como Más Madrid o Compromís, la respaldan, pero a menudo actúan al margen de ella.
La ministra Mónica García, por ejemplo, contacta ya directamente con los socialistas sorteando el debate interno en la coalición, según pudo saber este diario de fuentes gubernamentales. La ministra Sira Rego, que Díaz impulsó para auparla después al mando de IU, no ha logrado ocupar la coordinación federal del partido, que ha heredado Antonio Maíllo. Y los de IU son estos momentos los socios que plantean una superación de Sumar (incluso con cambio de nombre) y nuevas alianzas con Podemos, que Errejón y Díaz siempre habían intentado frenar.
Esa radiografía del equilibrio de poderes internos en Sumar dibuja una trayectoria descendente del liderazgo de Díaz, corroborada por la salida de algunas de las personas de su máxima confianza en la cúpula de la coalición. Cargos políticos y perfiles técnicos elegidos a dedo que han decidido dejar la primera línea de la formación por varias razones, pero en un momento en teoría álgido para la formación. De ahí que internamente crezcan las voces que apuntan a una lideresa desconectada de muchas tareas gubernamentales, aislada por los suyos y por los socialistas, a menudo difícil de tratar y cada vez más sola.