Gallardo culpa a Garriga de su salida por haber creado un «clima irrespirable» en Vox
El exlíder regional acusa al secretario general de darle la «indicación agresiva» de expulsar a los rebeldes de Castilla y León

Juan García-Gallardo e Ignacio Garriga, en un mitin de Vox | Europa Press
Juan García-Gallardo pretendía volver a su profesión de abogado y apartarse del foco mediático tras su salida de Vox, pero ha concedido este miércoles una entrevista a Herrera en COPE para responder a las «falsedades» que desde la dirección nacional, dice, se han vertido estos días sobre él: «No voy a permitir que se me tache de traidor». El exlíder de Santiago Abascal en Castilla y León ha sido muy duro con la cúpula, a la que ha acusado de no «cuidar el talento».
Especialmente duro ha sido con el secretario general del partido, Ignacio Garriga, del que ha deslizado que «no tiene preparación para el cargo que tiene», como se desprende del hecho de que «hay un goteo de dimisiones» que no cesa. También ha confirmado que, como contó THE OBJECTIVE, una dura discusión entre ambos este pasado fin de semana fue «la guinda al pastel» que le empujó a dimitir.
El exlíder regional de Vox ha contado que Garriga le dio la «indicación agresiva» de firmar la expulsión de los procuradores Javier Teira y Ana Rosa Hernando, cabecillas de una rebelión en Salamanca y Burgos, respectivamente. Le dijo que «o firmaba o estaba fuera», según ha explicado, y esa fue «la guinda del pastel» en el marco de unas «discrepancias que vienen de mucho más lejos».
«Algo pasa en Vox cuando no se cuida el capital humano, hay un goteo de dimisiones y hay alguien ahí que no está haciendo bien las cosas, que no tiene la preparación para el cargo que tiene», ha incidido Gallardo señalando de nuevo a Garriga, de quien ha dicho lo siguiente: «Está acostumbrado a tratar así a otras personas, pero a mí no me conoce, yo no actúo bajo chantaje».
Sobre las discrepancias, el también exvicepresidente de Castilla y León ha aludido a «cuestiones organizativas» de la dirección nacional con sus cargos regionales y ha revelado que fue apartado de «negociaciones directas de cuestiones» que afectaban a su gobierno de coalición con el PP en esa autonomía. Por otro lado, ha negado que estuviera en desacuerdo con la entrada de Vox en el grupo europeo Patriotas o con la ruptura de los gobiernos autonómicos en julio. Se va por diferencias personales, no ideológicas; por cuestiones de formas, no de fondo.
El exdirigente de Vox ha señalado que el origen de sus desencuentros con la cúpula se produce cuando, tras la polémica generada por el protocolo sobre el aborto que impulsó el partido regional en enero de 2023 (quería que las mujeres pudieran escuchar el latido fetal antes de abortar), se le «apartó de las negociaciones directas para las cuestiones más relevantes» del Ejecutivo autonómico y la ejecución de ese protocolo dejó de ser una línea roja en las negociaciones con el PP. «Luego se nos llena la boca hablando de principios», ha denunciado.
Gallardo ha criticado que, desde aquel momento, el mando de las conversaciones con los populares castellanoleoneses lo tomó la cúpula nacional de Vox. «No tenía sentido que personas que no eran las elegidas fueran las que tuvieran contacto con el PP», ha reprochado. El exdirigente hizo, poco después, un informe remitido a la dirección pidiendo «cambios en la forma de coordinación entre el partido a nivel nacional y quienes estaban en los gobiernos, pero fue infructuoso»: «La reciprocidad y la lealtad nunca ha sido de ida y vuelta, solo de vuelta».
Pese a que ha reiterado sus deseos de que a Vox le vaya bien, Gallardo considera que para ello se necesitan «distintos liderazgos y carismas», así como «cuidar el talento» que hay dentro del partido. Solo así, abandonando ese «clima irrespirable», podrá convertirse en «el partido hegemónico de la derecha española»: «No debería confirmarse con ser el partido de los rebotados del PP, hay que seguir al partido de [Giorgia] Meloni [Fratelli d’Italia]».
Tras la entrevista concedida a COPE, Patricia García-Gallardo ha elogiado la «lección de dignidad» que, a su juicio, ha dado su hermano a «quienes te llaman traidor», que «confunden el sentido crítico y el no tragar con todo con una supuesta deslealtad». «Lealtad no es servilismo, ni sumisión», ha zanjado en su cuenta de X.