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Italia y Suecia, los últimos escollos de Sánchez y Junts para llevar el catalán a la UE

Suecia duda por razones económicas e Italia por temor al efecto «contagio» y las malas relaciones con Sánchez

Italia y Suecia, los últimos escollos de Sánchez y Junts para llevar el catalán a la UE

Giorgia Meloni en Chipre en octubre de 2024 | Europa Press

El entorno de Carles Puigdemont, que lidera Junts per Catalunya desde Bruselas, cree que la debilidad parlamentaria de Pedro Sánchez puede reportar beneficios a corto o medio plazo para el partido catalán. La clave se halla -más que en una cuestión de confianza en el Congreso, que se está revelando una cortina de humo- en la aprobación presupuestaria: ese es el quid de la cuestión por resolver de la legislatura, según fuentes consultadas de este partido. Sin presupuestos, el Gobierno tendrá difícil aguantar hasta 2027. Y por eso Junts cree que en un plazo de dos meses se deberían desbloquear muchas de sus exigencias. Entre ellas, avanzar en la inclusión del catalán como idioma oficial de la Unión Europea.

La petición de la inclusión del catalán en la UE forma parte de las exigencias de Junts desde la investidura de Sánchez. Y es cierto que los miembros del Gobierno y otros referentes socialistas han movido ficha en ese sentido. El ministro de Turismo e Industria del Gobierno, Jordi Hereu, decidió hablar en catalán en una reunión con sus homólogos europeos en el pasado mes de septiembre. Poco después, el presidente socialista de la Generalitat, Salvador Illa, expresó en una reunión con la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, la «importancia para Cataluña» de esa inclusión idiomática.

A partir de ese momento, sin embargo, el asunto parece haberse congelado. Aunque ahora en el entorno de Puigdemont aseguran que se retomará, porque así se lo han exigido a Sánchez. Según estas fuentes, la inclusión del catalán en la UE estaría más cerca que nunca, porque el grupo de países contrarios a esa inclusión se habría reducido. De momento, solo quedarían dos críticos: Italia y Suecia.

Gasto y política

En el caso del país escandinavo, liderado por Ulf Kristersson, por una cuestión de ahorro en el ya ingente gasto de traductores en la Unión. Italia, en cambio, estaría en contra por razones políticas. En parte por el temor a un efecto «contagio» en su país y porque las relaciones con España no viven su mejor momento. El Gobierno italiano reaccionó con dureza cuando Pedro Sánchez atacó a Giorgia Meloni en la pasada campaña electoral de las europeas, y en general las diferencias ideológicas y el rechazo de Sánchez del los centros de deportación de migrantes fuera de la UE que quiere Roma no facilitan el acercamiento. El PP y Vox tienen una notable llegada en el gobierno de Meloni, que podría convertirse en la última barrera para la inclusión del catalán en la UE.

Pedro Sánchez con Giorgia Meloni en Granada en 2023
Pedro Sánchez con Giorgia Meloni en Granada en 2023.

Para que el catalán sea considerado un idioma oficial de la Unión Europea hace falta que el Consejo Europeo apruebe la petición, de la que se debe responsabilizar un Estado, con unanimidad. Integran el Consejo Europeo los presidentes de gobierno de los Estados miembros. Actualmente, hay 24 idiomas oficiales reconocidos por la UE. Y las instituciones usan el catalán solo como lengua de comunicación con los ciudadanos a través de la representación de la Comisión Europea en Barcelona.

Confianza de Junts

La cuestión es, por lo tanto, sobre todo política y diplomática, afirman las fuentes consultadas. De ahí que Junts considere que todo depende del esfuerzo que Sánchez quiera mostrar para resolver el embrollo. Sea como fuere, Junts cree que lo ocurrido con el decreto ómnibus ha demostrado su firmeza y capacidad de negociación. Y que de aquí a los próximos meses se desbloquearán algunas de sus exigencias para llegar a un acuerdo presupuestario con Sánchez.

Giorgia Meloni con el presidente de Suecia, Ulf Kristersson
Giorgia Meloni con el presidente de Suecia, Ulf Kristersson.

Además del uso del catalán en las instituciones europeas, de cuyo impulso responsabilizan directamente al Gobierno y al cuerpo diplomático español, confían en la trasferencia de las competencias de inmigración (o parte de ellas) a la Generalitat y la posibilidad de que los Mossos vigilen los puertos y aeropuertos catalanes. Para las fuentes consultadas en Junts, el Gobierno se habría convencido de que debe ceder todo lo que puede si quiere cristalizar el apoyo de los independentistas a sus cuentas y para el resto de la legislatura. «No vamos de farol», es un mensaje que repiten una y otra vez.

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