Grupos ecologistas catalanes preparan acciones de sabotaje a gran escala
Varios colectivos se reunirán este sábado para impulsar un amplio movimiento pancatalanista

Protesta frente al Palau de la Generalitat contra los cruceros. | Red social X
El ecologismo catalán quiere unirse en un gran movimiento en «defensa del territorio en los Países Catalanes» y que su radio de acción abarque la Comunidad Valencia y las Islas Baleares. El próximo sábado, 25 de enero, celebran un encuentro en la localidad de El Prat de Llobregat (Barcelona) para anunciar la creación de un nuevo grupo que se inspire en Les Soulèvements de la Terre (Levantamientos de la Tierra) de Francia y que el presidente Emmanuel Macron trató de ilegalizar.
El emplazamiento elegido, El Prat de Llobregat, no es casual. Es el municipio en el que se ubica el Aeropuerto de Barcelona, que centra parte del debate político por la voluntad del Ejecutivo de Salvador Illa de llevar a cabo una ampliación. Este proyecto sigue parado por la gran resistencia de los socios parlamentarios del PSC y de los grupos ecologistas. Ahora, con este nuevo movimiento, habrá más presión en contra de extender la capacidad del aeropuerto.
Sus promotores han dicho que se trata de un «gran movimiento de desobediencia civil» para volver a atraer a los catalanes a las calles, después de que las manifestaciones de los últimos años se hicieran sobre el procés independentista. Tras dos reuniones previas, preparan una primera acción de sabotaje, prevista para final de abril y que durará más de un día, según ha avanzado el digital Vilaweb.
«Impacto social y mediático»
Su objetivo es impulsar acciones que tengan un gran «impacto social y mediático» y que superen «las limitaciones clásicas de las organizaciones ecologistas». En este último año, entidades como Zeroport, Ecologistas en Acción, Aturem Hard Rock, Stop Creuers a Tarragona, GOB Mallorca o la Campaña Contra el Quart Cinturó forman parte de esta nueva iniciativa para dar robustez al movimiento ecologista en estas tres comunidades autónomas.
Todas estas entidades son muy críticas y han llegado a la conclusión de que hay que endurecer «la lucha». No descartan que estas acciones de sabotaje se hagan desde la clandestinidad para tratar de evitar la acción de la justicia. Tratan de combinar estos actos con otro tipo de manifestaciones, actividades y eventos de carácter más lúdico.
Por esta razón, se inspiran en el colectivo francés, que es considerado el movimiento ecologista más activo en el país vecino. El Ejecutivo de Macron trató de ilegalizarlo al considerar que incurrían en acciones de «ecoterrorismo». Este grupo nació en 2021, aglutina a centenares de organizaciones y ha promovido las últimas grandes manifestaciones contra infraestructuras clave para Francia, como son los grandes embalses y las nuevas líneas ferroviarias.
«Ecoterrorismo»
Como informó THE OBJECTIVE, la escalada de acciones vandálicas en grupúsculos ecologistas en España no pasa inadvertida para las unidades de la Policía Nacional encargadas de detectar nuevas amenazas para la seguridad y el orden constitucional. Estos departamentos investigan los últimos años no solo la radicalización de grupos religiosos, sino también a los activistas ecologistas y las corrientes de «ultraderecha» con el fin de evitar que deriven en organizaciones terroristas.
El ecoterrorismo es el uso de prácticas terroristas en apoyo de causas ecologistas, medioambientales o de derechos de los animales. Los actos vandálicos –desperfectos en el Museo del Prado o el lanzamiento de jugo de remolacha en la fachada del Congreso- demuestran que algunos grupos están dispuestos a pasar a la acción, aunque de momento sea de baja intensidad.
Los especialistas de la Policía sitúan este fenómeno en una tendencia global, que en España se puede acentuar con «acciones de ecorradicalismo». A diferencia de lo que comúnmente se suele asociar a «ultraizquierda» o «ultraderecha» en la conversación pública y medios de comunicación, para los especialistas en la Policía estas categorías se circunscriben a aquellos grupos que promueven la violencia y que consideran que el fin justifica los medios, incluso si estos medios vulneran la legalidad.
Mayor peligro en Alemania o Francia
La función de las unidades de la Policía Nacional que se dedican a ello pasa por vigilar a estos grupos de forma preventiva antes de que se conviertan en un peligro. Algunos de estos movimientos solo flirtean con la violencia de baja intensidad, pero el grado de organización de determinados colectivos ecologistas en Francia y Alemania obliga a las autoridades españolas a no bajar la guardia.
Algunos de los colectivos de los que se hace seguimiento son Futuro Vegetal y Rebelión Científica. Militantes de Futuro Vegetal lanzaron en abril de 2023 pintura negra y roja en la fachada de una sucursal de CaixaBank en Madrid y utilizaron extintores de incendios en protesta por las inversiones de este banco en la ganadería, que consideran responsable de la «emergencia climática actual». También se encargaron del asalto a los cuadros de ‘Las Majas’, de Francisco de Goya en el Museo del Prado en 2022.
Por su parte, Rebelión Científica es el grupo de científicos que lanzó pintura biodegradable en las escalinatas de la entrada del Congreso en marzo de ese mismo año en protesta por la «inacción climática». Ambos colectivos colaboran con otras entidades para movilizarse en favor de la «soberanía energética» y otras cuestiones.
Fuera de España este problema adquiere mayores dimensiones. En Alemania, donde la sensibilización por el medioambiente está más arraigada, hay grupos que incluso especulan con parar los procesos democráticos (los Parlamentos e incluso las elecciones) porque consideran que la emergencia climática obliga a tomar decisiones drásticas.